miercoles 21 de mayo de 2008
El presidente, a la defensiva
Germán Yanke
El lehendakari Ibarretxe, que se revela estrambótico hasta en el estilo, dijo ayer, tras entrevistarse con el presidente Rodríguez Zapatero, que le había encontrado “a la defensiva”. Hay una vieja estrategia nacionalista que consiste en plantear cualquier propuesta (por aberrante que sea, como estas últimas del Gobierno de Vitoria) y pedir a la otra parte que, al menos, haga la suya, es decir, que, en todo caso, cambie de posición. Para que se entienda, si cabe, más claramente: es como si alguien propone la pena de muerte y, exigiendo que el otro no esté a la defensiva, le pide que, al menos, apruebe la tortura.
Pero ante las proposiciones anticonstitucionales y antidemocráticas no hay que hacer otras, sino defender con energía la Constitución y la democracia. Hay que estar, por tanto, a la defensiva. En la defensa del imperio de la ley y el Estado de Derecho, y a la defensiva de las tentaciones totalitarias con las que algunos se presentan… hasta en la Moncloa. Así que el reproche de Ibarretxe, propio de su estilo, resulta un elogio para el presidente Rodríguez Zapatero.
El presidente, en su intervención tras la reunión, señaló que cualquier planteamiento debe ajustarse a dos principios: una amplia mayoría en el País Vasco y el límite de la Constitución y los procedimientos legales. El orden de los factores no altera el producto, pero habría sido más contundente cambiarlo porque el lehendakari y tantos otros aventureros del etnicismo deben aprender lo que significa el principio de legalidad, al que debe someterse incluso la mayoría.
En el socialismo vasco hay un sector que pretende promocionar una reforma del Estatuto de Guernica. Aunque algunos de ellos tratan de defender esta vía como un proyecto propio, no hay duda de que, en el fondo, es una respuesta al nacionalismo menos “a la defensiva” de lo que debieran. De hecho, no son capaces de sostener tal iniciativa ni en necesidades manifestadas por los electores, ni en consideraciones concretas de su programa, ni en ningún tipo de agravio comparativo o histórico. Se trata, sencillamente, de decir algo distinto a un no rotundo a determinadas reivindicaciones nacionalistas por aquello del diálogo con todos y de una centralidad entendida absurdamente como la necesidad de ceder para seguir en esa suerte de posición adorable.
Más interesante es el contenido del otro reproche de Ibarretxe a Zapatero: las elecciones en el País Vasco. El lehendakari relaciona el adelanto de los comicios con una falta de proyecto, lo que coloca a las elecciones en una curiosa posición en su doctrina política. El presidente del Gobierno y su partido deberían explicitar que el proyecto no es mantenerse como dialogantes opositores o refuerzo del nacionalismo en las instituciones vascas, sino la oferta a los electores de una verdadera alternativa que desplace democráticamente al PNV, incapaz de adaptarse al sistema constitucional, del Gobierno de Vitoria. Ése sí que sería un buen modo de defender la Constitución y a los ciudadanos y de poner a los nacionalistas, esta vez de otro modo, “a la defensiva”.
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=21/05/2008&name=german
martes, mayo 20, 2008
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