La derecha y la democracia
10 de Octubre de 2006 - 17:26:48 - Pío Moa
La tradición básica de la derecha española es liberal, aunque poco proclive a la democracia. Creo que por dos razones principales. En primer lugar, a principios del siglo XX cobró impulso una izquierda extremadamente mesiánica, panfletaria y a menudo terrorista o pro terrorista, pero que enarbolaba osadamente la bandera de la democracia. La identificación de la democracia con aquellos demagogos exaltados producía escalofríos en la “gente de orden”.
En segundo lugar, la derecha liberal fue traicionada por los intelectuales, como ha expuesto José María Marco en un brillante ensayo: Ortega, Azaña, Unamuno, Prat de la Riba, Costa, etc. tomaron posiciones equívocas o abiertamente antiliberales, acompañadas en muchos casos del ataque a la España real e histórica en nombre de unas fantasías caprichosas. Esa traición se arrastra hasta ahora mismo, y hemos podido comprobar recientemente su peligrosa sandez en un artículo de J. L. Cebrián, inspirador de la Infame Alianza. De este modo fue imposible desarrollar el liberalismo hacia su consecuencia lógica, la democracia, permaneciendo su bandera en manos de los demagogos. Que no pararon hasta hundir el régimen de la Restauración en los años 20 y propiciar la dictadura de Primo de Rivera.
En esas condiciones el liberalismo llevaba a la derecha a aceptar la democracia, pero de forma pasiva y desconfiada. Lo exponía Franco, a su modo, en 1930: “La evolución razonada de las ideas y los pueblos, democratizándose dentro de la ley, constituye el verdadero progreso de la patria, y toda revolución extremista y violenta la arrastrará a la más odiosa de las tiranías”.
La izquierda no aprendió la lección de los años 20 y sometió a la república, nacida como democracia liberal, a un violento proceso revolucionario. La consecuencia fue la guerra civil y luego la dictadura autoritaria que, no obstante, salvó al país de una dictadura totalitaria mucho peor.
El elemento reformista del franquismo abrió paso finalmente a la democracia. Pero, una vez más, su ineptitud para la lucha ideológica le impidió afrontar las falsificaciones históricas y políticas de una izquierda muy poco mejorada por la experiencia. Y volvió a ser esta, la izquierda de la corrupción, el GAL, el enterramiento de Montesquieu, quien se quedó con la bandera de la democracia, poniendo a la defensiva a una derecha dedicada a “mirar al futuro”. Y así seguimos. O seguiríamos si de la sociedad no estuvieran brotando, afortunadamente, otras voces y análisis.
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A veces se compara la acción del gobierno con la de Chamberlain ante los nazis. No parece. Zapo no es Chamberlain, sino Mosley, Quisling o Laval. El Chamberlain es más bien Rajoy, el Chamberlain de Zapo, especialista en claudicaciones.
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Odiseus
¿Cómo puede funcionar “Ciudadanos por la Constitución”? Pues como una sociedad informal de agitación y propaganda, por emplear el término clásico. Sin cargos y sin estatutos, movida por la convicción y por el sentimiento del deber ciudadano de cada cual. Cada uno puede obrar por su cuenta, pertenecer a otras asociaciones o formar grupos allí donde se encuentre. Estos grupos pueden funcionar a base de una tertulia semanal en algún bar, domicilio particular, etc. Lo importante es que todo el esfuerzo se oriente hacia el exterior, hacia esa gran masa influida por los medios pro golpistas, realizando una tenaz y sistemática defensa de la Constitución, esto es, de la democracia y la unidad de España; y la correspondiente denuncia de la Infame Alianza.
Seguramente muchas personas querrán formar parte de esos grupos, o crearlos: para coordinarse: odiseus48@yahoo.com
Gentileza de LD
martes, octubre 10, 2006
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