28-VI-2006
Arzallus, el odio que no cesa
EDITORIAL
Ni el PNV ni su carismático cabecilla han acatado jamás la Constitución
Mucho tiempo llevaba el líder peneuvista y padre espiritual del nacionalismo vasco sin salir de su madriguera. Retirado por voluntad propia de la escena pública, que no de la política pues sigue siendo muy influyente entre los suyos, Xavier Arzallus es la guinda que le faltaba al pastel de la España plural que Zapatero y compañía se empeñan a vendernos a cualquier precio. Lo cierto es que el veterano político guipuzcoano no ha cambiado de guión en estos últimos años. Su estilo chulesco, su pose desafiante y el precipitado de odio a todo lo que suene a España permanecen intactos.No son extrañas, por lo tanto, sus declaraciones, sino el lugar y el motivo por el que las ha hecho. Xavier Arzallus no estaba ayer en el Aberri Eguna, frente a la enfervorecida masa que le sigue de mitin en mitin, sino en la puerta de la Audiencia Nacional, adonde había ido a declarar por un asunto bastante turbio en el que gente de su partido, Gorka Aguirre sin ir más lejos, está imputada.Arzallus, muy en su línea de caudillo que se considera por encima del bien y del mal, no acudió solo, lo hizo en compañía de la plana mayor de su partido. Todo calculado, la entrada, la salida, el grupo de capitostes del PNV arropando a su jefe. Una puesta en escena clásica que viene a demostrar que la bravura de los nacionalistas sólo aparece dentro de la manada. Los líderes de otros partidos separatistas no actúan de un modo muy diferente.Respecto a la trama de extorsión etarra Arzallus dice no saber nada, es más, asegura que dio orden para que los miembros de su partido no diesen una sola peseta a la banda aunque se encontrasen bajo amenaza. Pura filfa, de todos es sabido que la ETA, con contadas excepciones, ha sido siempre muy respetuosa con los recolectores de nueces. Además, si el partido de Sabino Arana fuese completamente ajeno a este asunto, el juez no habría imputado a Gorka Aguirre.Esto, claro, Arzallus lo ve de un modo muy diferente. A su juicio, la última remesa de cartas de la ETA pidiendo dinero tienen “otro tono” ya que esta vez son para colaborar con “el proceso de paz, ya no dicen eso de le vamos a hacer esto a usted o a su familia. Son otra cosa". Parece que Arzallus no ha entendido la naturaleza de la extorsión, o no ha querido entenderla. Quizá por eso ayer tuvo que prestar declaración y uno de los suyos se encuentra enredado en la trama, aunque sólo sea en calidad de imputado.Con todo, el incombustible Arzallus deja lo mejor de sus bravatas para el final, cuando se ha calentado lo suficiente y busca el aplauso. Dijo que, aunque el PNV no aprobó la Constitución, la “acata”, eso sí, si le aprietan las tuercas lo dejará de hacer sin dudarlo un momento. La realidad es muy distinta. Ni el PNV ni su carismático cabecilla han acatado jamás la Constitución. El Gobierno vasco, patio trasero del PNV desde hace un cuarto de siglo, nunca se ha caracterizado por su constitucionalismo, más bien al contrario. Ha desobedecido a los tribunales siempre que lo ha creído conveniente. Ha olvidado a las víctimas del terrorismo mientras enaltecía a los propios terroristas a través de un no disimulado apoyo a los presos etarras y sus familias. Ha construido una autonomía a su imagen y semejanza, un lugar donde ser nacionalista es prácticamente obligatorio y donde el que no lo es purga su pena o se exilia. Por obra y gracia de los sucesivos Gobiernos del PNV el País Vasco nunca ha superado la transición y lleva casi tres décadas embarcada en la inestabilidad y el enfrentamiento.Este es su legado, el de una vida acumulando odio y justificando lo injustificable en nombre de una nación inventada. Si no fuese porque ya nos conocemos hasta sus amenazas podrían surtir algún efecto. No es el caso. Fue así, es así, y, probablemente, seguirá así mientras viva. Su odio no cesa, no puede hacerlo, en su miseria moral sólo entiende la política de esa manera.
Gentileza de LD
miércoles, junio 28, 2006
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