miercoles 28 de junio de 2006
Por una sociedad sin miedo
Entrevista a Natan Sharansky
El poder transformador de la libertad
Queremos alianzas de gentes, pero no alianzas de gentes con dictadores.
Por José Carlos Rodríguez
Natan Sharansky ha asociado su nombre de forma permanente a la defensa de la libertad. Primero como interprete, compañero y asistente del activista de los Derechos Humanos Anderi Sajarov. Pasó ocho años en el Gulag. De origen ucraniano, Natan Sharansky, tras el derrumbe histórico del socialismo en Rusia, se desplazó a Israel, donde ha desempeñado cargos políticos de gran relevancia. Es diputado del Likud y ha ocupado varios ministerios. pero hace un año, en mayo de 2005, salió del gobierno de Sharon por su disconformidad con el plan de Desenganche. Sharansky, de 58 años, se ha pasado por España para presentar la edición en nuestro idioma de The Case for Democracy, titulado por Gota a Gota Alegato por la democracia. En sus páginas defiende que la libertad es un anhelo universal, bueno y deseable también para el mundo musulmán. Sus ideas han sido públicamente asimiladas y defendidas por George W. Bush y José María Aznar, entre otros. Ha hablado para Libertad Digital de sus ideas sobre la libertad en el mundo musulman, el conflicto árabe-israelí y la Alianza de Civilizaciones propuesta por Rodríguez Zapatero.
LD: Sus ideas sobre la posición de la Unión Europea en el conflicto árabe israelí
Natan Sharansky: Desafortunadamente, la corriente liberal dominante en el mundo libre, si miras a la historia del Siglo XX, ha seguido siempre una política de apaciguamiento. Y creo que una de las principales razones para ello es que no creyeron en el poder de sus propias ideas. Creyeron que las ideas de libertad, muy buenas para esta parte del mundo, no eran buenas para los demás. Todas las ideas que defiendo en este libro, he encontrado las mayores dificultades en aceptar que la libertad es buena para todos.
Se ha creído durante mucho tiempo que era buena solo para una parte de Europa. No era buena para España, porque era católica, y el catolicismo no ligaba bien con los ideales democráticos. Y lo mismo para Italia. Incluso cuando se ha aceptado que las ideas de libertad, las ideas de la Revolución Francesa son buenas para el conjunto de Europa, la cuestión sigue siento problemática. La libertad, se decía, no es para Japón; una civilización erigida sobre una férrea disciplina, no puede adherirse a los jóvenes ideales europeos. Y lo mismo se dijo de China, de las sociedades con base en Confucio, etc. Ahora todo eso se ha probado erróneo.
El error del apaciguamiento
Ahora la gran cuestión es que se dice que la libertad no es para las sociedades islamistas. La parte esencial de mi libro está dedicado a explicar porqué esto es erróneo. No, necesariamente, para la democracia occidental, con separación de los poderes, sino por lo que se refiere al deseo de vivir sin miedo, sin el miedo de que si tú o tus hijos en la escuela decís algo erróneo toda tu vida puede cambiar. Todo el mundo quiere vivir sin miedo. Y desde este punto de vista, no hay diferencia en la situación en Francia en América o en Arabia Saudita. Sobre la cuestión de la supervivencia de la libertad en Europa, Europa está luchando. Pero cuanto más tarde llega la lucha, más sangrienta es. Y lo que digo es que todas la luchas duras que hemos tenido, como contra Hitler, o que tenemos, como en Irak, es sólo porque ha habido un largo período de apaciguamiento.
De modo que si se fija en la actualidad en Oriente Medio, la posición de Europa… Bueno, no de toda Europa, pues hay grandes diferencias. Pero la posición de Europa es básicamente que la creencia de que la libertad no es para ellos, porque tienen una mentalidad diferente, de modo que tenemos que asegurarnos de que tienen dictadores que nos puedan dar estabilidad. Y eso lleva al poder a elementos que son enemigos eternos de la libertad; lleva a los fundamentalismos. Ellos dicen “¿ves? no hemos apoyado suficientemente a dictadores que estabilicen el área, y por eso es que los fundamentalistas han llegado al poder", pero es exactamente lo contrario. Al apoyar a los dictadores estás allanando el camino a los fanáticos. Apoya a Arafat, y fortalecerás una dictadura corrupta, y la harás más corrupta. Pero se decía que él nos alejaría de Hamás, cuando lo que ha hecho es desbrozarles el camino.
Por lo que se refiere a España, la posición española era de una lucha activa contra el terror y la dictadura, pero el momento en que el terror azotó España, cambió radicalmente. Y esto es muy peligroso, porque fíjese en el ejemplo de Israel. Está haciendo concesiones territoriales en un momento de ataques terrorista. Como le expresé en mi carta de renuncia del Gobierno de Ariel Sharon hace ya un año: “no hay modo de que las concesiones unilaterales puedan fortalecer a los moderados. Sólo pueden fortalecer a los terroristas; a Hamás”. Y esto es exactamente lo que ha ocurrido. Y lo mismo ocurre aquí. El momento en que Europa, bajo la amenaza del terrorismo, se pone a hacer concesiones, están fortaleciendo a los terroristas.
LD: Luego critica el cambio en la postura española tras los ataques de Madrid
NS: Sí, se ha cambiado de confrontación a apaciguamiento. Y yo le digo: si se retira de la lucha tras un ataque, es la prueba de que la estrategia de ellos está funcionando; y les está favoreciendo. Es lo que ha ocurrido en Oriente Medio y es lo que ocurrirá aquí.
LD: ¿Qué es lo que piensa de la Alianza de Civilizaciones que ha propuesto el presidente Rodríguez?
NS: Bien, no sé en qué consiste.
LD: ¿No sabe a qué me refiero? El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha defendido lo que llama Alianza de Civilizaciones.
NS: ¿Y qué quiere decir con ello?
LD: Se podría definir como una combinación entre apaciguamiento y multiculturalismo. No ha sido quizás muy preciso, pero la idea es que todas las civilizaciones son equiparables, y que, por medio de sus líderes tienen que pactar, o aliarse, para evitar incomprensiones, terrorismo, guerras.
NS: Bien, usted ha dicho que no está seguro de que esté muy claro qué es lo que él diga. Y este es un gran problema. De hecho me refiero a él en mi libro a la claridad moral. He dedicado mucho esfuerzo a explicar que con claridad moral y empeño puedes cambiar el mundo. Abunda la falta de claridad. Y creo que es deliberada, porque contribuye a confundir a las sociedades libres, las sociedades sin miedo.
Usted dice “todas las civilizaciones son iguales”. Pero eso quiere decir hay civilizaciones que representan los deseos de las gentes, y pueden ser muy diferentes; y de hecho lo son. Pero hay una caterva de dictadores que hablan en nombre de su civilización. Pero ellos no representan los deseos de sus gentes más que lo que lo hacía Stalin de los rusos. Llegado el momento histórico, Stalin, Roosevelt, Churchill, declararon la alianza para la lucha común contra Hitler. Pero Stalin no representaba a los rusos. Ahora llega este buen chico de Europa, y dice: “todas las civilizaciones son equiparables”. Le recuerdo que en tiempos se dijo: “la defensa del comunismo es tan válida como la defensa del liberalismo estadounidense o por la democracia europea. De modo que aliémonos con los comunistas”. Es exactamente así como hablaban los soviets. ¿Y qué significaba? Significaba que centenares de millones de personas vivían en la esclavitud. Gracias a Dios que hubo gente que dijo “no queremos este tipo de alianzas”. Queremos alianzas de gentes, pero no alianzas de gentes con dictadores.
Y esta es la razón por la que la claridad moral es importante. Es importante porque es una de las principales diferencias entre las sociedades sin miedo y las que están atenazadas por él. Puede haber alguna alianza ad hoc, contra un poderoso enemigo, como Hitler; como puede haber una alianza ad hoc de Estados Unidos con Arabia Saudita contra Irak. Pero no puede haber una alianza real en la construcción mutua de este mundo entre regímenes que controlan las mentes de los súbditos y los regímenes donde las sociedades son libres.
LD: Un reciente artículo pedía el desmantelamiento de la Autonomía Palestina. ¿Usted defiende esta misma propuesta?
NS: Mire. Yo creo que todas las relaciones entre los árabes e Israel han de estar marcadas por una cuestión: la de las reformas democráticas internas. Y desde este punto de vista, desde 1993 yo siempre dije que no habría progresos hacia la paz pese a todos los esfuerzos, sino que íbamos en el sentido opuesto. Porque la paz no puede ser alcanzada desde cuestiones como cuántos policías tiene Arafat, cuánto dinero se pone en su cuenta personal o cuánto territorio controla. El verdadero camino a la paz sólo puede en términos de si los palestinos son más o menos libres, y ellos estaban siendo menos y menos libres. Creo que tuvieron la oportunidad de convertirse en la primera sociedad realmente democrática del mundo árabe, y se desvió de ahí, yéndose más y más hacia el establecimiento de una Autoridad que fue monopolizando el poder, algo que se permitió que hiciera, destruyendo los comienzos de esa sociedad civil. Para ellos, desafortunadamente, se está convirtiendo más y más en la Autoridad del terror.
¿Quién dice que debemos destruir a Israel, y que el único debate es si debemos hacerlo ahora o más adelante? Este es el único debate entre los líderes de Hamás. Luego, por supuesto que debemos luchar contra ellos, en la medida en que quieren destruirnos. Pero eso no significa que tengamos que desmantelar su régimen. Bastaría con que todo el mundo le pusiera condiciones. Porque la Autoridad Palestina no es como la Unión Soviética, ya que depende en absoluto del dinero, la tecnología, la legitimidad que provee del mundo libre. Sin ello, no puede sobrevivir.
LD: ¿Qué ocurre cuando se introducen algunos elementos democráticos y entonces gana Hamás?
NS: Mire, este libro fue escrito antes de que Hamás llegara al poder. Pero si lo lee, verá que predije que si no cambiábamos nuestra política, esto ocurriría. Pero la democracia no comienza por las elecciones. Consiste en libres elecciones de una sociedad libre. Por tanto, debe de haber unas condiciones mínimas para la libertad de una sociedad, para que pueda haber elecciones libres. Y eso es lo que ocurre en realidad con Hamás, algo que escribí en su día criticando al presidente Bush, cuando le dije que los esfuerzos deberían encaminarse a la construcción de sociedades libres, no de elecciones libres.
En 1993 se dijo que un dictador podría asegurar la estabilidad. El primer ministro israelí de entonces, Isaac Rabin, dijo: es bueno que es bueno que sea un dictador, pues sin Corte Suprema, organizaciones de Derechos Humanos y ardientes liberales, luchará Hamás ¡Hamás! mucho mejor de lo que podemos hacerlo nosotros. Yo dije todo lo contrario. Si hacemos lo posible para que ellos tengan un dictador, éste hará lo posible para que su gente nos odie. Y fue lo que ocurrió. Primero hizo que su gente nos odiara, y luego su régimen corrupto hizo que odiara al propio régimen. Y Hamás era la voz contra esa dictadura corrupta. Y ese fue el primer error. El segundo fue decir: bien, hay que hacer reformas democráticas, y haremos elecciones libres, lo que nos ha traído a Hamás. Súmese a ello el plan de desenganche.
No luchar contra los elementos extremos. Intentar establecer la estabilidad por medio de una dictadura corrupta y al mismo tiempo no condicionar las reformas democráticas, no favorecerlas desde el exterior, son los errores que nos han traído a esta situación. Decir que en el Islam la democracia trae a Hamás, me hace preguntar ¿Qué democracia? Han sufrido una de las dictaduras corruptas más duras.
LD: Luego ve la democracia no como una mera técnica para cambiar el gobierno en el poder, sino como un entramado institucional que sostenga a una sociedad libre.
NS: ¡Por supuesto! El poder real no son unas cuestiones técnicas, sino el deseo de la gente de vivir sin miedo. Para que la sociedad viva sin miedo, ha de haber instituciones que garanticen ese deseo.
LD: En tal caso… Usted dice que la libertad es buena para todos. Pero ¿no hay algún tipo de barrera cultural que dificulta, en cierta medida, la extensión de la libertad?
NS: Es claro que las hay. Pero estas barreras culturales son verdaderas cuando la gente intenta imponer sus interpretaciones y sus fórmulas. Claro está que si intenta hacerse entender en su idioma, pero yo no hablo español, nada ocurrirá. Pero si encontramos un traductor, veremos que lo que nos une no son las mismas palabras, sino los mismos conceptos básicos.
Si usted entiende que, cuando hablamos de libertad de lo que estamos hablando es de la Corte Suprema de los Estados Unidos, o la separación que hay allí entre religión y Estado, no tiene porqué ser un éxito. Pero si entiende que lo que buscamos es una sociedad sin miedo, permitámosle que den con sus propias instituciones. Yo no tengo miedo de los Estatos fundamentalistas, si estos Estados no implican que me tienen que matar a mí. Es cierto que hay una parte de la sociedad, por ejemplo, de Arabia Saudita, que quiere vivir bajo la Sharía. Pero también quieren vivir sin miedo. Y si logramos una sociedad en la que no se mata a nadie por no seguir esas leyes, la sociedad es mucho menos peligrosa para mí.
LD: ¿Podemos pensar en una solución en el problema árabe-israelí, o tendremos que llegar a algún tipo de compromiso aceptable? ¿En qué consistiría?
NS: Yo creo que puede haber paz. Como creo que ese es el deseo de la mayoría de los palestinos. El de tener una vida normal, sin miedo, en la que pueden expresar lo que piensan, elegir buenas profesiones, hacer uso de sus buenas recursos intelectuales. Pero usted dijo compromiso. Cuando utilizamos esa palabra, generalmente se entiende por territorios. Nosotros te damos más territorios, y vosotros nos dais paz. Pero eso no funciona. Arafat necesitaba no más territorio, sino más control sobre su gente, por lo que necesitaba a Israel como enemigo.
Mire, yo creo que las verdaderas fronteras no son las geográficas, sino la que hay entre las sociedades democráticas y las que no lo son, y yo creé un partido cuya primera idea era crear instituciones democráticas al otro lado. Yo defendí que deben tener todos los derechos, menos el de destruirme. En la medida en que haya dictadores, no cabe el compromiso.
LD: La lucha contra el terrorismo es principalmente moral. ¿Cuáles deberían ser las fuentes de nuestros valores, de nuestra fuerza moral para luchar contra el terrorismo?
NS: Antes que nada, tiene que entender que esta no es una lucha contra las gentes, no es un choque de civilizaciones. Pues la inmensa mayoría de los musulmanes no quieren esa lucha, por lo que tenemos que tomarles por nuestros aliados. Claro que es una lucha moral, una guerra entre las civilizaciones que otorgan a la vida humana el mayor valor, para bien o para mal, y las civilizaciones que tienen a la vida como un instrumento para conseguir objetivos religiosos. Este es el código moral de esta lucha. De modo que, por un lado, no debe de haber compromisos con aquellos que piensan que nuestra civilización tiene que desaparecer, porque somos infieles. Y por otro, debemos tener en cuenta que éstos no representan civilizaciones, representan sectas.
LD: El antisemitismo ha sido una enfermedad moral a lo largo de los siglos. El extremo al que se llegó en el Holocausto pareció disipar en gran medida este mal, pero vuelve a resurgir. ¿Cuáles son, a su juicio, sus raíces?
NS: Los judíos tienen una misión especial. Y, por supuesto, que está la cuestión de si Dios les llamó a ella o ellos piensan que es así. No sabemos la respuesta, pero la cuestión es que los judíos creyeron siempre que tenían la misión de llevar un código moral al mundo. Y viven de acuerdo con ello. Por lo que eran diferentes de las comunidades cristianas, una diferencia que se hizo ver desde el mismo origen del cristianismo. Aunque, por supuesto, el antisemitismo es muy anterior al cristianismo. Pero la gente no podía aceptar un pueblo con tan diferente visión, tan diferente forma de vida, con esa misión, viviendo a su lado como iguales. El problema es que el antisemitismo tradicional del medievo, que ahora sólo existe en Oriente Medio, se ha encontrado con ese antisemitismo de la izquierda europea.
Gentileza de LD
miércoles, junio 28, 2006
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