viernes 30 de junio de 2006
Lo que oculta la inteligencia
Por RAFAEL L. BARDAJÍ
En una semana donde los supuestos vuelos de la CIA continúan ocupando titulares, por no decir del seguimiento de las finanzas de los terroristas a través del servicio SWIFT, hay una noticia que ha pasado desapercibida: que la Inteligencia norteamericana ha ocultado durante los dos últimos años que las tropas en Irak han encontrado más de medio millar de munición cargada con gas mostaza y gas sarín, dos agentes letales. Es más, la CIA y el propio director de la comunidad de Inteligencia se han resistido cuanto han podido para no pasar dicha información a los responsables políticos, incluido el poderoso comité de Inteligencia del Congreso americano.
Quienes se manifestaron en su día en contra de la guerra, dicen ahora que no se ha dicho nada seguramente porque estos arsenales -encontrados, dicho sea de paso, por puro azar- no son ni podían ser la causa que justificara la intervención. Y en parte tienen razón. Son armas degradadas por el tiempo y no representan una amenaza existencial por sí misma. Sin embargo, conviene recordar que la principal razón para intervenir en Irak fue la falta de cooperación por parte de Bagdad a la hora de cumplir sus obligaciones de desarme con la ONU así como la convicción de que Sadam Husein nunca había abandonado sus ambiciones químicas, biológicas y nucleares. Estos sistemas que se han descubierto en estos dos años reflejan claramente que el régimen de Sadam ni era sincero ni nunca pretendió serlo.
Quienes están instalados en la defensa a ultranza de la CIA y demás instituciones de Inteligencia han dado otra explicación: la prudencia. Estas municiones siguen siendo altamente mortíferas y si cayeran en manos de los terroristas en Irak su letalidad se incrementaría sobremanera. Es más, no cabe descartar que algunos elementos pasaran estos gases a otros grupos fuera de Irak. Anunciar su existencia, la forma casual de haberlas encontrado y la suposición de que puede haber muchas más, podría iniciar una carrera por encontrarlas muy peligrosas por parte de los terroristas. Claro que no explican por qué los seguidores de Sadam que actúan contra el gobierno legítimo iraquí no podrían pasar a su vez esta información.
Hay una tercera explicación también plausible: que la CIA haya querido vengarse de la Administración Bush dejándole que se cociera en las críticas por no haber encontrado nada en Irak. Presas del victimismo por haberse equivocado en casi todo, habrían dirigido su temor y odio a quien le exige una profunda transformación. Instinto de supervivencia se llama. También juego sucio. No hay nada de qué extrañarse. Inteligencia, mentiras y cintas de vídeo, si no algo peor, es algo a lo que estamos acostumbrados en España desgraciadamente.
jueves, junio 29, 2006
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