TRIBUNA LIBRE
¡Con el burka no basta!
Juan Montero
18 de agosto de 2010
No es Marrakech. Es Barcelona.
Anglada es el líder identitario que ha revolucionado la manera de hacer política en España. Su estrategia es sencilla pero eficaz: llamar a las cosas por su nombre, y no tenerle miedo a lo políticamente incorrecto. Está teniendo tanto éxito que hasta sus oponentes le están copian.
La "angladización" de la política ha roto el tabú sobre inmigración:ya no se construyen mezquitas, se empieza a hablar sobre las consecuencias negativas de “la invasión” y se ha levantado una avalancha de prohibiciones del burka por toda Cataluña que ya empieza a extenderse por el resto de España.
No es que la casta política haya entrado en razón y empiece a escuchar al pueblo, (pues lo que dice Anglada es lo que pensamos la mayoría, que aquí no cabe todo el mundo), sino que se acercan elecciones —las catalanas están a la vuelta de la esquina— y el mensaje de preservar la identidad que lanza Anglada atrapa votos. Puede que en el futuro los inmigrantes también formen parte del electorado, pero a día de hoy la gran mayoría del voto es autóctono, y a través de éste es como (de momento) se llega al poder.
“Por un mejor control de la inmigración”. Es ésteun mensaje muy atractivo con una fuerte demanda social tanto a derecha como a izquierda, pero huérfano y esquivado hasta que Anglada lo apadrinó. Es de sentido común: lo apoyamos la mayoría de españoles y me atrevería a decir la mayoría de europeos. Cosa distinta es cómo eso se traduzca el día de las elecciones, tanto en España como en Cataluña. En cualquier caso, está claro que las opciones de un partido como PxC se encarnan en un espacio electoral que está lo suficientemente maduro para poder convertirse en la tercera fuerza política. De ahí que ya suenen tambores de guerra y la casta política podrida se esfuerce en restarle votos.
Ya casi han pasado los cuatro años de tu compromiso con la partitocracia y los acomodados vuelven a necesitar tu voto, de modo que la carrera de las promesas empieza en septiembre. Sin embargo, esta vez el escenario es distinto, en las calles hay paro, competencia desleal, inseguridad, crisis y mucho, mucho malestar producido en gran parte por la inmigración descontrolada que introdujo el PP y que potenció el PSOE: un cóctel explosivo que, de seguir igual, puede acabar como en Holanda, con la socialdemocracia hundida y los identitarios crecidos y sacando músculo. Eso implica cambiar las tornas y mandar al paro a una buena parte de la casta establecida: precisamente lo que ellos no quieren, razón por la cual intentarán manipularte una vez más, intentando hacerte creer que esta vez sí, esta vez se preocuparán en darle solución a “tus” problemas —exactamente los que ellos han creado. Van a intentar anular el mensaje de Anglada engulléndolo y copiándolo por partes, de forma que caigas en la vieja trampa de siempre, la del voto útil, (la de auspiciar a los que te parecen tener más posibilidades por el miedo a que te gobiernen los que te causan más rechazo), ese dichoso “voto útil” que hace inútiles, luego, todas tus quejas posteriores.
Para frenarles ¡con el burka no basta! Lo saben los fontaneros de las calles Génova y Nicaragua y se frotan las manos de que PxC aún no haya aumentado la intensidad de su mensaje. Si Anglada no quiere verse engullido por los Sarkozy de última hora, tiene que seguir avanzando los márgenes de su discurso hasta zonas donde los políticos de siempre no se atreverán a entrar. Tiene que empezar a exigir esas medidas que todo hijo de vecino le replica al televisor a la hora del telediario: este país necesita un cambio de arriba abajo, no solo hay que reformar el código penal, aumentar las condenas y ser especialmente duro con los reincidentes; también hay que poder quitar la nacionalidad de por vida y repatriar a los que delinquen y a los que entraran ilegales; España no es una ONG, los servicios sociales deben ser para aquellos que cotizan por ellos, y no para quienes los saturan sin aportar nada; la asistencia sanitaria para inmigrantes debe hacerse mediante seguro privado, y si no la pagan, solo cabe atenderles en los casos de vida o muerte; las plazas de las escuelas se deben priorizar para los de casa, no puede ser que uno no pueda llevar a sus hijos al colegio más cercano porque en el sistema de puntos los inmigrantes copen todos los puestos; y sí, efectivamente, el terrorismo etarra se acaba,como en Francia, con cadena perpetua y sin acercamiento de presos ni tonterías parecidas. Ese es el tipo de medidas que demanda la España del siglo XXI, las que la casta política podrida de estólidos nunca adoptará, las que se necesitan para traer un cambio social de verdad y las que queremos los que ya no nos conformamos con remiendos cada cuatro años.
http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=3515
miércoles, agosto 18, 2010
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