jueves 6 de noviembre de 2008
Hasta aquí he llegado
Ramón Sánchez
L O venía barruntando desde hace algún tiempo y creo que es el momento. No puedo seguir. Más que hartazgo es decepción. Una decepción que se ha ido incrementando día a día hasta llegar a un punto que considero insostenible. Hasta aquí he llegado. Y es que, pese a tener por mis más directos antecesores sangre de prácticamente toda España (Cataluña, País Vasco, Andalucía y, sobre todo, Castilla y León) he llegado a una conclusión que no hace mucho me habría parecido increíble: me avergüenzo de ser español.
A esta sensación he llegado después de ver y sufrir la situación, tanto política como social, que atraviesa este país. Me da vergüenza comprobar cómo el pasotismo de mis conciudadanos acepta el que, en el Congreso, el absentismo laboral alcance cotas inimaginables en cualquier democracia, de forma que a una sesión tan importante como aquella en la que se iba a debatir la crisis económica, acuda menos de una sexta parte de los diputados (sí, esos a los que pagamos todos, ¡y de qué manera!), y que uno de los políticos del PP, el alcarreño Ramón Aguirre, no llegue a tiempo de formular su pregunta sobre el aumento del paro, quizá su único protagonismo en toda la legislatura, al ministro Solbes.
Me avergüenzo del continuo chorreo informativo acerca de la corrupción en las distintas corporaciones municipales, con personajillos que en lo único que piensan es en llenarse los bolsillos y llevar una vida lujosa con pólvora (léase euros) ajena, cuando gran parte de los hogares llega a duras penas a fin de mes y Cáritas y otras organizaciones similares tienen que multiplicarse para hacer efectiva su obra social.
Me avergüenzo de que la Justicia no sea igual para todos y que considere más delictivo el vender unos CD’s en el ‘top-manta’ que, por ejemplo, robarlos en unos grandes almacenes o conducir borracho.
Me avergüenzo de que el portavoz del PP, González Pons, critique a la Reina Sofía por sus tan traídas y llevadas declaraciones en el libro de Pilar Urbano, llevando la contraria a su partido, y que luego, con sonrisa farisaica, se justifique hablando de un desdoblamiento de personalidad.
También me avergüenzo de la parcialidad del ‘lobby rosa’ que sólo acepta la libertad de expresión cuando es en provecho propio, de que una ex militante de la izquierda radical ostente la cartera de Defensa, de que otra ministra haya llegado al cargo sin mérito alguno y encima pretenda reformar el diccionario, del sectarismo de los medios de comunicación, especialmente de las televisiones, de unos sindicatos no menos sectarios que viven del cuento y se olvidan de los trabajadores con problemas, de la megalomanía del juez Garzón en su intento de reavivar odios que deberían estar enterrados hace años, de que los túneles de la M-30 se inunden cada vez que caen cuatro gotas, de... Una lista que podría ser interminable.
Sé que en estos casos lo más fácil es echar la culpa al Gobierno, pero es que no hay más remedio que hacerlo. ¿Qué se puede esperar de unos ministros cuya altura intelectual queda una y otra vez en entredicho? Sin embargo, las últimas encuestas demuestran que, pese a las continuas meteduras de pata, a lo más que ha llegado el PP es a igualar al PSOE en intención de voto. Porque aquí se es rojo o azul, del Madrid o del Atleti, hagan lo que hagan y pase lo que pase. Y siento sana envidia de los estadounidenses cuando varios estados, tradicionalmente republicanos, votan demócrata como castigo a una política equivocada.
Claro, que todo ello es comprensible si tenemos en cuenta que no existe relevo. ¿Qué garantía nos da la política (?) errática y a bandazos de un Mariano Rajoy blando y untuoso, cuya única aspiración parece ser mantenerse en el machito? En su personalismo, ha prescindido, o le han abandonado, los más destacados peones de su partido, los Rato, San Gil, Astarloa, Mayor Oreja, Zaplana, Aceves, etcétera. El que su mejor baza sea la ‘novata’ Soraya Sáenz de Santamaría, lo dice todo.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4900
miércoles, noviembre 05, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario