miércoles, noviembre 19, 2008

Dario Valcarcel, Salvar la Ronda de Doha

Salvar la Ronda de Doha

DARÍO VALCÁRCEL

Jueves, 20-11-08
MIENTRAS la crisis revuelve en Washington su terrible cola, hay algunos prodigios. Por ejemplo, la salvación de la Ronda de Doha, instrumento jurídico que, con la firma de 153 estados, daría un nuevo impulso al comercio mundial. El pacto, tan deseado en la Organización Mundial del Comercio, OMC, volvió a fracasar este verano, después de bloquearse una y otra vez. Ahora hay que salvar al soldado Ryan. Días antes del 29 de julio, el acuerdo parecía al alcance de la mano. De pronto, China, India y Estados Unidos se levantaron de la mesa rompiendo la baraja. Final agrio. India y Brasil se han hecho fuertes frente a Estados Unidos y la Unión Europea, desde hace siete años. La UE ha cedido en varios frentes. EE.UU. ha tenido una gran negociadora, Susan Schwab, pero las instrucciones recibidas abogaban por un liberalismo difícil de vender. Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, era el anterior negociador: intentó firmar. Fue relevado.
La Ronda de Doha quiere lograr un convenio que permita reducir las barreras arancelarias a escala mundial. Esas barreras matan, sí: matan a la agricultura africana (algodón, grano, arroz, soja, carne, madera, fruta...) además de dañar a la brasileña o india. Hasta que no se alcance un acuerdo global, los estados grandes forcejearán, los pequeños aguantarán. Pascal Lamy, un enarca de mucho temperamento, ha peleado por ese pacto, con formidable tesón. Llegó a la dirección de la OMC en 2005 después de servir, de 1985 a 1994, como director del gabinete de Jacques Delors, presidente de la Comisión Europea; fue luego comisario de Comercio. La tozudez de este francés vale su sueldo.
Es notable, norteamericanos o europeos ganarían mercados buscados desde el siglo XVIII. Para la Universidad de Michigan, el beneficio de la liberalización, calculado hoy sobre unas barreras agrícolas, industriales y de servicios reducidas en el 33 por cien, puede llegar a 574.000 m. US$/año. Otros estudios lo limitan a 300.000 m. Pero los grandes, Brasil o India, o los pequeños, Camboya o Kenia, buscan también un argumento moral, un apoyo no cifrable en dinero.
La elección de Barack Obama y, sobre todo, la dureza de la crisis fuerzan la mano a firmar. Se han acabado las bromas. Reforzar el comercio es asegurar la paz, la prosperidad y la transparencia. Así es desde que hombres y mujeres empezaron a comerciar con orden, en Egipto, Segunda Dinastía, reinado de Hetepsejemwy, 2775 a de JC. La diferencia es que hoy la economía está interconectada y es instantánea. Global. No depende de Estados Unidos ni de Europa. Los BRIC, brasileños, rusos, indios, chinos, presionan: son 3.000 millones frente a 800 millones de occidentales. La economía real vuelve frente a la economía especulativa (derivatives, money at low cost, excessive leverage, risk underpriced). «No más sino mejor regulación», leemos. En parte es así, pero los vacíos regulatorios de Greenspan-Cheney-Bush han sido memorables. Repasen la historia reciente. ¿Por qué, en 2002, cesó Cheney a Paul O´Neill, primer secretario del Tesoro? Hay que colocar a grandes firmas financieras, americanas y europeas (no españolas, por cierto) ante sus responsabilidades. No pocas empresas se han globalizado al margen de la OMC. Dos fenómenos españoles, Telefónica y Banco Santander, ¿qué serían si no operaran hoy en Brasil, Reino Unido o China, por encima de proteccionismos o nacionalismos? Si la Ronda de Doha se firma, como quieren Reino Unido y Brasil, antes de fin de año, será en parte gracias al miedo que inspiran el desorden antisistema, la entropía, el dragón que se come al mundo desde su agujero negro. Si no se regulan las subvenciones, India seguirá defendiendo ante EE UU a sus agricultores frente a la invasión de productos agrícolas americanos. Una cuestión clave que llevó a la ruptura del 29 de julio.
La crisis financiera dificulta la financiación del comercio. La OMC reclama tipos de interés más asequibles; los bancos centrales los acuerdan. Pero luego algunos bancos privados aumentan desmedidamente sus costes, comisiones de garantía y otros añadidos. Todo esto debe ser atajado y en ello están Lamy y sus colaboradores. Brasil ha denunciado ante la OMC los abusos. El Banco Mundial ha respondido inyectando de inmediato 500 millones de dólares más en apoyo de la financiación del comercio global. Muchos bancos privados se comportan correctamente, pero son desacreditados por los especuladores. La banca americana, corporativamente, ha perdido su propia capacidad de defenderse.

http://www.abc.es/20081120/opinion-firmas/salvar-ronda-doha-20081120.html

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