Quema de libros: no empezaron los nazis
21 de Noviembre de 2008 - 07:52:23 - Pío Moa
Cristina Almeida está por prender fuego a los libros “de César Vidal y del otro y del otro”. Y es que la cabra tira al monte. Las izquierdas ya empezaron a quemar valiosísimas bibliotecas antes de un mes de comenzada la república, anticipándose en tres años a los nazis, que tampoco llegaron a quemar bibliotecas enteras. En 1934 arrasaron con dinamita y fuego la biblioteca de la universidad de Oviedo y otra en Portugalete, una de las más importantes de Europa conservadas en palacios, aparte de innumerables obras de arte. Al recomenzar la guerra en 1936, la afición se desbordó, y cientos de bibliotecas particulares y otras antiguas y valiosísimas de monasterios fueron pasto de las llamas o destrozadas de otros modos, con “alegría republicana”, como recuerda encomiásticamente Alberti en sus célebres versos:
Otras bibliotecas, como la del palacio de Zabálburu, en Madrid, fueron saqueadas, despojadas de decenas de libros de extraordinario valor.
Ello aparte, el Ministerio de Instrucción Pública, por orden de 2 de septiembre de 1937, mandó reducir a pasta de papel 300 toneladas de documentación archivística y veinte toneladas más de libros escritos por “elementos fascistas”. Entre otras muchas fechorías. Otros muchos fondos de archivo fueron quemados, como gran parte de los del Ministerio de Hacienda, según informe del encargado de la tarea: “Ya es sabido que los numerosísimos fondos que constituían este Archivo fueron, casi en su totalidad, quemados en el mes de diciembre pasado (de 1936), al necesitarse para servicios de guerra los sótanos en que estaban custodiados (…) El papel salvado (…) estima el informante que puede ser todo considerado como inútil” (En Mitos de la guerra civil)
Y cuando los socialistas volvieron al poder, en 1982, una de sus primeras medidas fue reducir nuevamente a pasta de papel los fondos de la Editora Nacional, que había publicado libros de gran valor.
Tiene gracia que los herederos y simpatizantes de esta gente finjan escandalizarse de que, después de la guerra, los falangistas quemasen en algunos lugares varios miles de libros "decadentes". Un hecho desde luego reprobable, el de aquellos falangistas, pero nada comparable, ni de lejos a las piras y arrasamientos organizados por las izquierdas, siempre tan “amantes de la cultura”.
Lo que nunca quemaría esta gente, amiga de la “memoria”, de Garzón y de los chekistas y enemiga de la historia, son obras maestras como El libro rojo del cole, al que tanta promoción dio doña Cristina, dedicado a “desdramatizar” entre los niños el puterío, la droga, la corrupción de menores y esas cosas que tanto molestan a los retrógrados.
Lo dicho: la cabra tira al monte.
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**** "Iñaki Gabilondo: "No he visto en mi vida una mayor deslealtad que el 14-M"
¿Se refiere a los "terroristas suicidas del metro" inventadas por él? ¿A sus manipulaciones desinformativas para apartar la culpa de los asesinos y volcarla sobre Aznar y el PP? Pues no. El individuo acusa al PP por no resignarse a sus desleales manejos, los de Gabilondo. Me refiero al PP de Aznar, que muchos creyeron que seguía siendo el de Rajoy. El Futurista Hedonista de la Nena Angloparlante, ese sí traga, siempre dispuesto a "no fastidiar".
****“Ana Mato, al candidato rebelde: "Se hacen cosas de las que luego uno se arrepiente"… como también advertiría Beria. El PP, en racha.
**** Jordi Albertí socialdemócrata confederalista y católico, manipula la persecución religiosa:
“--¿Dónde están sus cuerpos?
--Unos desaparecidos, algunos en fosas... y muchos exhumados y manipulados por Franco, secuestrados como "mártires" de su "cruzada": ¡han sido doblemente víctimas! Merecen ser recordados con dignidad.
--Alguno sí sería franquista...
--Casi ninguno de los pobres eclesiásticos asesinados hizo proclamas políticas. Sí ejecutó Franco por política a 14 sacerdotes vascos”.
Vamos a ver, señor Albertí: con seguridad los "pobres eclesiásticos" no estaban a favor de sus martirizadores y sí con quienes trataban de salvarlos, y de hecho salvaron a la mayoría. Es decir, estaban con los nacionales, con Franco, salvo, quizás, algún sectario extremo. ¿O acaso salvó a la Iglesia gente como usted, buen Albertí? Poca dignidad refleja esa actitud suya.
También falta usted a la verdad en cuanto a los curas vascos. Franco no ordenó fusilarlos, detuvo las ejecuciones. Y acierta en que no fueron fusilados por ser curas (ni por ser vascos) sino por sus actividades políticas.
Sigue el señor Alberti:
“--¿Quién mató a esos 7.000 eclesiásticos que vivían en el bando republicano?
--Anarquistas de la FAI, principalmente. Para socialistas o comunistas, ser cura sumaba un punto en contra de alguien, pero no justificaba matarle si no apoyaba a los fascistas. En cambio, para los faístas, ¡un cura o una monja era un enemigo mortal en sí mismo!”
Se contradice usted. Si antes ha dicho que casi ningún cura hizo proclamas políticas, ¿hemos de suponer que socialistas y comunistas no mataron a casi ninguno? Pues no. Ellos y los republicanos participaron en la matanza con entusiasmo. Ha sido una táctica de los comunistas, seguida por el señor Albertí, la de echar la carga de los crímenes sobre los anarquistas e “incontrolados”. Y es también una táctica comunista (aunque no solo) llamar al bando nacional “fascistas”. No lo fueron nunca, excepto una minoría de ellos.
Sigue:
"--¡Tiempo de exterminio en impunidad bajo una Generalitat impotente!"
¿Impotente o cómplice, señor Albertí?
“--Tanto desmán erosionó muchísimo el prestigio de la República ante Europa. ¡Y bien supo explotar eso Franco en su beneficio!
“Explotar en su beneficio”, dice este hombre, cuando Franco estaba salvando físicamente a la Iglesia. Da un poco de náusea el católico socialdemócrata y confederalista.
**** ¡Extraña psicología y memoria aún más extraña la de mucha gente…! Durante el franquismo solo una pequeña minoría de los estudiantes iba a las manifestaciones, que tampoco eran tantas, y una minoría mucho menor se enfrentaba a los grises. Pero con los años se han vuelto innumerables los que recordaban cómo “corrían delante de los grises”, o cómo estos se presentaban y aporreaban a la gente en cuanto se reunían unos pocos amigos a la puerta de la facultad, o cómo mandaban a cualquiera a la cárcel por escribir contra Franco. Casi nadie escribía directamente contra Franco, porque sabía que era la cuestión tabú. Pero muchos escribían indirectamente: apoyando a los comunistas en Vietnam, en Cuba o donde fuera; o al Che, o a los movimientos “pacifistas”, o la droga o a la ETA, como reconoció Juan Tomás de Salas, editor de Cambio 16. Basta repasar la prensa de la época: Triunfo, Cuadernos para el diálogo, etc. Vale la pena recordar cómo aquellos “demócratas” se retrataron con Solzhenitsin. Salvo muy rara excepción no había demócratas -- ni socialistas-- en las cárceles de Franco. Pero a muchos, también en la derecha, les resulta insoportable que hubiera sido Franco quien venció a la revolución, y no ellos… que nunca lo habrían hecho, ciertamente.
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Polémica inter-nacionalista
Como recordarán algunos, al aparecer en este blog algunas de las comunicaciones de Mercè Riera, los discutidores se subieron un poco por las paredes, a pesar de la publicidad que obtenían. Algo de ingratitud veo yo en eso, pero así es la vida:
“Siento verdadera repugnancia en escribir en la blogia de un españolista desvergonzado y abiertamente fascista y terrorista o ex terrorista, que me da igual, como el del señor Pío Moa. Siento verdadera repugnancia, insisto, pero como, con la mayor desvergüenza, doña Aixa y el tipejo ese de Princeton o que dice ser de Princeton, insisten en lanzar desde ahí sus insidiosas, calumniosas y anticientíficas tiradas contra Cataluña y mi modesta persona, que sería lo de menos, pero sobre todo contra Cataluña, no tengo más remedio que introducirme en el cubil de la fiera para medirme con esa canalla. San Jorge me asista.
Mi universidad Pompeu Fabra no quiere, señor (¿?) Carballeira, competir con la de Princeton. Yo sólo he dicho que en nuestra universidad se realiza un trabajo científico, progresista y erudito de primera línea, como está reconocido hoy día en toda Europa. ¿Que en Princeton lo hacen todavía mejor? Lo ignoro, y no me preocupa lo más mínimo, porque yo soy partidario de la cooperación, la colaboración y la comprensión, no de esa machista, neoliberal y obsesiva competencia de que hacen gala en Estados Unidos. Y en cuanto a que soy un limpiador de tugurios, mire, señor (¿?) Carballeira, me parece evidente que usted me atribuye su oficio en Princeton, porque no puedo ni imaginar que una persona como usted pueda desempeñar una tarea mejor en esa universidad de la que usted presume tanto y que, le insisto, aquí no nos impresiona lo más mínimo.
Ya le he dicho en otras ocasiones que no quiero inmiscuirme en los asuntos internos de un pueblo hermano y oprimido por el imperialismo estatalo-español. Pero ustedes, con sus pretensiones completamente fuera de lugar en el mundo académico, desprestigian, no sé si se dan cuenta, su propia causa. ¡Rey Miro por aquí, rey Miro por allá! ¡Resucitar el idioma suevo, el “auténtico”! ¿Pero se dan cuenta de las barbaridades anticientíficas, antiacadémicas y en el fondo reaccionarias que están soltando?
No puedo extenderme ahora, pero me permitiré decirle que tiene mucha gracia que nos vengan hablando del “botifler” Casanova y riéndose de la Diada unos tíos que no han tenido mejor idea que la de declarar el día de Santiago, el patrón del Estado español, el matamoros, el de “cierra España”, como alguno de ustedes mismos ha reconocido, declararlo, digo “Día da Patria Galega”. Son ustedes una panda de locos, y no se lo digo por insultar, sino por describirlos.
En cuando a doña Aixa… Bueno, es doña Aixa. Qué le vamos a hacer.
Suyo, que lo es,
Francesc Bofarull i Bofarull, de la Pompeu Fabra y ex detective.
**** No menos indignada doña Aixa:
Señor Bofarull i Bofarull, como procuro no leer nunca, por higiene mental, la bitácora del señor (vamos a llamarle así) Moa, no me he enterado de su última contribución (llamémosla también así) de usted, a este debate, hasta que una alumna me lo ha comunicado. Porque yo, señor Bofarull i Bofarull, también soy profesora de universidad, de la universidad de Granada, y me preparo para titular de una cátedra. No lo dije antes porque no me parece bien ir por ahí jactándose de esto o de lo otro, como hacen usted y el señor Carballeira, y, sí, he oído hablar de la Universidad Pompeu Fabra, pero tampoco es para tanto, no se haga usted tantas ilusiones “carolingias”. Y este debate, que debiera ser clarificador y contribuir a la unión de todos contra la opresión española, pues está resultando todo lo contrario, por culpa de personas cerriles como usted. ¿No se había enterado?
Bien, no le voy a ocultar mi indignación por la forma como se permite usted tratarme: “En cuando a doña Aixa… Bueno, es doña Aixa. Qué le vamos a hacer”. Muy bien, espléndido, qué desprecio, qué arbitrariedad, qué…. ¿Y usted quién es, si puede saberse? Pues se lo voy a decir bien clarito: usted es un machista, un despreciable hipermegamachista, y hasta no me extrañaría que fuera usted un violador y un maltratador de mujeres, no se crea que me voy morder la lengua, porque he conocido a muchos así, como usted, que van de progres por la vida y luego resulta que son unos machistas esaboríos y de la peor especie. No me molestaría en responderle si no fuera porque, por desgracia, la bitácora esa indecente del tal Moa la leen alumnos de mi universidad, y no pienso permitir que se lleven una impresión falsa, señor machista carolingio. Pero es la última vez que me dirijo a usted, que conste. He procurado mostrarme educada y cariñosa, pero veo que es como echar margaritas a los cerdos. O a los burros, ya sabe usted de qué va.
Y le voy a decir otra cosa sobre su Rafael Casanova: ¡ni lo que crea el pueblo, ni narices! Me quise congraciar con ustedes en aras de la unidad por el objetivo común, pero ahora se lo voy a decir para que lo entienda bien, ya que presumen ustedes de tan científicos: Su Casanova, su héroe nacional, era un despreciable botifler, y me da igual que todos los catalanes, sin faltar uno, pretendan lo contrario, porque la verdad científica no hace caso de mayorías ni de argumentos de autoridad, como usted debería saber, pero evidentemente no se ha enterado. ¿Va aclarándose usted, señor machista “ científico carolingio de la Universidad Pompeu Fabra”? Su Diada es la cosa más idiota y fantasiosa que se pueda imaginar.
Usted nos trata a los andaluces y andaluzas de africanos, de fantasiosos, pero ustedes sí que son fantasiosos, como acabo de demostrar. Lean, en cambio, a nuestro Blas Infante, que ya en 1919 declaró, con verdadero instinto profético: "Sentimos llegar la hora suprema en que habrá que consumarse definitivamente el acabamiento de la vieja España (...). Declarémonos separatistas de este Estado que, con relación a individuos y pueblos, conculca sin freno los fueros de la justicia y del interés y, sobre todo, los sagrados fueros de la Libertad; de este Estado que nos descalifica ante nuestra propia conciencia y ante la conciencia de los Pueblos extranjeros. Avergoncémonos de haberlo sufrido y condenémoslo al desprecio. Ya no vale resguardar sus miserables intereses con el escudo de la solidaridad o la unidad, que dicen nacional".
¿Le parece esto fantasioso, señor Bofarull? Venga, váyase a paseo, machista de mierda.
Siempre a su disposición para lo bueno
Aixa Modrejón Cogolludo (La Doncella dorada, Bajo la fuente)
"¡Palacios, bibliotecas! Estos libros tirados,
estos inesperados
retratos familiares
en donde los varones de la casa, vestidos
de los más innecesarios jaeces militares,
nos contemplan partidos,
sucios, pisoteados,
con ese inexpresable gesto fijo y oscuro
del que al nacer ya lleva contra su espalda el muro
de los ejecutados".
http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado/quema-de-libros-no-empezaron-los-nazis-4110/
viernes, noviembre 21, 2008
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