viernes, noviembre 28, 2008

Ferraz y Moncloa echan mano de la vieja tactica que usó Felipe

viernes 28 de noviembrre de 2008
Ferraz y La Moncloa echan mano de la vieja táctica que usó Felipe

José Antonio Gundín (Elsemanaldigital.com)

A L igual que ocurrió con la figura de Felipe González a partir de su segunda Legislatura, empiezan a manifestarse en el PSOE síntomas inquietantes de culto a la personalidad del líder, o sea, de Rodríguez Zapatero. Algunas de las frases, epítetos y ditirambos pronunciados en los últimos Comités socialistas rivalizan con las odas bolivarianas a Hugo Chávez. Tras lograr que Sarkozy le prestara una silla en el G-20, el nivel de azúcar en el Gobierno se ha disparado y Pepe Blanco, Leire Pajín o López Garrido se han lanzado a una competición de quién es el que más elogios encendidos le dedica: "Líder mundial", "El hito más importante de la democracia", "Gracias a él, España ya cuenta", etc.

La prolongada permanencia de Felipe González en el poder, desde 1982 a 1996, no es cabalmente explicable sin recurrir al culto a la personalidad que se instaló de manera ferviente en la izquierda, incluido el Partido Comunista. El histórico dirigente socialista logró flotar por encima de sus garrafales errores de gestión, de la corrupción, del despilfarro y del amiguismo gracias al culto a la personalidad astutamente fomentado por sus fontaneros de La Moncloa.

Las causas de los males que padecía la nación se atribuían siempre a otros, desde Franco y su "pesada herencia" a la derecha cavernaria, pasando por elementos indeseables del propio partido socialista, pero nunca al modo de gobernar del propio González. Hubo que esperar a que el PSOE estallara internamente por la galopante corrupción y por el caso GAL, a que el PCE de Anguita despertara del hechizo y a que los sindicatos se cayeran del guindo, para que la estrella a la que se rendía culto empezara a declinar.

Da la impresión de que los estrategas actuales de La Moncloa, y alguno bueno hay entre los 700 asesores presidenciales, están calcando el modelo González de finales de los 80 para garantizarse una tercera Legislatura. El objetivo inmediato es que la profunda crisis económica no roce ni manche el aura que adorna a Zapatero como gobernante incapaz de romper un plato. A juzgar por las últimas encuestas, del CIS y de varios medios de comunicación, parece que lo están consiguiendo. El PSOE baja y el PP sube ligeramente, pero la figura de Zapatero no se ve dañada lo más mínimo y se mantiene por encima de su principal adversario, Mariano Rajoy.

La estrategia es de libro: el líder máximo no es culpable de nada; al contrario, todo iría a peor sin él. Así, la crisis es culpa de Bush, es decir, de Aznar y, por tanto de Rajoy. Mucha gente ha picado este anzuelo, a empezar por la izquierda radical, con una IU haciendo de palmero, y unos sindicatos de estómago agradecido. De lo contrario no se explica que si el paro sube, la culpa no sea de las ineficientes medidas de Zapatero, así que quien le critica, critica también que se ayude a los parados... El desparpajo de los fontaneros socialistas ha llegado al extremo de responsabilizar a Aznar-Rajoy del lío monumental en que está metida la petrolera Repsol. Y así sucesivamente.

No le será fácil al PP de Rajoy contrarrestar esta tendencia al endiosamiento de Zapatero, que pretende colocarlo por encima del bien y del mal. El ejercicio del poder y sus acólitos tienden por naturaleza a esa sacralización, que se suele manifestar abiertamente a partir de una segunda Legislatura. Por eso, no estaría de más que la oposición repasara el modo en que Aznar logró que triunfara su "Váyase, señor González", con el que puso fin a catorce años de una personalidad tan carismática que hasta en el PSOE aludían a ella como "Dios".

http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp

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