jueves, noviembre 20, 2008

Carrascal, Haberla, hayla

Haberla, hayla

JOSÉ MARÍA CARRASCAL

Viernes, 21-11-08
A veces me pregunto si somos el pueblo más ingenuo del mundo o el más escéptico. Si nos tragamos las mayores mentiras de nuestros gobernantes o no creemos ni una sola palabra de lo que nos cuentan, para poder seguir haciendo lo que de verdad nos gusta: gozar de la vida sin complicaciones. Viene a propósito de la crisis económica. La tesis oficial es que no existe una crisis económica española. Que lo que tenemos son reverberaciones de una crisis mundial, originada en Estados Unidos. Y como esa crisis ha sido atajada en el cita de Washington, el problema está resuelto. Todavía ayer, ante el aluvión de malas noticias que recibimos, nuestro presidente seguía hablando de «dificultades económicas». Eso es como llamar riachuelo al Amazonas.
Pero «lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible», como decía el Guerra auténtico, y las bolsas están demostrando lo erróneo, o mendaz, de tan simplista análisis. En Washington no se resolvió nada. Lo que se hizo fue trazar unas directrices para que la crisis no se convierta en gran recesión. Pero para ello se necesita poner en práctica esas directrices, algo que llevará mucho tiempo, mucho dinero y muchos sacrificios, de los que nadie aquí habla, inmersos en la política virtual del Gobierno y en la despreocupación de la ciudadanía, excepto aquellos a los que la crisis empieza a morder el fondo de los pantalones.
Porque existe una crisis económica genuinamente española, como han explicado los mejores especialistas, entre ellos el profesor Velarde Fuentes, en una reciente Tercera de ABC. En España hay también «hipotecas basura». En España tenemos también una falta de liquidez. En España tendremos que hacer un reajuste, puede que mayor que el de otros países, porque a los problemas comunes se unen los específicos de nuestra economía: excesiva dependencia del sector inmobiliario, escasa productividad, insuficiente tecnología propia, pobre preparación, falta de flexibilidad laboral, el mayor déficit comercial después del norteamericano, temas todos ellos a los que el actual Gobierno no prestó la menor atención en su primer mandato, dedicado a la negociación con ETA, a los nuevos estatutos, a la «segunda transición», a la alianza de civilizaciones y a otros proyectos tan fatuos como peligrosos. Para terminar mendigando un asiento prestado en la reunión de Washington. Por cierto, si nuestra economía y nuestro sistema financiero iban tan bien como se nos decía, ¿para qué necesitábamos estar allí? ¿Para presumir de que tenemos la solución? Es posible que muchos lo crean o finjan creerlo, pero a los que se vayan apuntando al paro o a los que tengan que cerrar sus empresas en los próximos meses les va a costar creerlo. Porque «haberla, hayla». Lo malo es que, a diferencia de las meigas, una crisis económica no se conjura con una foto con el maligno Washington, con una cúpula futurista en Ginebra, ni con la detención de un asesino en Francia, remedios predilectos de la política vudú de nuestro gobierno.

http://www.abc.es/20081121/opinion-firmas/haberla-hayla-20081121.html

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