viernes 28 de noviembre de 2008
Cristo para nuestras escuelas
Félix Arbolí
E L padre de una alumna de un colegio público de Valladolid se ha convertido en un héroe popular al haber conseguido una sentencia favorable para quitar el Crucifijo en la escuela de su hija. Es decir que han prevalecidos los sentimientos y enconadas ideas de un individuo sobre la colectividad de alumnos, padres y profesores que no fueron capaces de hacer valer con valentía y decisión que ellos sí querían ese símbolo en sus clases. Porque no creo que esa aversión a Cristo esté tan generalizada entre todos los componentes de esa familia escolar. Y todavía la “tele” tan tendenciosa como acostumbra, se empeña en sacarnos el rostro y las manifestaciones de ese “anti-Cristo” , afirmando que es triste que haya tenido que pasar tanto tiempo para que un juzgado tome esa medida de odio a un Símbolo tan enraizado en nuestros sentimientos, cuando según la Constitución éste es un país aconfesional. Lo que resulta triste es tener que oír y soportar en una televisión que llega a todos los hogares españoles tal insensatez, por la que siento vergüenza ajena. Y como es ya habitual, el PSOE alaba la postura contraria a nuestras creencias más íntimas y el PP, mira para otro lado haciendo galas de su habitual cobardía. Según Maria Dolores de Cospedal, la número dos del partido, acatan la sentencia, aunque a ellos no les molesta en absoluto que un Crucifijo esté en un colegio público. (Menos mal que hace esta aclaración, que vista la frialdad demostrada ante el tema, casi nos coge de sorpresa). Aclara que España es un país aconfesional, según la Constitución, pero reconoce un papel especial a la iglesia católica, que es la confesión mayoritaria de los españoles. Ignoro, viendo el panorama y el hecho relatado con sentencia incluida, donde está ese papel especial reconocido.
Quieren utilizar la Constitución para provocar odios y rencores, ofendiendo en sus creencias y sentimientos a determinados ciudadanos, que somos mayoría y no se preocupan de usarla y tenerla en cuenta en otras muchas y más necesarias cuestiones que en ella se especifican y legislan. Por ejemplo, en la que habla de la indisoluble unidad de la Nación Española, patria común e indivisible de todos los españoles. Igualmente en la que aclara y precisa que el castellano es la lengua española oficial del Estado y todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. ¿No hay en estos casos sentencia judicial, ni protesta de incumplimiento de esta norma por parte de nadie?. También consta en esta Ley de leyes que “la bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas” y estamos hartos de ver a la bandera republicana en mítines, actos e incontables sitios públicos sin que intervenga la policía para impedirlo, ni haya algún juez que dicte ninguna sentencia condenatoria, cuando es tan anticonstitucional como la del águila franquista, que sí está denostada y severamente perseguida. Agrega además en su artículo 4, punto 2, que “los Estatutos podrán reconocer banderas y enseñas propias de las Comunidades Autónomas. Estas se utilizarán “junto” a la bandera de España en sus edificios públicos y en sus actos oficiales “. Ese “junto” figura por algo, digo yo, pero nuestros jueces pasan olímpicamente del tema porque no se trata de un Crucifijo en la pared de una escuela. ¿ Donde están las sentencias y protestas por esta omisión de nuestra bandera y su quema en la vía pública ante el regocijo de una pandilla de gamberros y renegados?. Pienso yo que lo mismo que vascos, catalanes y gallegos hacen oídos sordos a las leyes constitucionales y centrales que no le interesan, como ésta de la bandera, debería hacer lo mismo la Comunidad de Castilla y León, sobre lo que ha dado origen a mi artículo, que tiene menor trascendencia política. .
Sin omitir, por supuesto, el apartado donde consta pomposamente que todo español tiene derecho a un trabajo y una vivienda digna y todos sabemos que hay muchos, millones, que carecen de ambas cosas y nadie ha pronunciado sentencia alguna por ello. ¿En qué quedamos, para lo que nos interesa es válida e ineludible la Constitución y sus artículos son indiscutibles,-aunque no habla para nada de eliminar los símbolos de una religión, que guste o no, es la mayoritaria de los españoles-, y para otros casos nos la pasamos por el forro de los pantalones y todos tan tranquilos?. Si a la hija de ese señor le molestaba el Crucifijo, debería ser más solidaria y pensar que a muchas de sus compañeras sí le gustaba tenerlo en la pared de su aula. ¿Es más importante lo que piensa una alumna y su padre, que los puedan pensar el resto de los padres y alumnos de su clase?. No, en la Constitución no se especifica que deben desaparecer los Crucifijos de ninguna parte. A mi también me molesta no ver la bandera española ondeando en edificios públicos y quemada y pisoteada en plena calle sin que nadie haga nada por impedirlo y esto sí va en contra de nuestra Constitución y me tengo que aguantar. Nunca he visto mayor saña en ofender y atacar a un Símbolo Sagrado al que la mayoría de los ciudadanos tenemos un respeto imponente. ¿Se le habrá quitado la tristeza que sentía por no haberse adoptado esta decisión antes?. ¡Pobrecito mío, cuanto han debido sufrir él y su mortificada hija ante la afrenta de tener que padecer esa horrible visión en su clase!.
¿Y esto no ha merecido la repulsa ni el comentario de nadie, incluidos esos políticos del PP?. Como sigamos así vamos a terminar venerando a la Pasionaria y a Pablo Iglesias,- a los que no pretendo faltar el respeto-, en cuadros, estatuas y paredes, como los nuevos dioses de esta España invertebrada, a la que ya no reconocería ni el insigne maestro Ortega y Gasset.
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. Podréis quitar a Cristo de las paredes, pero jamás conseguiréis arrancarlo de nuestros sentimientos, porque como dijo el agnóstico e ilustre profesor Tierno Galván, presidente de honor del PSOE, cuando quisieron quitárselo de su mesa de despacho de la Alcaldía madrileña: “Dejadlo donde está, porque Cristo es amor y no me ofende”. ¡Vaya lección a tantos santurrones y otros muchos “ones”….!
http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp?Id=1847
viernes, noviembre 28, 2008
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