viernes 21 de noviembre de 2008
El telar gubernamental de Penélope
Marcello
Resulta llamativo el combate público al que estamos asistiendo entre la propaganda del Gobierno y la realidad del país. Por un lado comprobamos una intensa actividad fotográfica y televisiva del Ejecutivo de Zapatero en la Cumbre del G20, la captura de 'Txeroki', los acontecimientos deportivos -la selección de futbol por un lado y la Copa Davis de tenis por otro, o la crisis del Real Madrid- y la cruda realidad económica y social que invade la vida española, con el anuncio de que la recesión es ya una realidad.
Los publicistas de la Moncloa trabajan a todo gas con campañas de todo tipo a favor del Gobierno -el pan y circo de siempre- y de su presidente, a fin de que los ciudadanos se olviden de la crisis y se distraigan, por ahora y de aquí a las duras Navidades que se acercan, ajenas al consumo de toda la vida, para no imputar al Ejecutivo los desastres empresariales y familiares que se desprenden de las oleadas del paro o de la caída imparable de toda la actividad económica.
En este plan de activismo publicitario gubernamental se inscriben ciertas polémicas como las de la Guerra Civil, la monja Maravillas, y asuntos de menor cuantía política pero de impacto social -la cúpula de Barceló en la ONU o las fotos de Zapatero en la Casa Blanca, o la crisis del Real Madrid, etcétera- que inundan los grandes medios de comunicación, pero que duran pocos días, mientras que el tsunami financiero y económico se acerca a las costas españolas con su enorme capacidad destructiva que -según los expertos en la materia- estallará en las playas españolas en los primeros meses del 2009, provocando unas cotas de desempleo y de cierre de empresas nunca vistas en los últimos años.
Como en el telar de Penélope, lo que construye a la luz del día la engrasada maquinaria de la propaganda oficial, lo destruye por la noche el reflujo de esa marea negra e intensa de la crisis financiera, económica y social, que en cuestión de semanas o meses arribará a nuestras playas dejando tras de sí un fantasmal espectáculo de destrucción y de caos social.
Y no se ve en el Gobierno, empeñado como está en el optimismo oficial y la estrategia de la confianza, que nadie esté en condiciones de decir la verdad a los ciudadanos, ni tampoco de proponer un plan nacional de emergencia, o de buscar un gran pacto con la oposición. Una oposición del PP que, por su parte y siguiendo su particular estrategia del tancredismo y del verlas venir, está atrincherada en sus cuarteles sin ofrecer alternativa alguna, o un gran pacto nacional, convencido de que el tsunami llegará y hundirá las expectativas electorales de Zapatero y del PSOE, en el beneficio del PP y de una alternancia en el Gobierno, lo que será difícil de visualizar mientras los populares no presenten su propio plan de lucha contra la crisis y todo un equipo de gobierno de máximo nivel y credibilidad para que los ciudadanos vean en el horizonte algo o alguien más que la deprimente y balbuceante imagen del vicepresidente Solbes y sus continuas rectificaciones de todo lo que dice y anuncia.
De manera que, cuando naufrague en el maremoto el famoso optimismo antropológico del presidente, no da la impresión de que vayamos a ver en la tierra seca una poderosa alternativa de la oposición. Y menos aún ese gran pacto nacional -¿por qué no al estilo de la gran coalición alemana?-, al que, seguramente, unos y otros recurrirán cuando las cosas ya no tengan arreglo y sea demasiado tarde para reaccionar.
http://www.estrelladigital.es/ED/diario/55475.asp
jueves, noviembre 20, 2008
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