miércoles, noviembre 19, 2008

Valentin Puig, Extrema derecha en embrion

Extrema derecha en embrión

VALENTÍ PUIG

Jueves, 20-11-08
INNOMBRAR ciertas cosas incómodas de la política casi nunca evita que emerjan, tomen cuerpo y determinen la realidad. Ocurre con la extrema derecha o, más concretamente, con los populismos de derecha dura. La extrema izquierda, al menos en España, nunca ha tenido ese problema porque se le confiere una legitimidad idealista injustificable por su nostalgia totalitaria explícita y su aprobación del castrismo o del socialismo del siglo XXI que propugna Chávez. En España, más allá del centro-derecha, un embrión de extrema derecha tiene ya sus tribunas y voces distintivas. La recesión económica pudiera acelerar una gestación que requiere de un novísimo líder y de financiación. Considerada la perspectiva de las elecciones europeas con sus listas por distrito único, habría ocasión para repentizar una organización de choque, con resonancia mediática, movilización por internet y un líder con elementos de carisma, sin añoranzas franquistas ni poso neonazi, capaz de seducir un voto joven extraviado. Se busca un líder totalmente post-franquista, en la línea seductora de un Pim Fortuyn holandés adaptado a la idiosincrasia de la actual sociedad española. Los efectos circundantes de inseguridad, pesimismo y miedo que provoca una recesión económica amplificarían el descontento con una sociedad precarizada, el rechazo a la inmigración y reacciones xenofóbicas, la insatisfacción con un paro que puede provocar inseguridad ciudadana, el sentido de fractura identitaria, recelo a la globalización y una súbita desconfianza ante las opacidades remotas de la Unión Europea. Muy diversas configuraciones de la derecha dura han aparecido o reaparecido ya en Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Suiza, Holanda, Noruega, Portugal y Reino Unido.
Respecto a nuevos populismos, importan los fallos de percepción y capilaridad de los grandes partidos, y no sólo del centro-derecha. La extrema derecha también sustrae votos a la izquierda frustrante. En sus períodos álgidos, bloques compactos de voto comunista francés se trasladaron a Le Pen, con provecho para Mitterrand, del mismo modo que Zapatero posiblemente fuera el más favorecido en España, al computarse sustracciones. En general, la irrupción de esos movimientos políticos tiene una dimensión electoral transitoria, pero no por eso dejan de trastocar el «status quo» político y un previo proceder consensual.
En el Congreso de los Diputados, Fuerza Nueva tuvo el escaño de Blas Piñar en 1979, con 379.463 votos. En 1982, lo perdió, disolviéndose el partido. Se forma Frente Nacional: 122.927 votos en las elecciones europeas de 1987 y 60.672 dos años más tarde. Ahí, en el mismo 1989, la candidatura de Ruiz Mateos obtuvo 608.560 votos -dos eurodiputados-, en clave muy particular, casi tantos como CiU. En 1991, el partido de Jesús Gil logra mayoría absoluta en Marbella. En las elecciones municipales de 2007, «Plataforma per Catalunya», de signo anti-inmigración, logra 17 concejales. En las recientes elecciones generales, se presentaban nueve partidos de extrema derecha y ninguno llegó a los 15.000 votos. Las europeas de 2009 tienen rasgos muy específicos. Con una recesión, el voto de castigo afecta generalmente al gobierno, pero también tiene expansiones antisistema. En las elecciones europeas, el abstencionismo viene a ser la posición predominante y se prevé especialmente intensa en los países centroeuropeos. Al mismo tiempo, las previsiones giran en torno a los setenta escaños más a la derecha del centro-derecha, una docena más de escaños sobre los actuales. Si proyectamos la hipótesis de una candidatura de nueva derecha en España, el PP habría de afirmar su ubicación entre ese populismo emergente de derecha dura y los postulados de la formación política de Rosa Díez. Eso tal vez ayude a centrarse, pero aleja de los caladeros de votos que dan la mayoría absoluta. Obliga a la claridad estricta en cuanto al modelo territorial.
Es decir: de mantenerse cierta lógica, el mayor deterioro electoral de la fase depresiva afecta negativamente al gobierno, incluso con la vertiente antisistema instintiva que abarcase a la nueva clase media baja y a dos generaciones de jóvenes que cataron los goces de la capacidad adquisitiva y desconocen la fase bíblica de las vacas flacas. Especulaciones nunca escasean. Faltan no pocos meses para las elecciones europeas, pero ya pronto se verá si una nueva derecha dura gestualiza y da forma electoral al lenguaje que un puñado de líderes de opinión llevan un tiempo practicando.
vpuig@abc.es

http://www.abc.es/20081120/opinion-firmas/extrema-derecha-embrion-20081120.html

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