miércoles, noviembre 12, 2008

Pablo Sebastian, La guerra de Zapatero

jueves 13 de noviembre de 2008
La guerra de Zapatero

Pablo Sebastián

La guerra de Iraq fue la tumba política de Aznar -y de Blair y Bush en sus respectivas despedidas-, y la de Afganistán puede ser la tumba política de Zapatero si el presidente, como parece, decide aumentar el número de las tropas que España tiene desplegadas en ese caótico país para halagar al presidente Obama y rehacer su posición con Washington, que es, en cierta manera, lo mismo que hizo Aznar con Bush en la foto de las Azores. Con el agravante, para Zapatero, de que en Afganistán se han acabado las misiones de paz y de reconstrucción y van a empezar las de guerra abierta, que es el estilo del general Petraeus, actual comandante en jefe americano en la zona, que precisamente viene del frente iraquí.

Y si se aumentan las tropas y proliferan los atentados y los muertos -y España lleva ya cerca de cien en ese absurdo conflicto entre atentados y accidentes-, los ciudadanos de este país no soportarán entierros de Estado cada dos por tres, ni más lágrimas políticas de ocasión, ni más mentiras sobre los motivos de nuestra presencia en ese país lejano y ajeno a todos nuestros intereses nacionales y estratégicos. Y ya está bien de decir, lo que no es verdad, que allí mueren los españoles en defensa de las libertades, porque en ese caso deberíamos estar combatiendo en medio mundo, lo que no es la misión de España ni nuestro país tiene capacidad.

Precisamente, la guerra civil española, desenterrada por el Gobierno sin el menor apoyo o demanda social -salvo de colectivos cualificados-, está en la memoria y en los genes de muchos españoles, que se oponen a toda clase de conflictos. Ya en la primera guerra de Iraq, mucho más justificada que la segunda, por la anexión de Kuwait por parte de Sadam Husein y por el apoyo de la ONU, contó un altísimo porcentaje de rechazo por parte de los ciudadanos españoles. Incluso la de Yugoslavia que desencadenó desde la OTAN Javier Solana tampoco tuvo apoyo social, a pesar de que estos dos citados conflictos contaron con amplio consenso político del PSOE y del PP y de medios de comunicación.

Y no digamos la segunda guerra de Iraq de George W. Bush, que sigue inacabada, que nació en la mentira y la ilegalidad, y que le costó a Aznar y al PP el gobierno de la nación y a los españoles cerca de 200 muertos en el atentado islamista de Madrid. Esa guerra tuvo el rechazo de una inmensa mayoría de españoles, a los que despreció olímpicamente Aznar a cambio de unas fotos con Bush, como las que Zapatero se quiere hacer ahora con Obama. Y el presidente, su Gobierno y el PSOE se van a equivocar porque la guerra de Afganistán -lo hemos dicho más de una vez- no tiene nada que ver con España, que además no es potencia militar, ni tampoco con todos nuestros intereses nacionales, y sí y al contrario con los intereses de otras potencias europeas y americanas, que son estratégicos y energéticos y cuyas naciones poseen unos poderosos ejércitos no comparables con el nuestro.

O sea, que se anden con cuidado Zapatero, Moratinos y Chacón -estos tres que no son capaces de decir lo mismo ni ponerse de acuerdo sobre la guerra de Afganistán y lo que hará España cuando Obama llegue a la Casa Blanca-, porque podemos ver en Madrid otra vez grandes manifestaciones al grito de "no a la guerra", como las que vimos cuando lo de Iraq. Y si alguien piensa en la Moncloa, o en el Gobierno y en el PSOE que porque Obama es negro y del Partido Demócrata americano los españoles van a apoyar nuestra presencia militar en Afganistán y un reguero o un goteo de cadáveres de nuestro "héroes" del siglo XXI, se van a equivocar. Esa guerra no es propia de España y de ahí debemos salir, de manera ordenada y poniendo la fecha de acuerdo con nuestros aliados, pero poniendo fecha de retirada, para que tampoco pase lo de la estampida insolidaria de Iraq.

http://www.estrelladigital.es/ED/diario/53616.asp

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