lunes 17 de noviembre de 2008
JOSÉ VILAS NOGUEIRA CATEDRÁTICO DE CIENCIAS POLÍTICAS
memoria de los días
"Si tú me dices ven..."
"Si tú me dices ven, lo dejo todo / Si tú me dices ven, será todo para ti?", cantaban Los Panchos. Ahora Zapatero se ha incorporado al oficio. Como ya tiene incondicionalmente seducido al público nacional, no muy exigente respecto del arte de Calíope, "la de la bella voz", se ha lanzado a la conquista del público internacional. Pero tal operación requiere un agente de fuste. Y no ha precisado de muchos kilómetros para encontrarlo. Aunque la devoción de Zapatero es socialista, ha recurrido a Sarkozy, que cuando la propia carrera está en juego sería tontuna reparar en tiquis miquis ideológicos. Meteco y hombre de pequeño tamaño, monsieur le président no se siente menos atraído por las políticas de grandeur que el mismo Napoleón.
Y a París ha acudido el leonés, nacido en Valladolid. Cuenta Le Figaro, periódico con fama de bien informado sobre los asuntos del Elíseo, que el cantamañanas patrio ofreció al presidente de la República vecina: "te daré todo lo que me pidas si consigues que esté en la reunión". Se refería el menguado a la cumbre convocada por el presidente Bush para, dizque, reformar el orden económico y financiero mundial. Como para echarse a temblar. Presidente del Gobierno, a beneficio de inventario, lleva cinco años ofreciendo, contra la Constitución y la decencia, aquello de lo que no dispone, pero que hemos de pagar (casi) todos los españoles, desde el refrendo incondicional al nuevo Estatuto, que aprobase el Parlamento de Cataluña, suplantando al Parlamento nacional y al Tribunal Constitucional, hasta la designación del nuevo presidente del Consejo General del Poder Judicial, sustituyendo a este Consejo, teóricamente titular de uno de los poderes del Estado.
Como la mayoría de los españoles pueden cambiar de déspota, pero no pueden vivir sin despotismo, Zapatero puede ofrecer lo que guste. El servilismo español viene de lejos: ya en el siglo XI el cantar de Mío Cid atribuye al pueblo burgalés el lamento por el destierro real de Rodrigo Díaz de Vivar: "¡Dios, que buen vassallo, si oviese buen señore!". De entonces ahora una increíble hermenéutica, sin embargo muy celebrada, ha identificado al pueblo español con el señor de fortuna de la alta Edad Media, y el populismo se ha convertido en disfraz y justificación del servilismo. La cobertura puede cambiar, pero el "vivan las caenas" permanece intacto. Nunca veremos una Tierra que ponga libertad, que cantaba Labordeta, antes de meterse en politiquerías.
¿Cuál será el precio que habremos de pagar a Sarkozy? Alguna gente ha apuntado al 20% de Repsol (que querían comprar los rusos). ¡Ojalá se quedase sólo en eso! ¿Y a cambio de qué? A cambio de una foto, la fotografía más cara del mundo. Bush ha recibido a Zapatero, empeñado en emular al "malvado" Aznar. Lejos quedan los tiempos del antiamericanismo militante. Entonces no se levantó al paso de su bandera; hoy se arrodillaría ante su presidente. Tendrá seis minutos para ilustrar a los otros dirigentes mundiales sobre su abisal incompetencia. Y a tal efecto, se ha llevado un séquito de 24 personas. ¡Qué menos para el país del mundo que tiene más gobiernos y más asesores gubernamentales por metro cuadrado! Juan Pueblo correrá con la factura, pues la presencia de "España" en este foro no sólo es gratificante para el "orgullo nacional"; era imprescindible. Lo dijo Rajoy, a cambio de los insultos de José Blanco. El jefe de la oposición no sólo tiene alma de esclavo; es masoca.
M. Sarkozy no nos cobre demasiado. Apiádese de nuestras viudas y huérfanos. Nosotros también sabemos cantar: "allons enfants de la Patrie?".
http://www.elcorreogallego.es/index.php?idMenu=13&idEdicion=1070&idNoticiaOpinion=365581
domingo, noviembre 16, 2008
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