martes 18 de noviembre de 2008
Hacia la derrota de ETA
Germán Yanke
Mikel Garikoitz Aspiazu, alias 'Txeroki', pasa por ser, hasta ahora, el jefe del llamado "aparato militar" de ETA, algo que, para hacer honor a las palabras, debería llamarse sencillamente el operativo de los pistoleros en una banda terrorista poliédrica. No hay "duros" y "blandos" en ETA -porque, si los hubiera, los "blandos" no estarían en un conglomerado tan salvaje- pero, según las informaciones de las que se dispone, parece que Aspiazu estaba, entre los siempre duros, en el grupo de los más intransigentes. El tal 'Txeroki' no es sólo un "dirigente", sino también él mismo un pistolero acusado de asesinatos directos e incurso en buen número de procedimientos judiciales. Por todo ello, su detención es, en acertadas palabras del presidente del Gobierno, un "duro y contundente golpe" a la banda terrorista.
Nadie lo duda, ni dentro ni fuera del nacionalismo vasco, "radical" o no. Y, en la medida en que las detenciones para que los terroristas sean puestos a disposición judicial y en el horizonte no haya posibilidad alguna de negociación, la batalla contra ETA se irá ganando. Lo apunto porque ahora los partidarios de la negociación -o de ese eufemismo del "final dialogado"- se escudan en la capacidad de la banda para sustituir a unos por otros y para reclutar nuevos terroristas. Un absurdo más en la defensa fanática de la negociación. Ni la sustitución deja las cosas como estaban (cada detención es importantísima para evitar muertes y destrozos), ni la banda consigue, cuando es perseguida policial y políticamente, nuevos pistoleros con la facilidad de otros momentos, sobre todo los más dominados por la pusilanimidad o la peligrosa ingenuidad.
Sin duda, ETA mantiene su fuerza asesina y totalitaria aunque esté cada día más dañada. Es más, puede que haya un peligro inminente de que, en el escenario de barbarie en que se mueve, nos dé muestras inmediatas de su violencia. Pero, a pesar de todo ello, estamos en una batalla en la que, si se mantienen los criterios de firmeza y de consenso entre el Gobierno y la oposición, es el Estado (y la libertad y el Derecho con él) el que gana y el terrorismo el que pierde.
Es, por todo ello, el momento de agradecer a las Fuerzas de Seguridad del Estado su esfuerzo y felicitarlas por sus éxitos. Y de reforzar la beneficiosa cooperación con Francia o con el Reino Unido, como ocurre en el caso de De Juana Chaos. Y también de no cejar en el empeño para seguir el único camino que, antes y ahora, se ha demostrado eficaz para avanzar hacia la derrota definitiva de ETA, que, como se ve cada vez que se hacen bien las cosas, es perfectamente posible. Lo que era y es un mito (o, mejor, una falsedad interesada) es aquello del "empate infinito". Nunca avistaremos el fin por voluntad de los violentos porque todo en ellos -desde la ideología a la inercia- lleva al terrorismo. Pero, si queremos derrotarles de verdad, ellos avistarán su fin, es decir, los juicios y la cárcel.
http://www.estrelladigital.es/ED/diario/54500.asp
martes, noviembre 18, 2008
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