Alberto Sotillo, La desgracia del ganador

La desgracia del ganador

ALBERTO SOTILLO

Lunes, 03-11-08
Los políticos norteamericanos aún deben aprender de los españoles ese genuino donaire con el que, incluso en sus más resonantes derrotas, son capaces de convencer al orbe entero de que las apariencias engañan porque, en un plano más profundo de la realidad, ellos han sido los ganadores. Pero tal vez sea ésta la oportunidad. Tal y como anda el mundo, nada más verosímil que el optimista oficial del partido perdedor en las elecciones norteamericanas esté preparando el siguiente memorándum:
«Compañeros, hemos perdido. ¡Menos mal! Alegrémonos, porque no hay mayor fortuna ni alivio que dejar al rival que apenque con lo que le espera. Hace ocho años la economía norteamericana crecía a un ritmo superior al 7% con un paro del 4% y una inflación del 3. ¡Y cuando el petróleo se ponía a 30 dólares decían que estaban en crisis! La gente tiene el vicio de habituarse a lo bueno. Así que se endeudaron para no perder el tren de vida. Ahora, asoma la recesión, hoy no se fía y mañana tampoco, y cuando el petróleo se pone a 60 dólares decimos que no es posible un precio tan tirado. Es una realidad objetiva que, ante tal panorama, perder estas elecciones es una bicoca, una oportunidad con la que ya no pueden soñar nuestros adversarios ¡Que se fastidien!
Sostiene la Administración saliente que se está ganando la guerra de Irak. Tal vez se les olvida puntualizar que son los ayatolás de Irán los que están ganando. Después de los atentados del 11-S había codazos en la comunidad internacional para enviar tropas a Afganistán. Ahora, las mentes más ingeniosas de las cancillerías tienen como misión encontrar una coartada para no comprometer a ni un soldado más. Bin Laden sigue vivo, los talibanes ya se ven otra vez en Kabul, Al Qaida multiplica sus franquicias y en los territorios palestinos, en vez de a Arafat y la OLP, tenemos a los barbudos de Hamás.
El mundo es más inseguro, más pobre y menos solvente. Con lo que se demuestra que nuestra estrategia era la correcta: nos convenía perder las elecciones. Cada día del mañana tendremos una renovada oportunidad para machacar a quienes las han ganado. ¡Anda y que se fastidien!

http://www.abc.es/20081103/opinion-firmas/desgracia-ganador-20081103.html