2-IX-2008
Garzón el desenterrador
Con un caso caliente y de máxima actualidad, con la Justicia esclerotizada y al borde del colapso, el juez estrella ha decidido abrir una investigación sobre algo tan peregrino como las muertes acaecidas durante la Guerra Civil y la posguerra.
Es todavía un misterio quién y por qué dio el chivatazo a la ETA que impidió hace más de dos años la detención de Joseba Elosúa. A pesar de su gravedad y de que esté implicado Fernando Mariscal, antiguo jefe de seguridad del PSOE, el caso duerme el sueño de los justos en algún rincón del despacho de Baltasar Garzón en la Audiencia Nacional. Y no es el único caso pendiente en la Audiencia Nacional. Las causas se acumulan cada día en todos los juzgados españoles que, con razón, son una de las instituciones peor valoradas por los ciudadanos. Pues bien, con un caso caliente y de máxima actualidad, con la Justicia esclerotizada y al borde del colapso, el juez estrella ha decidido abrir una investigación sobre algo tan peregrino como las muertes acaecidas durante la Guerra Civil y la posguerra.
El recuento de muertos y el análisis de las causas que condujeron a los muchos asesinatos de nuestra guerra es material interesante, pero para los historiadores, que llevan siete décadas investigando con mejor o peor fortuna sobre ese particular. Lo que no es de recibo es que un juez de la Audiencia Nacional se ponga, 70 años después de la contienda, a solicitar partidas de defunción e informes sobre las ejecuciones judiciales y extrajudiciales que tuvieron lugar durante y después de la guerra.
Remover una tragedia nacional como fue la Guerra Civil con intereses políticos constituye una inmoralidad de primer orden que atenta contra el sentido común y contra el espíritu de reconciliación que, al menos en sus primeros tiempos, inspiró a la democracia española. Ahora, cuando las heridas ya han cicatrizado y la guerra es un doloroso pero necesario recuerdo que nos enseña la senda que los españoles no debemos volver a pisar, no viene a cuento poner en marcha una investigación judicial sobre los crímenes cometidos entonces. Ha pasado demasiado tiempo y, tratándose de una Guerra Civil, es difícil establecer responsabilidades y más cuando los dos sistemas políticos que se enfrentaron –la República y el régimen de Franco– se han extinguido hace varias décadas.
¿Qué pretende Garzón sacar en claro de esta ocurrencia? ¿Pondrá a los responsables –que llevan décadas muertos– frente a un tribunal o se limitará a condenarlos en rebeldía? ¿Por qué ahora y no hace 20 años cuando tomó posesión de su juzgado en la Audiencia Nacional? Pues por una razón muy sencilla. Garzón no busca la Justicia ni el esclarecimiento de la verdad histórica que, como ya hemos apuntado más arriba, es algo que pertenece al ámbito de los historiadores. Garzón quiere publicidad y escándalo, esferas en las que se encuentra como en casa. Si, además de ganar peso mediático, con esta absurda campaña consigue armar barullo suficiente para suavizar el otoño que se le avecina a Zapatero pues mejor aún. Así de simple, así de estúpido y así de ruin.
http://www.libertaddigital.com/opinion/editorial/garzon-el-desenterrador-45146/
martes, septiembre 02, 2008
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