Cambó y la picardía
29.09.2008
MIGUEL ESCUDERO
E s bien sabido que Francesc Cambó fue la mano derecha de Enric Prat de la Riba, el primer presidente de la Mancomunidad de Cataluña (desde 1914 hasta que falleció en 1917, el 1 de agosto, con 46 años de edad), quien lo nombró su sucesor en la dirección de la Lliga. Ambos catalanistas tenían como principio 'Per Catalunya i per l'Espanya gran', el cual habla por sí solo. En 1918, Cambó entró en el gobierno del mallorquín Maura como ministro de Fomento. Fue un ministro eficacísimo. Hubo entonces un caso ruidoso que el historiador sevillano Jesús Pabón ha descrito en su obra 'Cambó' (tres volúmenes y más de mil quinientas páginas; la primera entrega en 1952, las otras dos en 1969). ¿Quién se acuerda hoy de aquello?
Con el crédito para conservación de carreteras se pagaban jornales a obreros sin trabajo y con unos volantes dados en el Ayuntamiento de Madrid y en Obras Públicas. Algunos de ellos estaban en paro forzoso, pero «la mayoría estaba formada por vagos de profesión». Al tomar posesión del Ministerio, Cambó comprobó que aquellos volantes habían consumido una buena cantidad del crédito de construcción de carreteras. «Era preciso elegir, dice Pabón, o continuar utilizando ese crédito o acabar con el abuso. Lo segundo -no se le ocultaba a Cambó- motivaría una campaña 'contra el ministro catalán que condenaba a la miseria a millares de obreros madrileños'. Lo primero supondría la pérdida de otro crédito: el suyo. Sabía que los ingenieros de Obras Públicas se sentían avergonzados de tener que amparar ese abuso».
Cambó despidió a los supuestos obreros en paro forzoso, pero quienes de ellos se presentasen obtendrían enseguida trabajo en las obras que se hacían cerca de Madrid. Tal y como se esperaba, se produjo una campaña de prensa contra Cambó, quien dijo que «se formaron frente al Ministerio y frente a mi domicilio grandes grupos de 'obreros' despedidos; recibí reclamaciones y amenazas de todas clases». Él se mantuvo firme. Los 'despedidos' fueron 4.600; los que se inscribieron para trabajar de verdad, 562; los que se presentaron al trabajo, 300. El éxito de esta batalla, dijo el político catalán, le dio «una gran fuerza moral ante el personal técnico del Ministerio y, en especial, ante el Cuerpo de Ingenieros de Obras Públicas». Yo diría que ese ejemplo extiende hoy ante nosotros la fuerza de su valor.
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20080929/opinion/cambo-picardia-20080929.html
lunes, septiembre 29, 2008
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