Alambrados
29.09.2008
IÑAKI EZKERRA
H ay algo que hay que reconocerle de bueno a Zapatero dentro de toda la larga colección de errores y horrores que ha acumulado su tratamiento blando de la cuestión nacionalista durante la pasada legislatura. Zapatero ha conseguido volver extraordinariamente extemporáneo a Ibarretxe, su plan, su referéndum, su discurso victimista. Ibarretxe habla ahora de alambradas, nos está pintando «una Euskadi cercada por la alambrada del PSOE, el PP y el Tribunal Constitucional», pero la imagen no cuela ni como metáfora. Resulta demasiado subida de tono, demasiado caliente, demasiado trágica para la apatía reinante, para la frialdad ambiental, para el pasotismo general. No conozco, la verdad, a ningún vasco que se sienta realmente alambrado, embutido, incrustado en una malla de metálicas púas. Bueno, sí, miento, conozco a uno, pero no es por culpa de ningún partido ni del Constitucional sino de su mujer. Conozco de vista a la peña esa de ETA que quiere pegar tiros y poner bombas y lanzar cócteles molotov como si fuera lo normal, como otros hacen pesas o trabajan en la Kutxa o estudian informática, pero creo que esos se sentirían alambrados en cualquier parte del mundo y además está muy bien, por otra parte, que se sientan alambrados. Es bastante natural que se sientan alambrados y lo inquietante sería más bien lo contrario. Ésos en Euskadi, por desgracia, se sienten menos alambrados de lo que se sentirían en cualquier otro sitio.
Con su blandura, Zapatero ha vuelto indiscutiblemente, escandalosamente, definitivamente anacrónico el alambicado, el alumbrado y alambrado victimismo de Ibarretxe. Uno no tiene el menor inconveniente en reconocer ese lado positivo del experimento zapateril, que a uno le sigue, por otra parte, pareciendo demasiado caro, porque la extemporaneidad no lo es todo en la vida; porque no sólo se trataba de demostrar la extemporaneidad de Ibarretxe sino también de poder contarlo.
No, la imagen esa del campo de concentración no nos vale para esta Euskadi donde la gente anda tan gordita. Cualquier periodista extranjero, cualquier ajeno e ingenuo observador que se tomara en serio las palabras de Ibarretxe quedaría un tanto desconcertado al ver por las calles vascas esas triporras felices y proverbiales que no son las del campo de refugiados exactamente ni de trabajo ni de exterminio sino las de las kokotxas, las morcillas y las alubias de Tolosa que producen otra clase de gaseamientos diferentes a los del Holocausto.
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20080929/opinion/alambrados-20080929.html
lunes, septiembre 29, 2008
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1 comentario:
Gran tipo, este Ezkerra.
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