lunes, septiembre 29, 2008

Carrascal, Un asesinato es un asesinato

Un asesinato es un asesinato

JOSÉ MARÍA CARRASCAL

Lunes, 29-09-08
HANNAH Arendt lo llamó «la banalidad del mal». El comandante del campo de concentración regando sus flores antes de comprobar los muertos aquella mañana en la cámara de gas. El soldado de las SS tomándose una cerveza con los camaradas tras destrozar de un culatazo la cabeza de un niño polaco. Porque los nazis eran así, gentes normales, corrientes, que comían, bebían, hablaban, dormían como nosotros. Sólo que, de vez en cuando, mataban. Pero no lo hacían por dinero, ni por venganza, ni por ninguna de esas razones por las que se mata. Lo hacían simplemente por ser nazis. Si les preguntáramos por qué eran nazis, tendrían dificultad en explicarlo, como nosotros tenemos dificultad en explicar tantas cosas que hacemos. En resumen, que tampoco hay tantas diferencias entre ellos y nosotros.
En su «Tiro en la cabeza», Jaime Rosales nos cuenta la vida de un etarra el día antes de asesinar a dos policías de paisano que había reconocido en un restaurante. Lo hace como quien se toma un café después de comer. Y como hace el resto de sus actividades, que no se diferencian en absoluto de las del resto de los mortales. Tan gris y poco interesante es su vida que el director de la película ha suprimido los diálogo, pues no íbamos a oír más que lugares comunes. Se trata de una especie de la reproducción del asesinato de dos agentes en Capbreton, despojada de todo sentimiento. «No era un atentado planificado, ni responde a una lógica terrorista, sino una situación que se produce con un desenlace fatal. Deja muy claro lo absurdo de todo el problema», explica el director, antes de explicar que fue eso precisamente lo que le llevó a la «necesidad de hacer la película».
Con lo que elevamos al cuadrado la banalidad del mal de Arendt. Pues no sólo se muestra a los asesinos como personas normales y corrientes, sino que se convierte en absurdo el asesinato. ¿Absurdo el asesinar? ¿Absurdo meter varios tiros en la cabeza a un semejante? ¿Absurdo hacer estallar un coche bomba para que se lleve por delante a quien esté cerca? ¿Desde cuándo? No, señor Rosales, eso no es absurdo, eso tiene un nombre en cualquier idioma, imagino que también en vasco, y ese nombre es asesinato. Algo que usted intenta vaciar de contenido, convirtiéndolo en un episodio más en la vida de un individuo vulgar y corriente. Pero los individuos vulgares y corrientes, sí, nos levantamos, nos lavamos, desayunamos, salimos de casa, tomamos copas con los amigos, paseamos, comemos, dormimos solos o acompañados. Pero no descerrajamos tiros en la cabeza de nadie. O sea que, por favor, no nos meta usted en el mismo saco. No diga que su película «intenta provocar una reflexión». El asesinato, para nosotros, no necesita ninguna reflexión. Necesita que se detenga al asesino, que se le juzgue y que se le condene. Cualquier otra reflexión es una justificación del crimen y una burla al dolor de los familiares de las víctimas. Un dolor, por cierto, que no parece interesar a usted, ya que no lo ha juzgado digno de incluir en su película.

http://www.abc.es/20080929/opinion-firmas/asesinato-asesinato-20080929.html

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