lunes 16 de junio de 2008
ZP y sus informes amañados nos convertirán en parias (y parios)
Graciano Palomo (Elsemanaldigital.com)
M E esforzaré en no dejarme arrastrar por el impacto de las algaradas de camioneros, enfurecidos ante el drama que supone no poder subsistir. Tampoco por el reciente informe económico de Finantial Times sobre el futuro incierto que nos aguarda después de haber desaprovechado el más formidable ciclo que jamás España tuvo entre sus manos.
Aquí puede pasar cualquier cosa desde el punto de vista democrático. Porque un Gobierno, por muy reciente que sea, que permanece inane ante lo que sucede, que se cruza de brazos ante la tragedia de los sectores productivos y que no tiene idea alguna de cómo remar en la enorme crisis que nos circunda, será laminado en la calle a no tardar mucho.
Desde hace muchos meses llevo escribiendo en este mismo papel digital que la auténtica talla de Zapatero y sus chicos la comprobaríamos cuando la recesión hincara sus colmillos en la carne española. Antes todo eran días de vino y rosas y tengo para mí que si las elecciones fueran en estos días el resultado del 9-M sería otro. Pero es lo que hay.
El hombre del talante infinito se enfrenta al peor momento desde que llegó al poder. Prometió mucho humo y ahora se encuentra en que nadie cree en él. Frente a las caritas sonrosadas y sonrientes de antaño se topa con los rostros ensangrentados de los camioneros, la legión de parados diarios y con las amas de casa que hacen juegos malabares para subsistir. El resto, oiga, con sus informes amañados, son meros brindis al sol.
El Gobierno ni ha sido capaz de decir la verdad (dudo que ni siquiera la sepan), ni tiene categoría técnica para controlar los precios y a la vez con la inmensa policía de distintos cuerpos garantizar el derecho ineludible a poder moverse libremente por las calles y carreteras de España. Está claramente desbordado, superado. El país se le ha ido de las manos. Resulta patético ver al campeón del etéreo talante afirmar con ese tono entre absurdo, cómico y monocorde –mientras gesticula como un muñeco de feria- que a partir de ahora habrá tolerancia cero para los alborotadores. ¿Pero que se creyó usted, señor presidente, que es gobernar? Gobernar, entre otras cosas, es decidir y decidir es optar. Con la multitud de asesores y ganapanes que tiene usted a su alrededor por cuenta nuestra y no son capaces de enseñarle lo elemental.
Ya sé que he entrado en la lista de antipatriotas por describir una realidad que es mucho más cruda vista en directo, esto es, en las fábricas que cierran, en los mercados caros y desabastecidos, en las oficinas del INEM y en las sucursales bancarias en las que hay que depositar la subida del Euríbor.
Nada tiene de extraño que en este contexto económico/social los rumores se disparen acerca de operaciones políticas dentro del contexto constitucional pero no habituales. Hace ya muchos meses que escribí acerca de la conveniencia por interés nacional y general de que se hacía necesario un gobierno de coalición al estilo alemán porque el agua estalla todas las tuberías y no estamos preparados como nación ni como país para achicar a destajo. Lo que no se llevaron las urnas se lo puede llevar la calle. Y eso no es bueno, ni deseable, lo que no quiere decir que no sea posible.
Propongo unos nuevos Pactos de La Moncloa. Todas las fuerzas parlamentarias suscribiendo unos objetivos nacionales en aras del interés del pueblo. Porque ¿este Gobierno es capaz de sacar esto adelante? No lo es.
Y bien que lo siento.
VALENCIA ESPERA
En el PP, que al menos ha despertado del letargo, todo el bacalao está ya partido. Rajoy ha hecho bueno a su paisano Cela: quién resiste, gana. Pero será un victoria pírrica si ahora se deja llevar por el resentimiento y pone en una pica las cabezas de todos aquellos que le han dicho que se vaya a firmar escrituras.
Alguna, desde luego, caerá. Implacablemente. Pasa por la testa de Elorriaga y de ese mandarín aznarista que tiene por partida doble pesebre al lado de doña Esperanza.
Pero tiene que volver el optimismo al centroderecha y las ganas de ganar. Hay magníficos dirigentes –García Escudero, González Pons, Cospedal, Pastor, etc.-, en cualquier caso, mucho mejores técnicamente que las Bibianas (¡qué risa, qué chacota!), las Malenis y para que nadie me acuse de machista, los Corbacho.
Si esta muchachada popular hubiera mantenido la cordura en los meses de locura postelectoral, en estos momentos estarían en las encuestas por encima de los Zapatero. Porque, entre otras cosas, Pizarro llevaba razón y Solbes no. Lo percibe el pueblo.
Valencia tiene que poner siete llaves al sepulcro del Cid. Pero lo fundamental es que los ungidos piensen y sufran más por el pueblo que por sus propias bolsas.
¡Ojalá!
http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp
domingo, junio 15, 2008
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