jueves 12 de junio de 2008
El maquis: un ensayo de antifranquismo combatiente
Antonio Castro Villacañas
L OS antifranquistas auténticos, aquellos que lo combatieron desde el primer momento, entre los que siempre los comunistas ocuparon puestos de primera fila, no dejaron nunca de combatirlo con todas sus fuerzas. Por eso procuraron mantener contra él, en todas las circunstancias y a lo largo del tiempo, un frente armado complementario del que a diario se desarrollaba a campo abierto. Otra cosa es que no consiguieran realizar su propósito desde 1936 hasta 1945 por no encontrar dentro del pueblo español, al principio en los territorios dominados por los sublevados, después en la totalidad de España, los apoyos necesarios para llevar a cabo una eficaz lucha clandestina.
A partir de la primavera de 1944, aprovechando que la liberación de Francia facilitaba el contacto a través de los Pirineos, los dirigentes comunistas instalados en la Europa soviética o americanizada creyeron llegada la hora de hacerse con el poder en España mediante la creación de "guerrillas" anti- franquistas que, a imagen y semejanza del "maquis" francés, desestabilizaran el orden público del interior, atemorizaran a la población e hicieran flaquear los ánimos de la mayoría que hasta aquel momento apoyaba al franquismo. Pensaban que con la reanudación de la guerra perdida en 1939, aunque fuera en mínimas dimensiones, se conseguiría mover a los Aliados invasores y vencedores de Francia para que contribuyeran de modo decisivo a derribar el régimen de Franco.
El maquis se organizó a base de pequeñas células armadas urbanas o rurales, predominando éstas, que debían llevar a cabo actos de sabotaje en líneas y medios de transporte, conducciones eléctricas e instalaciones industriales; atacar a las Fuerzas Armadas, especialmente a la Guardia Civil, pero siempre que los ataques fueran cómodos y seguros; asaltar bancos o entidades que pudieran facilitar a la fuerza "ayuda económica" a los asaltantes; y ocupar aldeas o lugares despoblados para durante algún tiempo convertirlos en "zonas libres" del fascismo, el franquismo, etc.
El maquis español nunca alcanzó dimensiones de importancia. En 1945, la Pasionaria y su corte enviaron a Madrid a un grupo de antiguos miembros del maquis francés con el objetivo y la esperanza de organizar guerrillas urbanas. Su intento fue un fracaso, a pesar de que consiguieron asaltar algunos indefensos centros oficiales y un par de locales falangistas, matando en estos -a traición y sobre seguro, como harían años después los erratas- a dos conserjes... Al comenzar 1946, la detención de Cristino García, su principal dirigente, y la de nueve compañeros de fechorías, su enjuiciamiento, y su muerte, hicieron que el gobierno francés cerrara la frontera con España. El PCE ordenó en 1947 que finiquitaran todas las actividades de "guerrilla urbana", teniendo en cuenta su escasa dimensión y el rechazo que provocaban en el pueblo español.
Algo mejor, pero no mucho más, les fue a los maquis rurales organizados bajo el pomposo nombre de Agrupaciones Guerrilleras. Para darse cuenta de su verdadera importancia, basta con señalar que la más numerosa de todas ellas, la "combatiente" en Aragón y Levante, operaba tan sólo en la zona montañosa que une y separa las provincias de Cuenca, Teruel, Castellón y Valencia, estando compuesta en su mejor momento por menos de quinientas personas activas, repartidas en cincuenta o sesenta células operantes en dichas provincias, ninguna de las cuales llevó a cabo "golpes" de cierta eficacia o entidad. Menos aún fueron e hicieron los componentes del maquis que malvivió en algunas zonas montuosas de Galicia, Andalucía, Extremadura, La Mancha, León, o en la cornisa cantábrica.
La escasa y poco importante actividad de los maquis tuvo, sin embargo, una cierta repercusión dentro y fuera de España merced a la eficacia del aparato propagandístico del PCE, que mediante el irregular y clandestino "Mundo Obrero" y la emisora "Radio España Independiente" transmitía noticias falsas y exageradas sobre la vida y los hechos de las pocas "guerrillas urbanas" o "rurales" existentes.
Ambos medios de difusión subsistieron hasta la muerte de Franco. La radio, autobautizada como "La Pirenaica" para hacer creer que emitía desde un punto indeterminado de los Pirineos cuando lo hizo siempre desde miles de kilómetros más atrás, en un primer periodo desde Moscú y luego desde Bucarest, utilizando las instalaciones y los medios estatales de la URSS y de la Rumania soviética, en un claro ejemplo de que las políticas comunistas y marxistas anteponen cualquier posible autobeneficio a la pura y sencilla verdad. Tanto "Mundo Obrero" como la falsa pirenaica ignoraron siempre la auténtica vida social y política de España. No deja de llamar la atención que fuera precisamente en Bucarest y en medios próximos a la Pirenaica donde determinados servicios secretos pactaran treinta años después, en 1974-75, el derribo del franquismo y el retorno a España de lo que el PCE es y representa...
Pero este ignominioso pacto es algo que si Dios quiere examinaremos a su debido tiempo. Todavía hemos de decir algunas cosas más del maquis, de la lucha armada contra la España de Franco, y de cómo ante el fracaso de la violencia se pasó de la clara oposición a la hipócrita aquiescencia y el puñal por la espalda...
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4667
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