miércoles, junio 11, 2008

Marcello, Tarde y a palos

jueves 12 de junio de 2008
Tarde y a palos

Tanto Rubalcaba como las Fuerzas de Seguridad han llegado tarde a la huelga del transporte, y estos graves errores han empeorado la tensión y elevaron las cotas de violencia en los enfrentamientos y las consecuencias de esta crisis que ya cuenta con un piquetero muerto, y numerosos heridos, entre ellos un policía en estado grave. Lo que, por otra parte, va enrarecer la negociación y hace aún más difícil encontrar una salida dialogada al conflicto.
Desde que se anunció la huelga, a mediados de la pasada semana, hasta que comenzó el conflicto han pasado muchos días y muchas horas sin que el Gobierno tomara medida alguna, ni hecho las advertencias pertinentes a los piquetes que bloquearon el tráfico, como, por fin, lo hizo en el día de ayer, demasiado tarde, el ministro Rubalcaba. Y cuando se llega tan tarde y mal ocurre lo que acaba de pasar, porque el uso de la fuerza se desboca y ya no hay miramientos ni prudencia, como se ha comprobado en Sevilla, donde se habla de cerca de una treintena de heridos.

Además, el desbloqueo de las rutas no garantiza, ni mucho menos, que se vuelva a la plena normalidad en lo que a la distribución de productos se refiere, tanto industriales, como alimenticios o de carburantes, porque si muchos de los distribuidores dejan en su casa o en sus empresas el camión, ¿quién hace los portes? Sin olvidar que en los sectores de la agricultura y la pesca muchas actividades ya están paradas, como ocurre en las fábricas de la automoción, donde se han suspendido cadenas de producción por la falta de piezas, mientras que en muchos mercados empiezan a escasear los productos.

Lo normal, ante la tormenta que se avecinaba, hubiera sido que el Gobierno, en general, y el ministro de Interior, en particular, hubieran tomado medidas preventivas para no llegar a esta tensa y violenta situación que ya veremos cómo discurre y cuándo acaba. El Gobierno, como casi en todo lo que se refiere a la crisis económica, ha llegado tarde y sigue sin reconocer la crisis e intentando paliar la situación con buenas palabras que se han convertido en severos garrotazos, lo que constituye el primer y más duro enfrentamiento entre Zapatero y la clase trabajadora.

Y de poco va a servir —éste puede ser otro error de bulto— el que Zapatero haya convocado, para el próximo miércoles, una reunión en la Moncloa con los sindicatos y la patronal, porque basta que otro conflicto —o el que aún está en curso— se despliegue para que el encuentro tripartito se convierta en un fracaso espectacular. Más bien, al contrario de lo que pretende, el jefe del Gobierno da la impresión de nadar en el desconcierto, llegando tarde a lo esencial, e intentando arreglar las cosas con sus pócimas mágicas del diálogo y el talante, lo que está muy bien en tiempos de bonanza, pero que no sirven para nada cuando los ciudadanos lo que esperan son resultados y soluciones a los graves problemas que afectan a su trabajo y a la economía familiar.

http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=12/06/2008&name=marcello

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