miércoles, junio 18, 2008

Felix Arbolí, La "fistra" pecadora del idioma

miercoles 18 de junio de 2008
La ‘fistra’ pecadora del idioma

Félix Arbolí

D EFENDIENDO su igualdad
Bibiana en su ministerio
No cesa de tropezar
Contra el buen gusto y criterio.
Desde mi “Cai” se ha venido
Empeñada en convencernos
que fue miembro en su Partido,
y ahora es “miembra”en el Gobierno.
Y a la Academia ha pedido,
que si el “fistro” ya esté dentro,
(y al pobre no han admitido),
meter “miembra” es más correcto.
No para de sorprenderte
con ese afán enfermizo,
y al “fistro” y “guay” los convierte
en ridículo anglicismo.


La nueva ministra de la “Igual-dá” que, según Antonio Burgos, quiere decir que da igual que exista o no ese ministerio, es un auténtico desafío a nuestra gramática. Es raro el día que no acapara el espacio del dibujante humorístico de turno o el de los columnistas y comentaristas de prensa, radio y televisión, con sus “salidas de madre” respecto a nuestro idioma. Menos mal, que en su aspecto físico ha supuesto una bocanada de aire fresco en ese gabinete donde no abunda ni la belleza, ni la juventud, salvo algunas excepciones. Estimo que por estas dos cualidades se debe ser benévolo con sus dislates gramaticales tan frecuentes y alarmantes. Bibiana, la “pequeña” ministra, (eso significa su nombre de origen céltico), está empeñada en una absurda cruzada hasta en el terreno de la gramática a favor de la igualdad de la mujer respecto al hombre. ¡ Pero paisana, a estas alturas! ¡Si ese tema está tan manido como el talante de tu jefe y tan superado como el famoso libro de Petete! El conocido dicho de más tiran dos tetas que una carreta, ha perdido sus orígenes sexuales, para convertirse gracias a esta terquedad feminista en una indiscutible razón de peso.

En honor a la verdad no sé nada de su gestión ministerial, a excepción de ese famoso teléfono “rojo”, (por el peligro que van a almacenar sus líneas), que Dios quiera no se utilice en demasía, para evitar el constante estrés y alteración de nervios de la paciente recepcionista al tener que oír tantas burradas y barbaridades. ¿Creen de verdad que por ese inútil detalle, merece la pena de que se cree un nuevo ministerio con toda la parafernalia y excesivos gastos que ello conlleva en un tiempo donde la crisis está abriendo profundas brechas en todos los estamentos sociales y profesionales?. ¿No hubiese sido más conveniente y políticamente correcto destinar esos millones a ayudar a los miles de ciudadanos que viven angustiados el presente y ven amenazados su futuro sin que ningún político atienda sus reclamaciones?. .

Seguro que los paisanos más vejetes de su querido y mi admirado Alcalá de los Gazules, aún se estarán preguntando cómo “la Bibiana”, la chavala ésa que hace poco corría por las calles con la mochila al hombro, la hija de….( aquí vendrá el apodo de la familia como acostumbran en mi provincia gaditana), ha llegado a ministra desde su excéntrico y nada relevante cargo de Directora de la Agencia Andaluza para el desarrollo del flamenco, que si hay algo que no necesita propaganda ni promoción a ningún nivel es precisamente este arte, que hasta las caracolas del mar lo cantan y lo bailan meciéndose sobre las olas en los atardeceres de La Caleta, o de sus tres meses de contrato en la Caja de San Fernando y sus nueve en el no menos extraño puesto del Observatorio de emprendedores de la universidad de Cádiz, que ignoro qué c… significa eso. La vida profesional de esta ministra (¡”Ojo digo ministra!), se ha desarrollando en los escenarios y misiones más exóticas y extravagantes que uno puede imaginar. Hasta su culminación en ese extraño ministerio que nadie conoce aún para qué sirve. Algunos, dándoselas de enteradillo, añadirán que es licenciada en Administraciones y Dirección de empresas por la citada universidad y hasta fue delegada en su provincia de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Un currículo como pueden comprobar realmente interesante y meritorio para escalar tan alto cargo en la política y el gobierno nacional. Posiblemente su puesto en la Cultura de Andalucía, le ha hecho sentir un inusitado empeño, no exento de patinazos, en las cuestiones gramaticales.

Pero resulta que Bibiana, que es de “Cai”, bueno, de su provincia, feminista hasta la pelvis y paladina de la lucha por la igualdad de sexo, se ha empeñado en corregir el diccionario desde la “a” a la ”z” buscando términos que, aunque resulten cursis, deben feminizar toda desinencia gramatical que se relacione con la mujer, aunque resulten autenticas patochadas de pueblerina. Y una mujer que según su perfil y estudio numerológico, ama la responsabilidad y la legitimidad, se siente segura de sus actos y aprovecha todas las circunstancias que se le presentan para afianzar sus propósitos y afanes, se ha tomado muy en serio su papel de redentora y “lideresa” de la igualdad de la mujer. Aunque no sé a qué igualdad se refiere mi joven paisana, ya que hoy día los que vamos a tener que salir a la calle reclamando derechos e igualdades somos los hombres, cada vez más machacados y nada oídos. Pero para esa lucha que la mujer lleva empeñada desde hace tiempo con excelentes logros, no hacía falta un nuevo ministerio y una nueva promotora., bastaba con nuestra Vicepresidenta Primera y su costumbre de llevar a todas partes su cohorte femenina, como si se tratara de un harén oficial, dejando de lado a los hombres, como se ha podido comprobar en algunos de sus viajes de estado o de representación. Ya sólo les queda a estas mujeres tan avanzadas cederle el trámite de parir al hombre, para que se consideren plenamente satisfechas y con los avances de la Ciencia, no deben perder las esperanzas de ese traspaso de funciones.

Si nuestros abuelos, y no me refiero a los de aquellos que estrenan adolescencia, sino a los que estamos ya pasados de aniversarios, abrieran los ojos y vieran los límites alcanzados por la mujer de hoy más de uno, machista convencido y refunfuñando, volverían a sus tumbas para no ser cómplices de tamaña tropelía. Ellos no permitían que sus féminas continuaran en los colegios más allá de las cuatro reglas y una gramática muy elemental, sin excesivos prejuicios respecto a las faltas ortográficas, pero no sólo en las esferas más necesitadas, sino incluso en las de alta y media sociedad. Entonces estaba de moda la “ mujer florón”, como la define mi admirada y querida compañera Carmen Planchuelo, es decir una persona que lucía y embellecía el entorno familiar, parca en palabras cuando en la reunión estaban presentes los hombres y sin ninguna utilidad reconocida, salvo la de parir. Entonces era inconcebible que pudiera competir con el varón en inteligencia y conocimientos. Pero claro, me estoy refiriendo a los tiempos de “Maria Castañas” o cuando los juglares ciegos iban por calles y plazas cantando y exhibiendo los sucesos más escalofriantes que se producían, que luego vendían en ripiosos poemas a los embobados y aterrados espectadores. ¡Figúrense que ni aún había nacido yo todavía!.

Hoy la mujer ocupa toda clase de cargos en el gobierno, las instituciones y consejos de administración en paridad y a veces en demasía respecto al hombre. Tampoco existe tabú alguno para que desempeñe la carrera, misión o profesión que desee. Lo cual reconozco que me parece admirable. Tiene total igualdad con el varón, salvo las diferencias anatómicas que la Naturaleza les ha asignado a unas y otros, afortunadamente, y que por mucho que se empeñen algunas y algunos en enmendarle la plana a través de la Cirugía, solo consiguen una engañosa apariencia física.

Nuestra querida ministra, está interesada en que se apruebe académicamente el término “miembra”, y anda tan emperrada con éste tema, que ha dado una nueva patada a nuestra gramática al advertir que la RAE no le hace caso por machismo de sus miembros y algunas “miembras”, ya que sí ha adoptado dos anglicismos como “fistro” y “guay”. ¿No tiene asesor literario esta joven ministra, para que le indique a tiempo lo que debe decir, cómo decirlo y lo que no debe decir? Hasta el mismo Alfonso Guerra, su carismático exvicepresidente, ha salido al paso y le ha respondido que “quienes pretenden imponer en el lenguaje palabras como “miembra” nos están haciendo perder el tiempo”. Y añado yo, y al tratarse de toda una ministra tiempo y dinero público. Resulta, que la palabra “fistro”, no figura en ningún diccionario de nuestra lengua, se trata de una ingeniosa y disparatada ocurrencia de Chiquito de la Calzada., humorista y andaluz por más señas. Seguro que ya tendrá preparado un nuevo chiste donde se cuente la divertida anécdota de una “fistra” pecadora con nuestro vocabulario. Respecto a “guay”, según el diccionario de la RAE, es una interjección poética que quiere decir “ay”, y para la Enciclopedia Espasa, un adjetivo que en sentido vulgar significa “muy bueno”, “excelente”. A veces hasta nuestros doctores del lenguaje no se ponen de acuerdo. Pero ninguno de ellos, como sabría reconocer cualquier estudiante de primaria, los califican de anglicismo, aunque pueda parecerlo fonéticamente. Ahora bien, si tanto afán tiene en que se use lo de miembra, deberíamos complacerla y llamarla de esta manera siempre que se la cite, aunque ello suponga una desigualdad en la manera de tratarla respecto a las demás compañeras. Y hasta premiar su insistente deseo de enriquecer nuestro diccionario proponiendo a la docta Corporación que ocupe un nuevo sillón, el “ZP”, especialmente diseñado para ella y como homenaje al hombre que la lanzó a la fama y la popularidad desde el salón gaditano de una academia de flamenco.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4682

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