martes 6 de mayo de 2008
Agua bendita del PP
Pablo Sebastián
Algo tiene el agua cuando la bendicen, o cuando se pelean por ella los señores de los nuevos taifas españoles, o se le escapa a Rajoy entre las manos, como se le escapa la crisis del PP o se le acaba de escapar Acebes dando un portazo. O cuando el agua aparece en los tribunales, esta vez con la imputación de Rodrigo Rato y su inefable hermano Ramón Rato, por aquella sorprendente venta a Banesto de la empresa Aguas de Fuensanta, lo que pudo ser el principio del fin de la carrera política del ex vicepresidente del Gobierno y uno de los motivos que impulsaron a Aznar a decidirse por Rajoy a la hora de nombrar su sucesor. Y a permitir, contra su deseo y su criterio, la fusión nunca entendida, políticamente, de las dos plataformas digitales —Sogecable y Vía Digital—, cuando el diario El País se hizo eco de la llamativa venta de la empresa asturiana, propiedad de la familia Rato, noticia que desapareció tras la fusión digital, lo que permitió al Grupo Prisa salir de la crisis financiera por la que atravesaba el citado grupo editorial.
Si Rodrigo hubiera permanecido al frente del FMI, como debió, hubiera mantenido la inmunidad que le otorgaba el cargo y se hubiera evitado, al menos en el arranque procesal, este mal trago de Aguas de Fuensanta que la sombra alargada de Pérez Escolar ha rescatado de los archivos en plena crisis del Partido Popular. Lo que habrá dejado en el mayor desconsuelo a los seguidores del bando liberal que aún especulaban sobre la posibilidad del regreso de Rato al primer plano del PP, cosa que algunos descartaban hablando de su famoso “suelo de cristal”, como el que ahora asoma bajo sus pies y del que, al parecer, tenía recelos su amigo Aznar.
Y alguien habrá en la calle Génova, puede que el propio Rajoy, que haya esbozado una sonrisa frente a quienes hacen profesión del liberalismo con Rato y Aguirre de talismanes, y cuyas banderas agitan los detractores del presidente del PP en este tiempo de aguas tan revueltas, en las que se acaba de inmolar, como un voluntarioso “suicida”, el aún secretario general del partido, Ángel Acebes, quien como en la fábula de la zorra y la uvas dice que no pretende seguir en el cargo tras el congreso del PP, cuando ya sabía que no iba a repetir porque sus uvas, más que verdes y muy altas, estaban pasadas.
Acebes debió abandonar la primera línea política del PP tras los atentados del 11-M; pero, impulsado por Aznar y empeñado en defender su posición y las mentiras sobre la autoría del atentado que los llevaron a la gran derrota electoral del 2004, permaneció como número dos del partido agitando las banderas de la crispación y de la conspiración del 11-M, y causando al PP más daño que ventaja. Lo que fue posible por culpa del empeño de Rajoy de seguir manteniendo en ese cargo determinante —número dos del PP— a un político abrasado por sus propias responsabilidades y con pésima imagen.
Y ahora, Acebes, tras el mal trato que le ha dispensado Rajoy con la pésima gestión de la crisis del PP, se despide como diciendo “ahí os quedáis”, tras la estela de Zaplana, que fue más rápido y más hábil a la hora de abandonar el barco, y de colocarse en Telefónica. Con la clara intención, Acebes, de que no haya un solo día en el PP sin que nadie dé un portazo u ofrezca un titular a los adversarios de Rajoy en esta larga agonía por la que atraviesa el PP, convertido en un buque fantasma de esos que animan las películas de los modernos “Piratas del Caribe”, con su actual líder en el papel de capitán zombie, marcando el rumbo hacia nadie sabe dónde, ni con quién, mientras las vías de aguas del viejo galeón crecen por doquier.
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=06/05/2008&name=manantial
martes, mayo 06, 2008
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