viernes 23 de mayo de 2008
A precio de sangre
Miguel Ángel Loma
C ON el asesinato en Vitoria del guardia civil melillense, Juan Manuel Piñuel Villalón, por la banda separatista marxista, se repitió el mecánico ritual que sigue a cada atentado desde hace tantos años: los consabidos comunicados de repulsa y de condena (excepto por los de siempre), gestos severos de los políticos de turno, concentraciones silenciosas con caritas de ovejas degolladas delante de los organismos públicos, y una cansina cantinela de palabras gastadas y tópicos al uso, que ya apenas significan nada. Y entre éstos, las sempiternas llamadas de los políticos a la unidad de actuación frente al terrorismo; porque lo único que parece sensibilizar a una buena parte de ellos es la sangre de las víctimas, aunque esa sensibilidad suele durar lo que la sangre tarda en secarse sobre el asfalto. Pero tras los funerales celebrados en memoria de Juan Manuel, al menos podemos concluir que en algo hemos mejorado: los Príncipes de Asturias presidieron el funeral, éste se celebró en la Catedral Nueva de Vitoria y además fue oficiado por el obispo de la localidad. Parece que por fin quedan atrás, no muy atrás, aquellos años en que los funerales por un guardia civil asesinado (si es que se tenía la suerte de encontrar a un cura no nacionalista que los oficiara) se despachaban aceleradamente, sin apenas acompañantes ni familiares, sacando el ataúd por la puerta de atrás de la iglesia y sin asistencia de representante alguno de la Jefatura del Estado. Da vergüenza hasta de recordarlo, pero así sucedía hace sólo unos años. Que haya costado tanta sangre llegar a reconocer los honores que se merecen quienes mueren en servicio de la patria, explica mucho de porqué en España estemos como estamos.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4635
jueves, mayo 22, 2008
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