sabado 24 de mayo de 2008
El congreso está en la calle
POR JOSÉ MARÍA CARRASCAL
EL congreso del PP, convocado para junio, ya se está celebrando en la calle. Concretamente, en la madrileña de Génova, frente a la sede del Partido, con partidarios y opositores a Rajoy manifestándose ruidosamente. Y menos mal que no se liaron a cristazos. Los acontecimientos se han precipitado, el debate está ya abierto, por lo que el congreso puede resultar innecesario o el mero colofón que ratifique lo que salga de esta zapatiesta, que parece haber sido organizada por el propio Zapatero.
Rajoy ha cometido dos errores graves. El primero, no haber hecho su propio equipo cuando ocupó la presidencia del partido, lo que le costó perder las últimas elecciones. El segundo, haber hecho ese cambio sin consultar a nadie tras su segunda derrota, lo que le puede costar perder las próximas. Mejor dicho, puede costarle ni siquiera llegar a ellas. En política, los tiempos son tan importantes como las acciones. Los Rubicones hay que cruzarlos en el momento preciso, ni uno antes ni uno después. El PP no hizo el análisis oportuno de su derrota en el 2004, contentándose con la autocomplaciente teoría de la conspiración. Y Rajoy ha hecho ese análisis ahora, demasiado tarde, sin consultar a nadie, dando la impresión de que cambiaba de rumbo. Dos errores de bulto que le han quemado como líder. Posiblemente, lo mejor que puede hacer a estas alturas es abrir ese debate interno que está ya en la calle, anunciar su retirada tras el próximo congreso, comprometerse a apoyar a quien salga elegido, y que Dios reparta suerte. La crisis es grave y sólo una catarsis de este calibre puede solucionarla, si es que tiene solución.
El PP necesita, tanto o más que un líder, decidir qué clase de partido es: uno compacto, cerrado, con una línea ideológica muy marcada y una militancia muy firme, u otro amplio, abierto, que abarque desde el centro a la extrema derecha. Si no aclara esto, quemará todas sus energías en las luchas internas, hasta acabar dividiéndose entre lo que era la vieja AP y la vieja UCD. Lo que garantizaría al PSOE el Gobierno de España hasta que el hijo de Carme Chacón vaya a la universidad.
Es algo sobre lo que tienen que meditar todos sus líderes porque exigir ese tipo de análisis a la militancia es mucho pedir. Los militantes, de ahí su nombre, se mueven en su mundo particular, en el que hay filias y fobias, vehemencias y aversiones. Pero un dirigente de partido, sobre todo de un partido de ámbito nacional, está obligado a mirar más allá de un grupo específico por amplio o ruidoso que sea. No quiere eso decir que le esté vedada la pasión. Pero sólo para la defensa de los principios en los que está basado el partido. En esto debe ser rotundo. Pero en métodos, estrategias, incluso en personas, ha de ser flexible, como lo es la sociedad actual. Y si yo tuviera alguna influencia en los líderes del PP, que no la tengo, llamaría tan sólo su atención en el adjetivo de su partido: popular.
http://www.abc.es/20080524/opinion-firmas/congreso-esta-calle_200805240250.html
sábado, mayo 24, 2008
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