domingo, diciembre 03, 2006

Irene Lozano, Esto no hay quien se lo crea

domingo 3 de diciembre de 2006
Esto no hay quien se lo crea
POR IRENE LOZANO
Ignoro si se había previsto este epílogo para la posmodernidad, pero está ocurriendo: la realidad se está volviendo inverosímil. Nadie hubiera podido imaginar que, en plena tregua, ETA iba a secuestrar nada menos que a Otegi, y que éste iba a padecer el síndrome de Estocolmo en su fase más aguda. Como el Josef K. de El proceso, Otegi pregunta a sus captores: «Pero entonces, ¿estoy detenido?». Ellos, impávidos, contestan: sí, pero puede usted seguir haciendo su vida normal. Y ahí sigue, pidiendo un precio por su liberación en nombre de sus secuestradores.
Que el pleno del Ayuntamiento de Marbella ingrese en la cárcel, vale; que un antiguo espía ruso muera envenenado, perfecto; incluso que haya policías delincuentes tiene un pase. Pero demasiados acontecimientos fantásticos se están sucediendo a toda prisa y amenazan con agostar nuestra perplejidad. Si nos hubieran dicho que un día íbamos a coger un avión descalzos, sin cinturón, sujetándonos los pantalones con una mano, y llevando en la otra una bolsa transparente con la barra de labios, mientras sujetamos la carta de embarque entre los dientes, lo hubiéramos juzgado una broma de pésimo gusto, una escena imposible tanto para comedia de situación como para película de terror. Y ahí estamos, como corderitos. Ni preguntamos si estamos detenidos, porque preferimos pasar por el aparato de rayos, no sea que llevemos polonio 210 adherido a la suela o hayamos contraído el virus de la gripe aviar. ¿Alguien puede creerse lo que está pasando? Tan inverosímiles resultan ya los acontecimientos que los políticos, para que los creamos, se ven obligados a contarnos sus cuitas en vídeo, o sea, en formato de ficción. No puedo más. Me empiezo a sentir como los niños cuando viajan en coche: me marea el paisaje y quiero que me pongan el DVD. ¿Cuánto falta?

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