jueves 21 de diciembre de 2006
Las pistolas de Eta
Ernesto Ladrón de Guevara
N O hay nada tan contradictorio como una pistola y el mensaje evangélico de la natividad de Jesús, que tiene como elemento nuclear el amor al prójimo y la armonía espiritual que supedita todo a la concordia y a la amistad como principios reguladores de todas las cosas. Es desagradable escribir sobre estas cosas en un contexto navideño cada vez más degradado por los que tiran los belenes a la papelera, como esa directora de un Instituto andaluz, o por despistados presidentes de gobierno que confunden las civilizaciones con las religiones y ponen en valor a sistemas teocráticos y regímenes totalitarios cuyas legislaciones responden a normas coránicas donde se confunde lo civil con lo religioso, vulnerando derechos individuales protegidos desde las convenciones occidentales de origen judeo-cristiano. Pero no hay más cera que la que arde, y estamos bajo la espada de Damocles de ETA. En el día que escribo estas líneas se producen movilizaciones del entorno etarra con la imagen de la culata y martillo percutor de una pistola, como alegoría –por cierto muy acertada desde un análisis de la realidad- de lo que representa el llamado “proceso de paz”. El Sr. Zapatero nos ha metido en un buen lío. ETA estaba contra las cuerdas y su entorno neutralizado. ¿Y por qué había que bloquear al entorno etarra? La razón es obvia: un sistema democrático liberal debe tener sus mecanismos de protección. ETA y sus prolongaciones pretenden dinamitar el sistema de garantías que asegura la Constitución española y volatilizar la protección a los derechos y libertades individuales para configurar un régimen político haciendo tabla rasa nuestra historia colectiva, de nuestra cultura unitaria y a la vez diversa que nos enriquece al conjunto de los españoles, creando una realidad artificial basada en los mitos y las leyendas como bien demuestra en sus libros mi amigo Jesús Laínz. Cualquier sistema civilizado debe tener mecanismos de protección contra quienes quieren subvertirlo de forma violenta y antidemocrática. Pues bien, el Sr. Zapatero ha mimetizado los vicios y actitudes deshonestas de los nacionalistas, dando valor y legitimando lo ilícito, es decir abriendo las puertas a un ente genuinamente perverso y maligno: ETA. Zapatero es rehén de sus propias contradicciones e inconsistencias, pero de paso nos arrastra a todos los ciudadanos de bien hacia el abismo. Yo abogo a que en la próxima reforma constitucional, que no sé si será referida a la Constitución española o a las constituciones de las naciones ibéricas, se incluya el término de responsabilidad como valor definitorio de la ciudadanía, y por tanto de sus gobernantes. Puesto que sin responsabilidad no hay ni educación, ni libertad, ni naciones, ni ciudadanos, ni Estado, ni progreso, ni civilidad, ni nada de nada. Bueno sería tomar como referencia a constituciones avanzadas en lugar de orientar nuestras miradas a sistemas políticos en decadencia (Chávez, Castro, Irán, tiranías africanas, islamismos retardatarios, etc) en cuanto a los valores que fundamentan la Civilización que es la de Occidente, la única que hay, puesto que lo demás no es otra cosa que medioevo tardío. Por ejemplo la Constitución de Finlandia que pivota sobre el término “responsabilidad” que proyecta su sistema educativo que nos da sopas con honda, y que se sitúa en cabeza de los más avanzados. Pero no, reproduciendo el siglo XIX y trasladando lo peor de ese siglo al XXI, estamos empeñados en los tics del pasado y en dar la espalda al futuro. Avanzando, pero en un giro de ciento ochenta grados. Pues bien, aunque moleste a algunos, FELIZ NAVIDAD, y afianzamiento de los valores cristianos que han posibilitado las sociedades avanzadas. Pese a quien pese.
jueves, diciembre 21, 2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario