jueves, diciembre 21, 2006

La ministra Espinosa moviliza a Herrera y Camps contra ZpM

TRIBUNA DE ACTUALIDAD

La ministra Espinosa moviliza a Herrera y Camps contra Zapatero
Pedro Vicente

El recorte en el reparto de los fondos europeos para desarrollo rural es potencialmente letal, en particular, para Castilla y León, que sufre una dura reconversión agraria hace años.

21 de diciembre de 2006. El drástico recorte de los fondos europeos destinados al desarrollo rural (FEADER) ha propiciado la alianza frente al Gobierno Zapatero de dos comunidades autónomas, Castilla y León y Valencia, que apenas tienen otra cosa en común que la de estar gobernadas por el Partido Popular.Al haber salido del grupo de regiones objetivo 1, ambas comunidades resultan las más perjudicadas en el reparto las ayudas correspondientes al periodo comunitario 2007-2013. La reducción de esos fondos con relación al periodo anterior se ha llegado a cifrar por la Junta de Castilla y León en más de 1.000 millones de euros, aunque el Ministerio de Agricultura echa las cuentas de otra forma y limita el descenso a menos de la cuarta parte.La ministra barre para casaAsumiendo como inevitable cierta reducción de esas ayudas, Castilla y León y Valencia discrepan sobre los criterios aplicados por la ministra Elena Espinosa en la distribución territorial de estos fondos. Herrera y Camps acusan a Espinosa de barrer para casa, al favorecer descaradamente a comunidades socialistas objetivo 1 como Andalucía, Extremadura y Galicia, en detrimento del resto. La discriminación radica en que, a efectos del reparto, el Ministerio ha actuado como si el FEADER fuera un fondo estructural, criterio que no comparten en modo alguno Castilla y León y Valencia, que trasladarán su queja a Bruselas si Espinosa no rectifica.De momento, Herrera y Camps han dirigido sendas cartas a Zapatero solicitando dicha rectificación y el Consejero valenciano de Agricultura, Juan Cotino, se ha desplazado a Valladolid para coordinar con su colega castellano-leonés, José Valín, la estrategia común a seguir. El gobierno Herrera cuenta en esta batalla con el respaldo de los cuatro sindicatos agrarios implantados en la comunidad (ASAJA, COAG, Coordinadora y UPA), que por una vez han cerrado filas en defensa de unos recursos considerados vitales para la supervivencia del medio rural.La despoblación del medio rural constituye una de las grandes preocupaciones compartidas por las fuerzas políticas de Castilla y León, que hace dos años suscribieron al respecto una Estrategia regional hasta la fecha de dudosa eficacia. De ahí que el drástico recorte aplicado ahora a las ayudas al desarrollo rural resulte especialmente traumático en una región que soporta desde hace décadas una encubierta reconversión agraria amortiguada por las ayudas de la Política Agraria Común. La reducción del sector remolachero es el penúltimo capítulo de este proceso; la puntilla puede ser la temida reducción de los fondos de la PAC a partir de 2013.Una alianza inéditaPor coyuntural y específica que resulte, la alianza Camps-Herrera ha sorprendido por tratarse de dos comunidades muy heterogéneas con intereses divergentes en cuanto al modelo de financiación autonómica, materia en el que las separa precisamente el parámetro poblacional. De otra parte, Herrera siempre ha sido reacio a establecer frentes con otras comunidades, aunque éstas fueran de su propio partido y el adversario común fuera el Gobierno Zapatero, como se pudo ver con ocasión del pacto sobre financiación sanitaria alcanzado en la última Conferencia de Presidentes Autonómicos.En esto, como en no pocas cosas, el actual presidente de Castilla y León no ha seguido la estela de su antecesor, Juan José Lucas, a quien le encantaban las alianzas con presidentes de otras comunidades, sin excluir de ellas a algún que otro socialista. Fue el caso de la "triada" formada durante años con Alberto Ruiz-Gallardón y con José Bono, una entente que en su momento llegó a levantar similares recelos en Ferraz y La Moncloa. En una de sus "cumbres" se llegó a plantear la extensión de Telemadrid a Castilla y León y Castilla-La Mancha, una idea absolutamente descabellada que lógicamente no llegó a ninguna parte. Eso sí, con una diferencia: mientras Bono se dotó de una televisión autonómica, Castilla y León, además de seguir carente de ella, mantiene congelada sine die y sin explicación la convocatoria del concurso para adjudicar las televisiones digitales terrestres (TDT) locales y autonómicas.

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