22-XII-2006
Faltan las disculpas del PSOE
EDITORIAL
A una parte importante de la progresía, en cuanto se despistan un poco, les sale por los poros el desprecio que sienten por la gente humilde a la que dicen defender.
Iñaki Gabilondo aseguró la noche del miércoles que no se disculpó antes porque pensó que el remedio sería peor que la enfermedad, pero que lo hacía finalmente porque la AVT lo había pedido y tenía razón en hacerlo. Pero las víctimas lo pidieron ya el viernes, y extraña que la tardanza sea por ese motivo, especialmente porque el único cambio que se había producido desde el día anterior fue el anuncio de acciones legales por parte del PP andaluz. Pero aunque la infecta campaña de Cuatro ya no se vaya a borrar de nuestra memoria, tampoco se puede dejar de reconocer que pedir perdón era lo mejor que podía haber hecho tanto para él como para la AVT y, especialmente, para el discapacitado Joaquín Merino.
Sin embargo, los mismos socialistas que de forma tan entusiasta se sumaron a la última campaña de Prisa contra las víctimas han optado por no seguir los dictados de los medios de Polanco en esta ocasión. Su sectarismo les puede más. José Blanco ha hecho mutis por el foro, demostrando una vez más que su talla moral está a la altura de su talla intelectual. Su papel en el partido es insultar al adversario, y lo ejerce con tanto entusiasmo que olvida los límites que debe respetar, entre ellos los que deberían impedirle extender sus exabruptos a personas anónimas e inocentes cuyo único delito es apoyar a las víctimas del terrorismo, estar casado con una concejal del PP de un pueblo de poco más de 5.000 habitantes y ser cojo.
Diego López Garrido ha optado por la huida hacia delante. El que fuera submarino del PSOE en Izquierda Unida acusó el viernes pasado al PP por la "repugnante falsificación de una víctima" y llegó a afirmar que Joaquín Merino "podía andar perfectamente". Y es que a una parte importante de la progresía, en cuanto se despistan un poco, les sale por los poros el desprecio que sienten por la gente humilde a la que dicen defender. Magdalena Álvarez lo ha demostrado desdeñando a los inmigrantes hispanoamericanos que hacían cola en Barajas porque, según ella, creerse que por hacer cola se es atendido antes es propio "de otra cultura". Sin duda, con "otra cultura" se refería a la de quienes no viajamos gratis total gracias a nuestro cargo público, como hicieron ella y su familia en más de cuatrocientas ocasiones, lo que le valió el apodo de Lady Aviaco, que quizá habría que actualizar con el nombre de la aerolínea Air Madrid.
López Garrido insultó a un discapacitado y ahora niega haberlo hecho: asegura que se limitó a acusar al PP de "usar a las víctimas para criticar al Gobierno". Bastante grave es ya que declare abiertamente que las víctimas del terrorismo no tienen capacidad ni dignidad suficiente como para oponerse a la política de cesión ante la ETA del Gobierno por su propia iniciativa. Si hay algo claro es que ha sido la AVT quien ha arrastrado al PP a enfrentarse al proceso de rendición, y no al contrario. Pero lo que no puede pretender es que ahora olvidemos que dijo lo que dijo.
Cabría además esperar que tanto el PSOE como el Grupo Prisa reflexionaran sobre cómo han podido caer tan bajo. Que un reportaje como ese haya podido pasar todos los filtros de una cadena televisiva sin que nadie diera la voz de alarma o que semejante despropósito fuera recibido con los brazos abiertos por los principales portavoces del partido socialista sólo puede ser reflejo de vivir en una burbuja encerrada en sí misma, que no se preocupa de los problemas de la gente, como diría la multimillonaria Ruth Porta, sino que se reafirma y retroalimenta en las obsesiones del grupo. Al contrario que los romanos, los nuevos emperadores que nos gobiernan no tienen quien les susurre al oído aquello de "Recuerda que eres mortal". Así que es de temer que harán otra aún más gorda.
jueves, diciembre 21, 2006
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