El cartel
Juan Urrutia
T ERMINAMOS bien el año. Rubalcaba dice que el proceso de paz va chupi calabaza mientras dos etarras encañonan a la policía francesa para escapar de un control de carretera y secuestran a una mujer para robarle el automóvil. Por si alguien duda aún de las intenciones de ETA, su brazo “político”, Batasuna, ha dado señales inequívocas de buena fe. En un cartel impreso por los abertzales se aprecia la parte trasera de una pistola y varias ilustraciones o fotos conformando la culata. En las nombradas fotos se puede ver el símbolo del PSOE, la balanza distintiva del poder judicial, a la Guardia Civil, y la galería de una prisión. En la esquina inferior izquierda de cada una de estas representaciones puede apreciarse una bala. Dejo a la imaginación de cada cual la interpretación del mensaje.
¿Será esto considerado por el Gobierno una traba para seguir peloteando a los terroristas? no lo han sido cosas de la misma gravedad. Sin embargo, en este asunto existe una diferencia: la clara y monstruosa amenaza directa del entorno etarra a la vida de quienes tradicionalmente han sido sus víctimas. Coaccionan al PSOE, entre otros, pero no correrá peligro la cúpula socialista que se encuentra a salvo protegida por los feroces mayordomos de Zapatero, serán los concejales de a pie, los que día a día garantizan la presencia de partidos democráticos en el País Vasco quienes pagarán las consecuencias de que Rubalcabas, Pepiños y Rodríguez varios dieran a ETA la oportunidad de volver a matar al insuflar aire fresco a una banda criminal que estaba agonizando. Qué podíamos esperar de un presidente que afirma que debe ser ETA quien rompa el “proceso”. Todos sabemos como rompen los terroristas sus “treguas”, por lo tanto decir algo como eso es una falta de sensatez absoluta, de respeto para las víctimas y el pronóstico más macabro que podía hacerse al respecto.
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