Rajoy: luz y taquígrafos, pero no como los de Rubalcaba
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22 de diciembre de 2006. El Ministerio de Interior fue escenario el miércoles de una de las situaciones más sorprendentes que han podido verse. Convocados por el ministro, Alfredo Pérez Rubalcaba, un centenar de periodistas se agolpó en la sala de prensa a la espera de que se hiciesen importantes revelaciones. Al fin y al cabo Rubalcaba pasa por ser el hombre maquiavélico y de sobresaliente inteligencia en un Gobierno que, según el diario El Correo, acaba de mantener una reunión directa con ETA.Rubalcaba no sólo defraudó, sino que literalmente dejó anodadados a los representantes de los medios de comunicación. El ministro del Interior, precisamente cuando circulaban detalles concretos sobre la entrevista con la banda terrorista el jueves día 14 y a un día de la visita de Mariano Rajoy a La Moncloa, no dijo nada. La rueda de prensa ni confirmó ni desmintió nada, y el ministro se limitó a repetir en distintos tonos y de diferentes modos que el "proceso de paz" con ETA sigue, pero que será lento, y que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero no tiene "nada relevante" que comunicar y que seguirá negociando con ETA con "prudencia y discreción". "¿Para qué nos ha convocado?" fue la pregunta más repetida entre los periodistas que acudieron esa mañana al Ministerio del Interior.Rubalcaba, quien ya se ha declarado a favor de una mesa de partidos similar a la exigida por ETA y Batasuna para plantear concesiones políticas a los terroristas, ha decidido privar a la gran decisión de Zapatero –acercarse más a ETA que al PP- de una cobertura mediática independiente. Ruedas de prensa como la de otro día no pueden llevar a los ciudadanos más que a pensar en pasos inconfesables del Gobierno. Es, como muchos han dicho ya, "una tomadura de pelo" a los periodistas y a la opinión pública, pero quizás también algo más grave.Es sobre todo, un estilo, un talante, una manera de hacer las cosas; frente a ella, el Partido Popular ha pedido siempre y exige ahora "luz y taquígrafos". Una muestra de la diferencia de formas la vamos a tener hoy mismo, cuando Mariano Rajoy, a la salida de su encuentro con José Luis Rodríguez Zapatero en La Moncloa, se traslade hasta la sede del PP en la calle Génova para comparecer sin cortapisas ante los medios. Rajoy contará lo que tenga que decir, que podrá gustar o no gustar a los periodistas, pero es seguro que no va a protagonizar hoy una escena como la diseñada por un Rubalcaba más confuso que maquiavélico.
jueves, diciembre 21, 2006
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