La banca empieza a preocuparse por la devolución de los créditos
Carmen Tomás
Están comenzando a florecer los impagados en las entidades bancarias, un fenómeno alentado por la subida de tipos y que además retraerá el consumo, con consecuencias desastrosas.
21 de diciembre de 2006. La preocupación por el excesivo endeudamiento de las familias españolas viene de lejos, al menos para algunos. Desde el Gobierno y el Banco de España, desde que está de gobernador Miguel Ángel Fernández Ordoñez, se ha querido quitar hierro al asunto. La subida del precio del dinero decidida por el Banco Central Europeo en varias ocasiones hasta poner el tipo de interés en el 3,5% ha alertado a muchos de los que ya mostraban su preocupación sobre el impacto que tendría en los presupuestos familiares y también sobre la morosidad. Ahora, incluso el Banco de España parece haber cambiado el discurso y ya en su último informe, hecho público hace apenas unos días, alerta de la vulnerabilidad de los hogares a la subida de los tipos de interés. Pero es que ya no sólo es el banco emisor y la mayoria de los economistas y expertos en la materia los que están poniendo el acento en este asunto. Los bancos están empezando a notar que los ciudadanos comienzan a dejar de pagar cuotas, en mayor medida de los créditos al consumo que han crecido de una forma espectacular y para financiar las cosas más variopintas, por ejemplo operaciones de estética. El impacto de la subida del precio del dinero sobre el abultado endeudamiento de las familias es de libro y cualquiera que no lo quiera ver está engañando a los ciudadanos. No sólo se pueden dejar de empezar a pagar cuotas de los créditos, es que el peso sobre el presupuesto familiar hará que se rescindan otros gastos y tarde o temprano esa decisión acabará influyendo en la economía global. Ya no les digo nada si la Bolsa acaba dando un susto, como algunos vaticinan. Está claro que los ciudadanos deberían ser más prudentes a la hora de endeudarse y de gastar, pero desde luego los bancos tienen una responsabilidad enorme. La facilidad con la que vienen concediendo todo tipo de créditos acabará por pasarles factura a sus cuentas y a las cuentas de todos. Y qué decir de la responsabilidad de las autoridades económicas, que vienen pasando por alto las recomendaciones de diversos organismos internacionales sobre este asunto. Aconsejar, como hizo en su día el gobernador del Banco de España, que pidiéramos a nuestro banco que nos alargara la vida del crédito para que el impacto mensual fuera menor, no sólo era una temeridad, sino que se ha demostrado -y así lo atestigua el último informe al que he hecho referencia- que ése no es el camino, ni un buen consejo. Si no tomamos buena nota de lo que ya se vislumbra en el horizonte, y por desgracia no muy lejano, a los problemas endémicos de la economía española, se le sumarán el endeudamiento, la restricción del consumo y, sobre todo, la peor percepción sobre nuestro futuro inmediato. Y ya saben que la psicología juega un papel muy importante, que algunos calculan en un 50%. Si los ciudadanos empiezan a percibir que las cosas pueden ir mal, irán a peor. Y, entonces se desencadenará una corriente de pesimismo que será muy difícil parar. Esto que a algunos les produce risa deberían considerarlo, y seriamente. No es cuestión de catastrofismo. Es cuestión de barajar datos y sentimientos que a veces pesan más en el ánimo a la hora de tomar decisiones. Seguir instalados en el éxito porque el PIB crece a buen ritmo, sin considerar todo lo negativo que acarrea por dentro (por ejemplo, el déficit exterior más abultado del mundo en términos de PIB o la escasisíma productividad o falta de competitividad) es no ver la realidad, estar fuera de ella y por tanto al margen de la búsqueda de soluciones.
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1 comentario:
¿Panico de 2007?
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