sabado 30 de diciembre de 2006
Comparecencia de Zapatero
Esto se llama rendición
Ignacio Villa
Escuchar a Zapatero calificar de accidentes a los atentados de Hipercor, Puente de Vallecas, Plaza de la Cruz Verde o a los asesinatos de Fernando Buesa, Fernando Múgica o Gregorio Ordoñez no admite ya calificativos.
Resulta increíble que haya quien siga apoyando el "proceso" de Rodríguez Zapatero después de echar de viva voz al jefe del Gobierno que los centenares de atentados de ETA, con los que han asesinado a muchas personas y destrozado miles de familias, son meros "accidentes mortales". ¿Qué se puede decir ante tanta miseria, tanta ruindad y tanta mezquindad? ¿Sería capaz Zapatero de decir a la cara a las miles de personas afectadas directa o indirectamente por el terrorismo etarra, una por una, que lo suyo es un accidente fruto de la mala suerte?
Todavía habrá quien diga que lo que Zapatero ha puesto en marcha durante su mandato no es un proceso de rendición ante los terroristas etarras. Y seguirán comparando este alto el fuego pactado por el socialista y la ETA con la tregua-trampa del año 98. Pero después de escuchar a Zapatero resultará más difícil que convenzan a alguien. Estamos en un proceso de rendición del Gobierno ante ETA, donde lo esencial y básico está ya acordado, y en el que, en ocasiones, se presentan problemas por las distintas necesidades políticas que puedan tener los interlocutores en un momento determinado. Además, por lo que estamos viendo, la banda asesina no ha cedido en nada hasta ahora. El único que ha optado por hacer concesiones en nuestro nombre ha sido el presidente del Gobierno.
Zapatero, en la última rueda de prensa del año, ha actuado además de profeta. Dice el presidente que el año próximo va a ser mejor que el actual en lo que se refiere al " final de la violencia". Ya sabemos que retiró de su vocabulario la palabra "terrorista" hace mucho, muchísimo tiempo, y que en su lugar habla de violencia sin más adjetivos. Ahora, además, pretende hacernos creer que sus posee una bola de cristal propia que le permite ver que todo va a mejorar. Los que somos más escépticos con las artes de la adivinación debemos limitarnos a echar la vista atrás a todo el camino recorrido en esta legislatura. Y visto así resulta difícil acompañar al presidente en sus viajes por mundos felices, principalmente porque no existen.
La comparecencia final del año del presidente del Gobierno no ha podido resultar más demoledora a los ciudadanos de bien. Escuchar a Zapatero calificar de accidentes a los atentados de Hipercor, Puente de Vallecas, Plaza de la Cruz Verde o a los asesinatos de Fernando Buesa, Fernando Múgica o Gregorio Ordoñez no admite ya calificativos. Ha llegado demasiado lejos como para tener margen para ninguna otra maniobra que no sea rectificar.
viernes, diciembre 29, 2006
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