domingo 24 de diciembre de 2006
MODA
British Vogue cumple 90
Por Luis Margol
Lanzada en 1916 y consolidada durante la Gran Depresión y los años 40, la edición británica de la revista neoyorquina es un ejemplo de espíritu empresarial y un gentil desmentido a las descripciones de la americana como una sociedad de consumo habitada por esclavos de las tendencias. Cómo, si no, se explica que fuera precisamente durante la Gran Guerra que Condé Nast, quien relanzó la moribunda publicación en 1909 y, tras la introducción de fotografías en 1913, la convirtió en referente de la sociedad elegante, decidiera autorizar una versión británica.
Sin duda, un curioso momento para la publicación de una revista de moda cuya gloria plantea interesantes preguntas al sociólogo avezado y al economista curioso sobre la capacidad del empresario para intuir y satisfacer las necesidades del mercado. No sólo de pan vive el hombre; tampoco la mujer.
Para celebrar esto y mucho más, el equipo liderado por la ex Telegraph Alexandra Shulman, donde destaca Nigella Lawson, árbitro implacable de la restauración londinense desde The Espectador, autora del libro How to Eat y estrella del programa Nigella Bites, ha compuesto un número especial en el que repasa la nada desdeñable contribución de Vogue a la civilización occidental.
La conmemoración arranca en la misma portada, un collage con las cubiertas más atractivas de su historia, reunidas ahora en versión electrónica, catalogadas por año y artista y comentadas por el director artístico de la revista, Robin Derrick. Les recomiendo las preciosas ilustraciones de inspiración futurista –algún despistado diría que randiana– de los años 20 de Georges Lepape, George W. Plank y Eduardo Benito. En el interior, una selección de las mejores instantáneas agrupadas por temas. Mujeres en el café, al volante de fabulosos automóviles o acompañadas de refinados canes; al teléfono o simplemente contemplándose en primorosos espejos. Todo parece valer para resaltar la belleza y el encanto femeninos. Sobre buen gusto, bibliotecas enteras, decenas de museos y Vogue.
Este auténtico ágape estético culmina en el magistral reportaje "Welcome to Our World" del peruano Mario Testino, quien, tras 32 portadas en la revista, repasa ahora lo más granado del arte y la cultura británicas. Bailarines, actores, escritores, modelos y el arquitecto Richard Rogers alternan con el equipo de la revista, en uno de los conjuntos de retratos de grupo más cautivadores que nunca haya visto.
Igualmente atrayente es el Magical History Tour, una reinterpretación de algunas de las prendas más emblemáticas de la moda combinadas con piezas de distintas décadas. Entre ellas sobresalen una túnica Delphos diseñada en 1910 por Mariano Fortuny y Madrazo, combinada para el siglo XXI con un jersey Seditionaries de Viviene Weswood, y varios pares de zapatos rescatados de la colección Blahnik, uno de los nombres más frecuentemente mencionados en este número especial.
Junto al diseñador y Kate Moss, otro de los personajes más citados en la revista no podría ser sino el polifacético Cecil Beaton, fotografiado junto a sus hermanas en una fiesta de disfraces celebrada en 1927 y abriendo la sección dedicada a los colaboradores. Entre ellos Lee Miller, modelo y corresponsal de guerra, el escritor Aldous Huxley y los fotógrafos Anthony Armstrong-Jones y David Bailey. También desfilaron por las páginas de la revista Virginia Woolf, la poetisa, escritora y reina de la bohemia chic Nancy Cunard, cuya vida inspiró la célebre novela El sombrero verde de Michael Arlen, y Truman Capote.
Las páginas de arte de Vogue recogieron algunas de las observaciones más acertadas del siglo. Desde el desprecio olímpico de Lee Miller por la figura de Picasso a los excesos de D. H. Lawrence comentados por Evelyn Waugh, pasando por las proféticas palabras de Angela Carter a propósito del Che Guevara: "[Podría reencarnarse en] una pieza de graffiti terapéutico para expresar el descontento burgués de otro hemisferio. El eslógan sería: el Che vive". Millones de camisetas, pins y demás parafernalia con que la juventud actual castiga a sus mayores con la imagen del barbudo confirman la sabia intuición de la periodista.
Vogue no olvida el patriotismo de la revista durante las dos guerras mundiales –la portada "Ajústate el cinturón" de enero de 1943 destaca como una de las más ingeniosas, por no mencionar la periódica renovación del Union Jack como estampado de temporada–. También nos recuerda su decisión de publicar las imágenes de los crematorios nazis, la celebración de la energía nuclear en los 60, el pesimismo sobre el futuro del movimiento laborista en los 70 y su denuncia de la Política Agrícola Común de la UE en los 80. Una cabal visión del mundo que contrasta con la desafortunada celebración de las odaliscas de La Moncloa de la edición española.
Rememorando el pasado y anunciando el futuro. Así, no podrían faltar los utilísimos do y don’t para pasar los últimos meses de frío con el glamour que se merecen. En primer lugar, huye del luto riguroso que ha invadido los escaparates españoles. Que no te engañen, el look maldito resulta anodino y provinciano. Algunas tienen que disfrazarse de reinas viuda para ocultar su condición de mujeres cuota, pero si tú quieres evitar que te confundan con una ministra socialista infraalimentada, combina negro con dorado o amarillo, incluido el mostaza, los tonos ciruela y cualquier tipo de estampado animal. Y si el negro no te va, prueba con la gama de grises. La pata de gallo regresa con fuerza –para él, busca corbatas Mulberry–, al igual que la minifalda y el minivestido, mejor trapezoidal y ablusado... y mucha pedrería, que diría Fabio. El cuero también, aunque mejor cuenta las tachuelas –luego no digas que no te avisé.
Si las nuevas colecciones te resultan sospechosamente familiares, tienes razón a medias. Lo último es el reissue, el relanzamiento de piezas de temporadas pasadas tal y como se diseñaron. La nostalgia también está en boga en las fragancias: flores, frutas, aromas orientales y vintage. Además, éste es el año del autobronceado suave y el cutis natural –jubila esa tierra de Egipto, por muy neopija que te consideres–. Y arriba esos tacones, sin olvidar los mocasines planos, siempre antes de las ocho de la tarde. En todo caso, deja las plataformas para mejor ocasión o préstaselas a alguien para la próxima edición de En plan travesti. En su lugar, zapatos de cordones, alzados con un sólido tacón de madera para evitar parecer una nanny.
En resumen, la personalidad está de moda. No temas reciclar, mezclar texturas y materiales, o incluso visitar las tiendas de segunda mano en tus próximas vacaciones a Londres y Nueva York. Hazlo ahora, porque se van a popularizar muchísimo y de aquí a poco no va a quedar nada interesante, a menos que quieras llevarte una carísima pieza de museo.
Por último, aún estás a tiempo de llamar a Harrods (44 0207 730 1234) y hacerte con una botella de Jean Marie Farina, la colonia favorita de Napoleón, que Roger & Gallet ha rescatado en una edición limitada con cientos de microcopos de oro nadando en la fragancia. Tal vez tu marido entienda la indirecta y te recompense con algo de la última hornada de Gucci o Ralph Laurent (¿recuerdas la fiebre del oro de principios de los 90?).
¡Feliz año a todos, especialmente a esos nuevos jóvenes liberales que encarnan como nadie el espíritu Vogue, y que han inspirado estas líneas! Nunca tan pocos años se notaron tanto.
domingo, diciembre 24, 2006
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