viernes 30 de junio de 2006
DEMETRIO PELÁEZ CASAL
AILOLAILO
El bruto encanto de la formica
Hay muchas tascas que jamás deberían morir y que jamás deberían ser renovadas, rehabilitadas o redecoradas. Es más, debería haber una ley de protección que obligara a mantenerlas así, tal como nacieron, por los siglos de los siglos, y que sólo permitiera realizar en ellas las labores de manutención necesarias que eviten que se vengan abajo.
Al igual que muchos edificios son intocables, tanto por dentro como por fuera, ciertas bodegas también deberían serlo tras haberse ganado a pulso un lugar en la historia. Europa está plagada de cafés y pubs con décadas de costra a sus espaldas, y son precisamente estos establecimientos los que más turistas atraen, deseosos de sentarse en las mismas mesas que ocuparon muchos grandes de la literatura, del arte y de la Bohemia con mayúsculas, y sumergirse en el ambiente que inspiró a muchos personajes inmortales.
En Compostela todavía quedan algunos establecimientos con mucha solera, pero poco a poco el progreso mal entendido nos está forzando a cerrar locales que forman parte de la vida de varias generaciones y cuya desaparición deja siempre un poso de amargura en miles de viejos clientes. O Porrón, taberna mítica fundada en 1938, es uno de estos casos. Y aunque no conviene mezclar churras con merinas, ni tampoco se pueden comparar los viejos y elegantes cafés europeos con los humildes y destartalados bares patrios en los que el tiempo parece haberse detenido, lo cierto es que muy pronto en Santiago ya no quedarán sitios donde poder tomar un vino de barril servido en las ya casi desaparecidas cuncas blancas de barro, ni tirar las cáscaras de cacahuetes al suelo sin que los finolis pongan mala cara, ni fumar hasta reventar a sabiendas de que ningún político pijotero va a pasarse por allí a controlar qué pasa. Llegado ese momento, nos percataremos de que algo hicimos mal cuando permitimos que eso ocurriera.
Es pronto para saber qué pasará con O Porrón. De momento echará el cierre y quizá con el tiempo se convierta en un cuco café con encanto decorado por algún prestigioso arquitecto de interiores, o en un restaurante con mesas adornadas con velitas. Todo eso está muy bien, pero ¿dejaremos morir para siempre el bruto encanto de las mesas de formica?
viernes, junio 30, 2006
Un debate de altura y clarificador
viernes 30 de junio de 2006
Por Luis Pérez
GALICIA ON/OFF
Un debate de altura y clarificador
Ayer se vivió en el Parlamento un debate de altura. Además, clarificador y, pienso, muy útil para el futuro de Galicia. El líder de la oposición, de quien partió la iniciativa, tenía la obligación de justificar su propuesta, y cumplió.
Feijóo curró de lo lindo en los últimos días. Presentó un documento muy completo, con 65 propuestas concretas que resumen la posición del Partido Popular en la negociación de la reforma del Estatuto, cuya ponencia comenzará inmediatamente a realizar su trabajo.
Feijóo estuvo sobrio, didáctico y crítico, pero abierto al consenso. Fue también su puesta en escena, su presentación en sociedad como líder de la oposición, ante toda Galicia que pudo seguir la sesión en directo por TVG. Un acierto de la cadena pública. Buen nivel también mostraron Touriño y Quintana, aunque para el lucimiento personal está claro que no es lo mismo ser gobierno que estar en la oposición. Hay que destacar la sintonía que se mantiene entre ambos, incluso la química existente tras el reciente acuerdo de los siete puntos. También la elegancia de Rego al no hacer uso de su tiempo, en aras al consenso.
Hay que ser forzosamente optimistas después de la sesión de ayer. Porque sólo hay una cosa en que parece imposible el acuerdo: los grupos del Gobierno quieren definir a Galicia como nación y el PP mantiene la fórmula actual de nacionalidad histórica. Dado que los populares tienen la llave, no sería más que una pérdida de tiempo continuar debatiendo sobre este asunto. Porque en todo lo demás puede haber acuerdo. Incluso en la financiación.
Sería difícilmente entendible que PSOE y BNG rechazaran la propuesta popular. Porque mejora sustancialmente el compromiso, ya aceptado por Zapatero para los presupuestos del próximo año, de recibir el 8 por ciento de las inversiones del Estado. Es evidente que no se trata de pedir imposibles, sino de fundamentar las necesidades. Y está claro que para terminar en plazo las obras comprometidas, las cantidades reseñadas por Feijóo parecen razonables. Otras comunidades, como Baleares, incluyen cantidades específicas, aceptadas por todos.
No cabe duda de que esta propuesta puede causar ronchas en Madrid, ya que sumadas las de todas las comunidades, resulta que la tarta es insuficiente. Pero la virtud de pedir cifras absolutas en lugar de porcentajes está en que aumentando el tamaño de la tarta se puede saciar el hambre de todos. Con porcentajes, es imposible que un total sobre 100 supere el 100.
Sería imperdonable que por cuestión semántica no hubiera acuerdo. Que por discutir cómo nos llamamos (porque somos lo que somos, y los nacionalistas ya advierten con toda la razón del mundo que diga lo que diga el Estatuto para ellos Galicia es nación) no consiguiéramos el resto. Que por no estar de acuerdo en el color del frasco nos quedemos sin la esencia.
Con el debate de ayer han quedado claras las posiciones: el BNG presentó antes que nadie su proyecto de nuevo Estatuto, el Partido Popular lo hizo ayer con detalle y el PSOE, aunque menos concreto, también puede ofrecer el acuerdo de los siete puntos más los tres que ayer presentó Touriño a Feijóo. Como base para que la ponencia se ponga a trabajar, creo que es suficiente.
Solamente hay que pedir que lo hagan pensando en Galicia.
Por Luis Pérez
GALICIA ON/OFF
Un debate de altura y clarificador
Ayer se vivió en el Parlamento un debate de altura. Además, clarificador y, pienso, muy útil para el futuro de Galicia. El líder de la oposición, de quien partió la iniciativa, tenía la obligación de justificar su propuesta, y cumplió.
Feijóo curró de lo lindo en los últimos días. Presentó un documento muy completo, con 65 propuestas concretas que resumen la posición del Partido Popular en la negociación de la reforma del Estatuto, cuya ponencia comenzará inmediatamente a realizar su trabajo.
Feijóo estuvo sobrio, didáctico y crítico, pero abierto al consenso. Fue también su puesta en escena, su presentación en sociedad como líder de la oposición, ante toda Galicia que pudo seguir la sesión en directo por TVG. Un acierto de la cadena pública. Buen nivel también mostraron Touriño y Quintana, aunque para el lucimiento personal está claro que no es lo mismo ser gobierno que estar en la oposición. Hay que destacar la sintonía que se mantiene entre ambos, incluso la química existente tras el reciente acuerdo de los siete puntos. También la elegancia de Rego al no hacer uso de su tiempo, en aras al consenso.
Hay que ser forzosamente optimistas después de la sesión de ayer. Porque sólo hay una cosa en que parece imposible el acuerdo: los grupos del Gobierno quieren definir a Galicia como nación y el PP mantiene la fórmula actual de nacionalidad histórica. Dado que los populares tienen la llave, no sería más que una pérdida de tiempo continuar debatiendo sobre este asunto. Porque en todo lo demás puede haber acuerdo. Incluso en la financiación.
Sería difícilmente entendible que PSOE y BNG rechazaran la propuesta popular. Porque mejora sustancialmente el compromiso, ya aceptado por Zapatero para los presupuestos del próximo año, de recibir el 8 por ciento de las inversiones del Estado. Es evidente que no se trata de pedir imposibles, sino de fundamentar las necesidades. Y está claro que para terminar en plazo las obras comprometidas, las cantidades reseñadas por Feijóo parecen razonables. Otras comunidades, como Baleares, incluyen cantidades específicas, aceptadas por todos.
No cabe duda de que esta propuesta puede causar ronchas en Madrid, ya que sumadas las de todas las comunidades, resulta que la tarta es insuficiente. Pero la virtud de pedir cifras absolutas en lugar de porcentajes está en que aumentando el tamaño de la tarta se puede saciar el hambre de todos. Con porcentajes, es imposible que un total sobre 100 supere el 100.
Sería imperdonable que por cuestión semántica no hubiera acuerdo. Que por discutir cómo nos llamamos (porque somos lo que somos, y los nacionalistas ya advierten con toda la razón del mundo que diga lo que diga el Estatuto para ellos Galicia es nación) no consiguiéramos el resto. Que por no estar de acuerdo en el color del frasco nos quedemos sin la esencia.
Con el debate de ayer han quedado claras las posiciones: el BNG presentó antes que nadie su proyecto de nuevo Estatuto, el Partido Popular lo hizo ayer con detalle y el PSOE, aunque menos concreto, también puede ofrecer el acuerdo de los siete puntos más los tres que ayer presentó Touriño a Feijóo. Como base para que la ponencia se ponga a trabajar, creo que es suficiente.
Solamente hay que pedir que lo hagan pensando en Galicia.
No deparó sorprasa alguna
viernes 30 de junio de 2006
LUIS POUSA
CELTAS SIN FILTRO
No deparó sorpresa alguna
El debate sobre la reforma del Estatuto de Autonomía de Galicia no es algo aislado y ni siquiera recurrente y con arreglo a una decisión política de darle un nuevo impulso al Estado de las Autonomías, nacida primero del compromiso electoral contraído por el aspirante socialista a presidencia del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en la campaña de las generales de 2004, y, a continuación, de las promesas, igualmente electorales, efectuadas en esa línea por Emilio Pérez Touriño (PSdeG) y Anxo Quintana (BNG) en los comicios gallegos de 2005.
Si Zapatero, Touriño y Quintana asumieron un compromiso de reforma, tampoco es fruto de una ocurrencia en cadena que se retroalimenta entre sus piezas. La cuestión tiene un hondo calado y se sitúa en un contexto muy amplio, mundial, en el que nuevos acontecimientos plantean nuevos retos, cuyas soluciones no están en los viejos recetarios. Esa realidad no es una abstracción ajustable a un modelo arquetípico, sino que requiere de nuevos modelos, por supuesto legitimados democráticamente.
No es de ahora precisamente la idea de que el Estado-nación está en crisis por muy diversos motivos. Entre otras cosas, porque, como diría Emilio Lamo de Espinosa, no es cierto que Dios, con su gran sabiduría, organizó el mundo distribuyendo la humanidad y el territorio entre diversas naciones claramente delimitadas con nítidas fronteras.
Por el contrario y pese a haber perdido soberanía, el Estado (no el Estado-nación, el Estado) lejos de ser residual ha ganado protagonismo en el escenario de la globalización; en el seno de la Unión Europea, por ejemplo, su peso es enorme. En otras palabras, su reconocimiento como identidad no parece que despierte mayores dudas.
Retomemos a Lamo de Espinosa (ver su ensayo ¿Importa ser nación? Lenguas, naciones y Estados, publicado en Revista de Occidente, nº 301), para significar que las investigaciones ponen en tela de juicio el rigor de algunas creencias. Así, resulta que la mayoría de los Estados no son monolingües (la media para Europa es de 5,6 lenguas por país, y en el conjunto mundial de 30). Una segunda conclusión -fruto también de estudios solventes- a añadir a la anterior, es que en la práctica "todas las naciones-Estado son más o menos multiétnicas". Y la tercera constata que los ciudadanos combinan varias identidades; el 90 por ciento de los gallegos se siente a un tiempo gallego y español.
Pues bien, el debate parlamentario de ayer sobre la reforma del Estatuto gallego no ha deparado ninguna sorpresa respecto a las posiciones (ya conocidas) que mantienen las tres fuerzas políticas. Y la apuesta de Alberto Núñez Feijóo por un "galleguismo constitucional", cien mil veces repetida por Manuel Fraga en sus quince largos años al frente de la Xunta, no aporta ni pizca de novedad a la defensa que hacen los populares de España como Estado-nación. Un nacionalismo no menos nacionalista, en su caso, que la de aquéllos que aspiran a la nación-Estado.
El líder popular insiste en la negativa de su partido a modificar la idea de Estado-nación, y rechaza incluir en el Estatuto alusión alguna al "carácter nacional" de Galicia. La piedra angular de su propuesta de reforma es la financiación. Y la refuerza con 65 puntos en los que se advierte la singularidad de parecerse al Estatuto valenciano.
LUIS POUSA
CELTAS SIN FILTRO
No deparó sorpresa alguna
El debate sobre la reforma del Estatuto de Autonomía de Galicia no es algo aislado y ni siquiera recurrente y con arreglo a una decisión política de darle un nuevo impulso al Estado de las Autonomías, nacida primero del compromiso electoral contraído por el aspirante socialista a presidencia del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en la campaña de las generales de 2004, y, a continuación, de las promesas, igualmente electorales, efectuadas en esa línea por Emilio Pérez Touriño (PSdeG) y Anxo Quintana (BNG) en los comicios gallegos de 2005.
Si Zapatero, Touriño y Quintana asumieron un compromiso de reforma, tampoco es fruto de una ocurrencia en cadena que se retroalimenta entre sus piezas. La cuestión tiene un hondo calado y se sitúa en un contexto muy amplio, mundial, en el que nuevos acontecimientos plantean nuevos retos, cuyas soluciones no están en los viejos recetarios. Esa realidad no es una abstracción ajustable a un modelo arquetípico, sino que requiere de nuevos modelos, por supuesto legitimados democráticamente.
No es de ahora precisamente la idea de que el Estado-nación está en crisis por muy diversos motivos. Entre otras cosas, porque, como diría Emilio Lamo de Espinosa, no es cierto que Dios, con su gran sabiduría, organizó el mundo distribuyendo la humanidad y el territorio entre diversas naciones claramente delimitadas con nítidas fronteras.
Por el contrario y pese a haber perdido soberanía, el Estado (no el Estado-nación, el Estado) lejos de ser residual ha ganado protagonismo en el escenario de la globalización; en el seno de la Unión Europea, por ejemplo, su peso es enorme. En otras palabras, su reconocimiento como identidad no parece que despierte mayores dudas.
Retomemos a Lamo de Espinosa (ver su ensayo ¿Importa ser nación? Lenguas, naciones y Estados, publicado en Revista de Occidente, nº 301), para significar que las investigaciones ponen en tela de juicio el rigor de algunas creencias. Así, resulta que la mayoría de los Estados no son monolingües (la media para Europa es de 5,6 lenguas por país, y en el conjunto mundial de 30). Una segunda conclusión -fruto también de estudios solventes- a añadir a la anterior, es que en la práctica "todas las naciones-Estado son más o menos multiétnicas". Y la tercera constata que los ciudadanos combinan varias identidades; el 90 por ciento de los gallegos se siente a un tiempo gallego y español.
Pues bien, el debate parlamentario de ayer sobre la reforma del Estatuto gallego no ha deparado ninguna sorpresa respecto a las posiciones (ya conocidas) que mantienen las tres fuerzas políticas. Y la apuesta de Alberto Núñez Feijóo por un "galleguismo constitucional", cien mil veces repetida por Manuel Fraga en sus quince largos años al frente de la Xunta, no aporta ni pizca de novedad a la defensa que hacen los populares de España como Estado-nación. Un nacionalismo no menos nacionalista, en su caso, que la de aquéllos que aspiran a la nación-Estado.
El líder popular insiste en la negativa de su partido a modificar la idea de Estado-nación, y rechaza incluir en el Estatuto alusión alguna al "carácter nacional" de Galicia. La piedra angular de su propuesta de reforma es la financiación. Y la refuerza con 65 puntos en los que se advierte la singularidad de parecerse al Estatuto valenciano.
Asi, no
viernes 30 de junio de 2006
CARLOS LUIS RODRÍGUEZ
a bordo
Así, no
Un requisito previo de cualquier negociación es constatar la representatividad de los interlocutores. Sin eso, los posibles acuerdos están viciados de raíz, y serán papel mojado en cuanto se enfrenten a la realidad. De ahí que la primera pregunta que habría que hacerse es si el Gobierno ostenta la representación del Estado en su conjunto, y si los diplomáticos etarras tienen autoridad sobre toda la estructura terrorista.
Dicho de otra forma, hay que preguntarse si el cumplimiento de lo que se trate en las conversaciones depende de lo que pueda suceder en la próximas elecciones, o está condicionado por las disidencias internas en la banda. Más claro todavía: ¿se sentirá vinculado el PP con los acuerdos?, ¿aceptará gente como el asesino de Miguel Ángel Blanco lo que se determine en un eventual pacto? He ahí los grandes dilemas.
Por de pronto no queda más remedio que ceñirse a los hechos, y los hechos indican que sólo es una parte del Estado la que se va a sentar con ETA, lo cual no resta legitimidad a los negociadores, pero sí fuerza. Un somero repaso a procesos similares enseña que no existen precedentes de algo parecido. Tenemos casos en los que la oposición colabora activamente con el Gobierno, y otros en los que se repliega a un segundo plano; no se recuerdan, sin embargo, negociaciones con terroristas en las que Gobierno y oposición tengan posturas tan distantes, y sobre todo tan aireadas en público.
Pero no sólo se da una división partidaria, sino también en el poder judicial, y en la propia sociedad española. Defensores del estricto cumplimiento del principio de legalidad, se enfrentan en una lucha feroz con quienes ven en el rigor un obstáculo para la paz. En la calle, la negociación está abriendo una peligrosa grieta que hace difícil que el debate se serene.
Nada que ver con el escenario en el que se produjeron los primeros contactos oficiales entre Londres y el IRA. Lo que aquí es enfrentamiento, allí fue unidad. Si John Major y Tony Blair tuvieron al pueblo y al Estado detrás, Rodríguez Zapatero tiene a una parte del Estado y del pueblo enfrente. Y esa debilidad de la parte gubernamental se corresponde con las notables diferencias entre un Ejército Republicano Irlandés bastante compacto, y una ETA donde prima el elemento militar sobre el político.
Lo que ha pasado con los recaudadores etarras es muy ilustrativo. En una de las versiones, la más benóvola, la recaudación ejecutiva de la banda sigue funcionando; en la otra, menos complaciente, hay extorsionadores que van por libre, y obligan a la dirección terrorista a solicitar la auditoría externa del PNV para cuadrar las cuentas. Las dos hipótesis son inquietantes.
Ninguna de las partes cumple el requisito previo de la representatividad. Este déficit no es razón suficiente para rechazar la negociación, pero sí para aplazarla y dar tiempo a alcanzar el consenso político, judicial y social, por un lado, y, por el otro, aclarar la voluntad y cohesión etarra. ¿Por qué no se hace? ¿A qué vienen los apuros? Es uno de los misterios del proceso que ayer se dio por inaugurado, sin la solemnidad parlamentaria que se había prometido.
Los prolegómenos de la negociación con ETA están reabriendo el foso entre las dos Españas. Es una pena, y quizá también un espejismo porque existe, en efecto, una parte de la sociedad favorable y otra contraria a hablar con los etarras, pero en el medio, abriéndose paso con dificultad, se encuentran muchos que dicen sí a la negociación, y no a las prisas.
CARLOS LUIS RODRÍGUEZ
a bordo
Así, no
Un requisito previo de cualquier negociación es constatar la representatividad de los interlocutores. Sin eso, los posibles acuerdos están viciados de raíz, y serán papel mojado en cuanto se enfrenten a la realidad. De ahí que la primera pregunta que habría que hacerse es si el Gobierno ostenta la representación del Estado en su conjunto, y si los diplomáticos etarras tienen autoridad sobre toda la estructura terrorista.
Dicho de otra forma, hay que preguntarse si el cumplimiento de lo que se trate en las conversaciones depende de lo que pueda suceder en la próximas elecciones, o está condicionado por las disidencias internas en la banda. Más claro todavía: ¿se sentirá vinculado el PP con los acuerdos?, ¿aceptará gente como el asesino de Miguel Ángel Blanco lo que se determine en un eventual pacto? He ahí los grandes dilemas.
Por de pronto no queda más remedio que ceñirse a los hechos, y los hechos indican que sólo es una parte del Estado la que se va a sentar con ETA, lo cual no resta legitimidad a los negociadores, pero sí fuerza. Un somero repaso a procesos similares enseña que no existen precedentes de algo parecido. Tenemos casos en los que la oposición colabora activamente con el Gobierno, y otros en los que se repliega a un segundo plano; no se recuerdan, sin embargo, negociaciones con terroristas en las que Gobierno y oposición tengan posturas tan distantes, y sobre todo tan aireadas en público.
Pero no sólo se da una división partidaria, sino también en el poder judicial, y en la propia sociedad española. Defensores del estricto cumplimiento del principio de legalidad, se enfrentan en una lucha feroz con quienes ven en el rigor un obstáculo para la paz. En la calle, la negociación está abriendo una peligrosa grieta que hace difícil que el debate se serene.
Nada que ver con el escenario en el que se produjeron los primeros contactos oficiales entre Londres y el IRA. Lo que aquí es enfrentamiento, allí fue unidad. Si John Major y Tony Blair tuvieron al pueblo y al Estado detrás, Rodríguez Zapatero tiene a una parte del Estado y del pueblo enfrente. Y esa debilidad de la parte gubernamental se corresponde con las notables diferencias entre un Ejército Republicano Irlandés bastante compacto, y una ETA donde prima el elemento militar sobre el político.
Lo que ha pasado con los recaudadores etarras es muy ilustrativo. En una de las versiones, la más benóvola, la recaudación ejecutiva de la banda sigue funcionando; en la otra, menos complaciente, hay extorsionadores que van por libre, y obligan a la dirección terrorista a solicitar la auditoría externa del PNV para cuadrar las cuentas. Las dos hipótesis son inquietantes.
Ninguna de las partes cumple el requisito previo de la representatividad. Este déficit no es razón suficiente para rechazar la negociación, pero sí para aplazarla y dar tiempo a alcanzar el consenso político, judicial y social, por un lado, y, por el otro, aclarar la voluntad y cohesión etarra. ¿Por qué no se hace? ¿A qué vienen los apuros? Es uno de los misterios del proceso que ayer se dio por inaugurado, sin la solemnidad parlamentaria que se había prometido.
Los prolegómenos de la negociación con ETA están reabriendo el foso entre las dos Españas. Es una pena, y quizá también un espejismo porque existe, en efecto, una parte de la sociedad favorable y otra contraria a hablar con los etarras, pero en el medio, abriéndose paso con dificultad, se encuentran muchos que dicen sí a la negociación, y no a las prisas.
Paz a cambio de cesiones
viernes 30 de junio de 2006
PAZ A CAMBIO DE CESIONES
Por CARLOS MARTÍNEZ GORRIARÁN
El presidente Zapatero reconvirtió ayer la anunciada petición de permiso en sede parlamentaria -otro truco- para dialogar con ETA en una declaración de inicio del diálogo perdida entre lugares comunes, solemnes contradicciones, concesiones políticas al nacionalismo y diversos anacolutos válidos tanto para un zurcido como para un planchado.
El presidente podía haberse limitado a decir que su gobierno hablará con ETA para tratar del abandono incondicional de la violencia. No habría mucho que objetar. Pero no es esto lo anunciado. Recordemos el mensaje: «El Gobierno va a iniciar un diálogo con ETA manteniendo el principio irrenunciable de que las cuestiones políticas sólo se resuelven con los representantes legítimos de la voluntad popular.» El hecho es que aquí falta expresamente la finalidad de dialogar para obtener la disolución de la banda, y se cierra la frase con un tópico sobre la representación de la voluntad popular. Una especie de sátiro u hombre-cabra que surge de pegar en una sola parrafada dos enunciados que no se siguen lógicamente. Así que sabemos que el Gobierno se reunirá con ETA, pero no para qué, aunque sí que el Gobierno es partidario de que sólo los representantes políticos aborden las cuestiones políticas. Pues faltaría más.
En el resto de la declaración se deslizan compromisos inaceptables. Por ejemplo, que «prácticamente» ya han desaparecido las acciones violentas. No es verdad: siguen activas la extorsión económica y la kale borroka, y Batasuna (y antes ETA, claro está) ha advertido que no piensa condenarlas... ni pararlas. También ha dicho Zapatero que el Gobierno respetará todas las leyes -faltaría más, de nuevo- y mantendrá la Ley de Partidos, aunque piensa conculcarla en la reunión del PSE con Batasuna. El alejamiento entre palabras y acciones avanza otro trecho: mantener una ley no significa hacerla cumplir, sino simplemente que siga en el BOE. También está la tópica referencia a la «unidad» en el proceso. En esto, al menos, no engaña Patxi López cuando dice que se debe prescindir del PP.
PAZ A CAMBIO DE CESIONES
Por CARLOS MARTÍNEZ GORRIARÁN
El presidente Zapatero reconvirtió ayer la anunciada petición de permiso en sede parlamentaria -otro truco- para dialogar con ETA en una declaración de inicio del diálogo perdida entre lugares comunes, solemnes contradicciones, concesiones políticas al nacionalismo y diversos anacolutos válidos tanto para un zurcido como para un planchado.
El presidente podía haberse limitado a decir que su gobierno hablará con ETA para tratar del abandono incondicional de la violencia. No habría mucho que objetar. Pero no es esto lo anunciado. Recordemos el mensaje: «El Gobierno va a iniciar un diálogo con ETA manteniendo el principio irrenunciable de que las cuestiones políticas sólo se resuelven con los representantes legítimos de la voluntad popular.» El hecho es que aquí falta expresamente la finalidad de dialogar para obtener la disolución de la banda, y se cierra la frase con un tópico sobre la representación de la voluntad popular. Una especie de sátiro u hombre-cabra que surge de pegar en una sola parrafada dos enunciados que no se siguen lógicamente. Así que sabemos que el Gobierno se reunirá con ETA, pero no para qué, aunque sí que el Gobierno es partidario de que sólo los representantes políticos aborden las cuestiones políticas. Pues faltaría más.
En el resto de la declaración se deslizan compromisos inaceptables. Por ejemplo, que «prácticamente» ya han desaparecido las acciones violentas. No es verdad: siguen activas la extorsión económica y la kale borroka, y Batasuna (y antes ETA, claro está) ha advertido que no piensa condenarlas... ni pararlas. También ha dicho Zapatero que el Gobierno respetará todas las leyes -faltaría más, de nuevo- y mantendrá la Ley de Partidos, aunque piensa conculcarla en la reunión del PSE con Batasuna. El alejamiento entre palabras y acciones avanza otro trecho: mantener una ley no significa hacerla cumplir, sino simplemente que siga en el BOE. También está la tópica referencia a la «unidad» en el proceso. En esto, al menos, no engaña Patxi López cuando dice que se debe prescindir del PP.
¿Quiere callarse o irse a la calle?
viernes 30 de junio de 2006
«¿Quiere callarse o irse a la calle?»
POR MIRA MILOSEVICH (*)
UNA vez, alguien me dijo que presumo de ser inmigrante como los que presumen de haber sido pobres o de haber pasado hambre en la posguerra. Sería ésta una vanidad inexplicable. Es cierto: siempre me he jactado de ser inmigrante. Lo he sido en Alemania, en EE.UU. y en España. Para mí, ser inmigrante significa ser libre, no sólo porque emigré por no quedarme en un país dominado por los nacionalistas, sino, sobre todo, por el ejercicio de una libertad individual que me permitió elegir el riesgo de lo desconocido frente a la costumbre.
Hace unos días fui a renovar mi permiso de residencia permanente. Los que no somos inmigrantes comunitarios (de la UE) debemos pasar por esta peripecia burocrática en los edificios de la antigua cárcel de Carabanchel, que se encuentra en la avenida de los Poblados, digna de ser conocida como avenida de los Despoblados. Supongo que para humanizarla un poco, pintaron las paredes del antiguo penal de amarillo y azul. Tiene un patio de unos quinientos metros cuadrados. El edificio donde se entrega la documentación está rodeado de un patio mucho más pequeño, cerrado por una valla de dos a tres metros, y vigilado por agentes de Policía. Lo que iba a ser una mera formalidad se convirtió en una pesadilla.
Había recibido una notificación para presentarme tal día entre las 9,00 y 13,00 o las 16,00 y las 18,00 horas. La antigua cárcel domina el vacío urbanístico y se percibe desde muy lejos, así como una cola de solicitantes que circunda el edificio y se prolonga indefinidamente a lo largo de la calle. A las diez, había más de mil personas esperando imprimir su huella digital. El patio no dispone de papeleras, ni de contenedores de basura, y se ha convertido en un vertedero alfombrado de periódicos gratuitos que la gente usa para sentarse en el suelo. Sobre ellos, montones de restos de comida son asediados por enjambres de moscas, convocados por el hedor que se desprende de una letrina portátil o por los orines de las esquinas. Sólo se escucha el golpeteo hueco de las latas de bebida vacías, con las que juegan al fútbol legiones de niños aburridos. Nadie habla excepto los vendedores ambulantes, nadie protesta.
A pesar de la larga espera a pleno sol (entre las 14,00 y las 16,00 horas, las vallas se cierran mientras los funcionarios almuerzan, pero nadie abandona la cola), la gran mayoría parece feliz porque va a obtener su primer permiso de residencia. Después de ocho horas en el patio, bajo el sofocante calor madrileño, me recibió una funcionaria, cuando el reloj estaba a punto de dar las 18,00 horas. A ella le pareció que mi documentación no estaba completa. Intenté explicarle que se equivocaba, y me interrumpió frenética: «¿Quiere callarse o irse a la calle?». «Irme -dije-, porque es inútil tratar de esto con usted». Acudí a su jefe y éste reconoció que el error era de su subordinada. En fin, tras casi nueve horas de espera, me tomaron la huella, y, dentro de cuarenta días, intentaré retirar mi tarjeta de residente.
No cuento esta experiencia por narcisismo herido. Creo que es el paradigma del trato que reciben los inmigrantes en Carabanchel. No se trata sólo de antipatía o falta de educación de tal o cual funcionario xenófobo o harto de su trabajo. Me parece mucho más importante y significativo el contexto. La antigua cárcel de Carbanchel y su patio son la metáfora de la política migratoria actual de un gobierno empecinado en la regularización masiva e indiscriminada de los inmigrantes. Un Estado que no exige nada a un individuo a cambio de su derecho de residencia no contrae obligación alguna hacia ese mismo individuo. De ahí el trato arbitrario y humillante que le dispensa. La política de papeles para todos, además de ser irresponsable, revela la inexistencia de criterios básicos sobre los derechos y deberes del residente. Sólo a la masa indiferenciada (y no a los individuos) se le puede tratar como se le trata en Carabanchel.
La decisión de la regularización masiva esconde la falta de un proyecto serio y responsable sobre la inmigración. El modelo optimista de la asimilación masiva tiene esa cara oscura: la indiferencia, la desidia y la arbitrariedad. La Administración española habrá mejorado mucho su eficacia y diligencia en el servicio a los ciudadanos, pero en lo que concierne a los inmigrantes sigue igual o peor que en tiempos de Larra. Menos mal que la integración o no integración de los inmigrantes no depende tanto de los modelos aplicados por los gobiernos como de la voluntad de los destinatarios individuales de estas políticas. De lo contrario, podría augurarse el fiasco universal de las mismas, al menos en España.
La experiencia, sin embargo, demuestra que los tipos de inmigrantes cuentan más que los modelos de integración. Existen los que quieren sinceramente integrarse y los que no están interesados en absoluto en ello y sólo buscan beneficiarse de las ayudas y servicios del Estado anfitrión. Los primeros superarán los obstáculos y se convertirán, a la larga, en ciudadanos dignos de tal condición. Pero nadie les quitará la amargura de sus primeros escarceos con una administración despectiva. A los segundos, no creo que el modelo ilustrado por la antigua cárcel de Carabanchel les haga variar en lo más mínimo sus prejuicios oportunistas. No es cuestión de que el Estado ofrezca idénticos derechos a ciudadanos y residentes, pero el servicio público debería estar investido, también ante los inmigrantes, de la dignidad suficiente para que éstos aprecien la superioridad ética del Estado democrático respecto al campo de refugiados.
(*) Profesora e investigadora del Instituto
Universitario Ortega yGasset
«¿Quiere callarse o irse a la calle?»
POR MIRA MILOSEVICH (*)
UNA vez, alguien me dijo que presumo de ser inmigrante como los que presumen de haber sido pobres o de haber pasado hambre en la posguerra. Sería ésta una vanidad inexplicable. Es cierto: siempre me he jactado de ser inmigrante. Lo he sido en Alemania, en EE.UU. y en España. Para mí, ser inmigrante significa ser libre, no sólo porque emigré por no quedarme en un país dominado por los nacionalistas, sino, sobre todo, por el ejercicio de una libertad individual que me permitió elegir el riesgo de lo desconocido frente a la costumbre.
Hace unos días fui a renovar mi permiso de residencia permanente. Los que no somos inmigrantes comunitarios (de la UE) debemos pasar por esta peripecia burocrática en los edificios de la antigua cárcel de Carabanchel, que se encuentra en la avenida de los Poblados, digna de ser conocida como avenida de los Despoblados. Supongo que para humanizarla un poco, pintaron las paredes del antiguo penal de amarillo y azul. Tiene un patio de unos quinientos metros cuadrados. El edificio donde se entrega la documentación está rodeado de un patio mucho más pequeño, cerrado por una valla de dos a tres metros, y vigilado por agentes de Policía. Lo que iba a ser una mera formalidad se convirtió en una pesadilla.
Había recibido una notificación para presentarme tal día entre las 9,00 y 13,00 o las 16,00 y las 18,00 horas. La antigua cárcel domina el vacío urbanístico y se percibe desde muy lejos, así como una cola de solicitantes que circunda el edificio y se prolonga indefinidamente a lo largo de la calle. A las diez, había más de mil personas esperando imprimir su huella digital. El patio no dispone de papeleras, ni de contenedores de basura, y se ha convertido en un vertedero alfombrado de periódicos gratuitos que la gente usa para sentarse en el suelo. Sobre ellos, montones de restos de comida son asediados por enjambres de moscas, convocados por el hedor que se desprende de una letrina portátil o por los orines de las esquinas. Sólo se escucha el golpeteo hueco de las latas de bebida vacías, con las que juegan al fútbol legiones de niños aburridos. Nadie habla excepto los vendedores ambulantes, nadie protesta.
A pesar de la larga espera a pleno sol (entre las 14,00 y las 16,00 horas, las vallas se cierran mientras los funcionarios almuerzan, pero nadie abandona la cola), la gran mayoría parece feliz porque va a obtener su primer permiso de residencia. Después de ocho horas en el patio, bajo el sofocante calor madrileño, me recibió una funcionaria, cuando el reloj estaba a punto de dar las 18,00 horas. A ella le pareció que mi documentación no estaba completa. Intenté explicarle que se equivocaba, y me interrumpió frenética: «¿Quiere callarse o irse a la calle?». «Irme -dije-, porque es inútil tratar de esto con usted». Acudí a su jefe y éste reconoció que el error era de su subordinada. En fin, tras casi nueve horas de espera, me tomaron la huella, y, dentro de cuarenta días, intentaré retirar mi tarjeta de residente.
No cuento esta experiencia por narcisismo herido. Creo que es el paradigma del trato que reciben los inmigrantes en Carabanchel. No se trata sólo de antipatía o falta de educación de tal o cual funcionario xenófobo o harto de su trabajo. Me parece mucho más importante y significativo el contexto. La antigua cárcel de Carbanchel y su patio son la metáfora de la política migratoria actual de un gobierno empecinado en la regularización masiva e indiscriminada de los inmigrantes. Un Estado que no exige nada a un individuo a cambio de su derecho de residencia no contrae obligación alguna hacia ese mismo individuo. De ahí el trato arbitrario y humillante que le dispensa. La política de papeles para todos, además de ser irresponsable, revela la inexistencia de criterios básicos sobre los derechos y deberes del residente. Sólo a la masa indiferenciada (y no a los individuos) se le puede tratar como se le trata en Carabanchel.
La decisión de la regularización masiva esconde la falta de un proyecto serio y responsable sobre la inmigración. El modelo optimista de la asimilación masiva tiene esa cara oscura: la indiferencia, la desidia y la arbitrariedad. La Administración española habrá mejorado mucho su eficacia y diligencia en el servicio a los ciudadanos, pero en lo que concierne a los inmigrantes sigue igual o peor que en tiempos de Larra. Menos mal que la integración o no integración de los inmigrantes no depende tanto de los modelos aplicados por los gobiernos como de la voluntad de los destinatarios individuales de estas políticas. De lo contrario, podría augurarse el fiasco universal de las mismas, al menos en España.
La experiencia, sin embargo, demuestra que los tipos de inmigrantes cuentan más que los modelos de integración. Existen los que quieren sinceramente integrarse y los que no están interesados en absoluto en ello y sólo buscan beneficiarse de las ayudas y servicios del Estado anfitrión. Los primeros superarán los obstáculos y se convertirán, a la larga, en ciudadanos dignos de tal condición. Pero nadie les quitará la amargura de sus primeros escarceos con una administración despectiva. A los segundos, no creo que el modelo ilustrado por la antigua cárcel de Carabanchel les haga variar en lo más mínimo sus prejuicios oportunistas. No es cuestión de que el Estado ofrezca idénticos derechos a ciudadanos y residentes, pero el servicio público debería estar investido, también ante los inmigrantes, de la dignidad suficiente para que éstos aprecien la superioridad ética del Estado democrático respecto al campo de refugiados.
(*) Profesora e investigadora del Instituto
Universitario Ortega yGasset
jueves, junio 29, 2006
Carta blanca
viernes 30 de junio de 2006
Carta blanca
Por J. FÉLIX MACHUCA
EL ejemplo no es pedagógico. Mucho menos deportivo. Pese a que hablamos de fútbol. La lucha por la presidencia del Real Madrid ha salido de las páginas propias del ramo y está a punto de seguirse en las de tribunales. El juego subterráneo ha impuesto su desorden moral y ni el amor común a unos colores tan señeros es capaz de firmar un pacto de caballeros entre caballeros. Lo menos higiénico del hábito político se ha convertido en el manual de estilo de unas presidenciales donde se promete el cielo, se apañan estrellas y la imagen del club se distorsiona como si entrara en un agujero negro. El madridismo no es eso. Es otra cosa. No cualquier cosa.
Semejante pleito electoral nunca fue corriente por Concha Espina. Los nuevos tiempos parecen invocar costumbres peligrosas que, día tras día, lucen los presidenciables como si tuvieran carta blanca contra los más elementales principios. ¿A quién se fichó ayer? ¿Y el voto por correo? ¿Tendrá que intervenir otra juez? El arma blanca parece haber sustituido al alma blanca. Y todo es un fulgor de metales que alimenta la sonrisa satisfecha de los adversarios eternos de un club como el Madrid, que no se merece este espectáculo. Para eso está el circo, y alguna que otra cabeza de lechón sobre el césped.
Carta blanca
Por J. FÉLIX MACHUCA
EL ejemplo no es pedagógico. Mucho menos deportivo. Pese a que hablamos de fútbol. La lucha por la presidencia del Real Madrid ha salido de las páginas propias del ramo y está a punto de seguirse en las de tribunales. El juego subterráneo ha impuesto su desorden moral y ni el amor común a unos colores tan señeros es capaz de firmar un pacto de caballeros entre caballeros. Lo menos higiénico del hábito político se ha convertido en el manual de estilo de unas presidenciales donde se promete el cielo, se apañan estrellas y la imagen del club se distorsiona como si entrara en un agujero negro. El madridismo no es eso. Es otra cosa. No cualquier cosa.
Semejante pleito electoral nunca fue corriente por Concha Espina. Los nuevos tiempos parecen invocar costumbres peligrosas que, día tras día, lucen los presidenciables como si tuvieran carta blanca contra los más elementales principios. ¿A quién se fichó ayer? ¿Y el voto por correo? ¿Tendrá que intervenir otra juez? El arma blanca parece haber sustituido al alma blanca. Y todo es un fulgor de metales que alimenta la sonrisa satisfecha de los adversarios eternos de un club como el Madrid, que no se merece este espectáculo. Para eso está el circo, y alguna que otra cabeza de lechón sobre el césped.
Un golpe anunciado
viernes 30 de junio de 2006
Un golpe anunciado
Por CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS
El presidente Zapatero defendió ayer, en su comparecencia, el derecho de los vascos a la «autodeterminación», aunque no mencionara en ningún momento este término.
¿Es que tendría que haberlo hecho? Ni Antza, ni Díaz Usabiaga, ni Otegi, ni los redactores de «Gara» son tan simples como para eso. Ellos seguirán hablando de «autodeterminación» y Zapatero del derecho de los vascos a elegir libremente su futuro... De todos modos, éste enunció este principio con el énfasis del que sabe que, en ese momento, está rompiendo la legalidad, llevando a efecto un acto revolucionario, arrasando la Constitución vigente, avasallando la Carta Magna. Desde el poder. Desde la Presidencia de Gobierno.
En más de una ocasión, he escrito en esta columna, que el día en que el presidente Zapatero reconociera el derecho de los vascos a la autodeterminación, no pronunciaría esta palabra. ¿Por qué hacer una provocación innecesaria? ¿Por qué rotularla? Y así lo hizo ayer. Y con acierto a juzgar por la desorientación que produjo en Mariano Rajoy. En la respuesta que dio éste en el encuentro con los periodistas no mencionó la almendra de la declaración de Zapatero. Se perdió en las disquisiciones sobre las dos ETA sin caer en la cuenta de la clave autodeterminista.
La referencia al ámbito vasco de decisión es la búsqueda de la nueva legalidad en la que Zapatero quiere asentar el «proceso de paz» del mismo modo que justifica el nuevo modelo de Estado a partir de la renovación de los Estatutos. Es la afirmación de una legalidad paralela y extraña a la Constitución. Así que, del mismo modo que los representantes de la sociedad catalana se dieron un Estatuto, los representantes vascos elegirán su propia vía. Posiblemente, a través de un texto o quizá, más bien, de una consulta popular.
Viene repitiendo Zapatero, desde hace tiempo, que no se pagará ningún precio político por la paz cuando la verdad es que vamos a pagar el más alto de todos los precios políticos como es la violación descarada y brutal de la Constitución. Al dejar en manos de los propios vascos el derecho que tenemos todos los españoles a decidir sobre el futuro de todas y cada una de las regiones y nacionalidad de España, incluida la vasca, los ciudadanos estamos siendo amputados, negados, escarnecidos, humillados...
Yo, César Alonso, no podré ejercer mi derecho a decidir sobre el futuro del País Vasco porque así lo ha decidido Zapatero desde la Moncloa al poner en marcha un proceso alticonstitucional; al desviar la voluntad general de la Nación a una de la partes de ésta; al sustituir la Nación española por la vasca.
Como se ve, lo de ayer fue la crónica de un golpe anunciado.
Un golpe anunciado
Por CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS
El presidente Zapatero defendió ayer, en su comparecencia, el derecho de los vascos a la «autodeterminación», aunque no mencionara en ningún momento este término.
¿Es que tendría que haberlo hecho? Ni Antza, ni Díaz Usabiaga, ni Otegi, ni los redactores de «Gara» son tan simples como para eso. Ellos seguirán hablando de «autodeterminación» y Zapatero del derecho de los vascos a elegir libremente su futuro... De todos modos, éste enunció este principio con el énfasis del que sabe que, en ese momento, está rompiendo la legalidad, llevando a efecto un acto revolucionario, arrasando la Constitución vigente, avasallando la Carta Magna. Desde el poder. Desde la Presidencia de Gobierno.
En más de una ocasión, he escrito en esta columna, que el día en que el presidente Zapatero reconociera el derecho de los vascos a la autodeterminación, no pronunciaría esta palabra. ¿Por qué hacer una provocación innecesaria? ¿Por qué rotularla? Y así lo hizo ayer. Y con acierto a juzgar por la desorientación que produjo en Mariano Rajoy. En la respuesta que dio éste en el encuentro con los periodistas no mencionó la almendra de la declaración de Zapatero. Se perdió en las disquisiciones sobre las dos ETA sin caer en la cuenta de la clave autodeterminista.
La referencia al ámbito vasco de decisión es la búsqueda de la nueva legalidad en la que Zapatero quiere asentar el «proceso de paz» del mismo modo que justifica el nuevo modelo de Estado a partir de la renovación de los Estatutos. Es la afirmación de una legalidad paralela y extraña a la Constitución. Así que, del mismo modo que los representantes de la sociedad catalana se dieron un Estatuto, los representantes vascos elegirán su propia vía. Posiblemente, a través de un texto o quizá, más bien, de una consulta popular.
Viene repitiendo Zapatero, desde hace tiempo, que no se pagará ningún precio político por la paz cuando la verdad es que vamos a pagar el más alto de todos los precios políticos como es la violación descarada y brutal de la Constitución. Al dejar en manos de los propios vascos el derecho que tenemos todos los españoles a decidir sobre el futuro de todas y cada una de las regiones y nacionalidad de España, incluida la vasca, los ciudadanos estamos siendo amputados, negados, escarnecidos, humillados...
Yo, César Alonso, no podré ejercer mi derecho a decidir sobre el futuro del País Vasco porque así lo ha decidido Zapatero desde la Moncloa al poner en marcha un proceso alticonstitucional; al desviar la voluntad general de la Nación a una de la partes de ésta; al sustituir la Nación española por la vasca.
Como se ve, lo de ayer fue la crónica de un golpe anunciado.
Lo que oculta la inteligencia
viernes 30 de junio de 2006
Lo que oculta la inteligencia
Por RAFAEL L. BARDAJÍ
En una semana donde los supuestos vuelos de la CIA continúan ocupando titulares, por no decir del seguimiento de las finanzas de los terroristas a través del servicio SWIFT, hay una noticia que ha pasado desapercibida: que la Inteligencia norteamericana ha ocultado durante los dos últimos años que las tropas en Irak han encontrado más de medio millar de munición cargada con gas mostaza y gas sarín, dos agentes letales. Es más, la CIA y el propio director de la comunidad de Inteligencia se han resistido cuanto han podido para no pasar dicha información a los responsables políticos, incluido el poderoso comité de Inteligencia del Congreso americano.
Quienes se manifestaron en su día en contra de la guerra, dicen ahora que no se ha dicho nada seguramente porque estos arsenales -encontrados, dicho sea de paso, por puro azar- no son ni podían ser la causa que justificara la intervención. Y en parte tienen razón. Son armas degradadas por el tiempo y no representan una amenaza existencial por sí misma. Sin embargo, conviene recordar que la principal razón para intervenir en Irak fue la falta de cooperación por parte de Bagdad a la hora de cumplir sus obligaciones de desarme con la ONU así como la convicción de que Sadam Husein nunca había abandonado sus ambiciones químicas, biológicas y nucleares. Estos sistemas que se han descubierto en estos dos años reflejan claramente que el régimen de Sadam ni era sincero ni nunca pretendió serlo.
Quienes están instalados en la defensa a ultranza de la CIA y demás instituciones de Inteligencia han dado otra explicación: la prudencia. Estas municiones siguen siendo altamente mortíferas y si cayeran en manos de los terroristas en Irak su letalidad se incrementaría sobremanera. Es más, no cabe descartar que algunos elementos pasaran estos gases a otros grupos fuera de Irak. Anunciar su existencia, la forma casual de haberlas encontrado y la suposición de que puede haber muchas más, podría iniciar una carrera por encontrarlas muy peligrosas por parte de los terroristas. Claro que no explican por qué los seguidores de Sadam que actúan contra el gobierno legítimo iraquí no podrían pasar a su vez esta información.
Hay una tercera explicación también plausible: que la CIA haya querido vengarse de la Administración Bush dejándole que se cociera en las críticas por no haber encontrado nada en Irak. Presas del victimismo por haberse equivocado en casi todo, habrían dirigido su temor y odio a quien le exige una profunda transformación. Instinto de supervivencia se llama. También juego sucio. No hay nada de qué extrañarse. Inteligencia, mentiras y cintas de vídeo, si no algo peor, es algo a lo que estamos acostumbrados en España desgraciadamente.
Lo que oculta la inteligencia
Por RAFAEL L. BARDAJÍ
En una semana donde los supuestos vuelos de la CIA continúan ocupando titulares, por no decir del seguimiento de las finanzas de los terroristas a través del servicio SWIFT, hay una noticia que ha pasado desapercibida: que la Inteligencia norteamericana ha ocultado durante los dos últimos años que las tropas en Irak han encontrado más de medio millar de munición cargada con gas mostaza y gas sarín, dos agentes letales. Es más, la CIA y el propio director de la comunidad de Inteligencia se han resistido cuanto han podido para no pasar dicha información a los responsables políticos, incluido el poderoso comité de Inteligencia del Congreso americano.
Quienes se manifestaron en su día en contra de la guerra, dicen ahora que no se ha dicho nada seguramente porque estos arsenales -encontrados, dicho sea de paso, por puro azar- no son ni podían ser la causa que justificara la intervención. Y en parte tienen razón. Son armas degradadas por el tiempo y no representan una amenaza existencial por sí misma. Sin embargo, conviene recordar que la principal razón para intervenir en Irak fue la falta de cooperación por parte de Bagdad a la hora de cumplir sus obligaciones de desarme con la ONU así como la convicción de que Sadam Husein nunca había abandonado sus ambiciones químicas, biológicas y nucleares. Estos sistemas que se han descubierto en estos dos años reflejan claramente que el régimen de Sadam ni era sincero ni nunca pretendió serlo.
Quienes están instalados en la defensa a ultranza de la CIA y demás instituciones de Inteligencia han dado otra explicación: la prudencia. Estas municiones siguen siendo altamente mortíferas y si cayeran en manos de los terroristas en Irak su letalidad se incrementaría sobremanera. Es más, no cabe descartar que algunos elementos pasaran estos gases a otros grupos fuera de Irak. Anunciar su existencia, la forma casual de haberlas encontrado y la suposición de que puede haber muchas más, podría iniciar una carrera por encontrarlas muy peligrosas por parte de los terroristas. Claro que no explican por qué los seguidores de Sadam que actúan contra el gobierno legítimo iraquí no podrían pasar a su vez esta información.
Hay una tercera explicación también plausible: que la CIA haya querido vengarse de la Administración Bush dejándole que se cociera en las críticas por no haber encontrado nada en Irak. Presas del victimismo por haberse equivocado en casi todo, habrían dirigido su temor y odio a quien le exige una profunda transformación. Instinto de supervivencia se llama. También juego sucio. No hay nada de qué extrañarse. Inteligencia, mentiras y cintas de vídeo, si no algo peor, es algo a lo que estamos acostumbrados en España desgraciadamente.
Segun lo que signifiquen las palabras
viernes 30 de junio de 2006
Según lo que signifiquen las palabras
Por LUIS IGNACIO PARADA
PASEMOS por alto la discutible manera de cumplir un compromiso en sede parlamentaria, pero no ante los representantes de la soberanía popular, sino ante los periodistas, algo que encaja más en el talante jacarandoso de los trileros que en el de quien solicita la confianza a ciegas. Pasado esto por alto, aplaudamos que el presidente del Gobierno dijera ayer que mantendrá la ley de Partidos, que la democracia no va a pagar ningún precio político por la paz, que las cuestiones políticas sólo se resuelven con los representantes legítimos de la voluntad popular, y que reiterase su compromiso personal y el de su Gobierno con la Constitución.
Dicho esto, habrá que convenir que si dialoga con ETA no lo hace con representantes legítimos de la voluntad popular, y si negocia con Batasuna tiene que pagar el precio de su relegalización para no cometer una ilegalidad. Pero fíjense en esta frase: «Les digo que el Gobierno respetará las decisiones de los ciudadanos vascos que adopten libremente, respetando las normas legales, los métodos democráticos, los derechos y libertades de los ciudadanos». Porque ¿qué significa respetar las decisiones de los ciudadanos vascos, que es lo que pide el mundo abertzale y no tiene encaje en la Constitución, si se pone como exigencia que esa decisión se exprese respetando la Constitución y el resto de las leyes?
Humpty Dumpty decía en «Alicia a través del espejo»: «Cuando yo uso una palabra quiere decir lo que yo quiero que diga..., ni más ni menos». Y Alicia le respondía: «La cuestión es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes».
Otorguémosle al presidente del Gobierno el beneficio de la duda, la presunción de inocencia. Confiemos en que actúa de buena fe, sin buscar una ventaja en las urnas, un lugar en la Historia. Pero hagámoslo sabiendo lo que significan las palabras. Para que Humpty Dumpty no tenga que zanjar el debate diciendo: «La cuestión es saber quién es el que manda..., eso es todo».
Según lo que signifiquen las palabras
Por LUIS IGNACIO PARADA
PASEMOS por alto la discutible manera de cumplir un compromiso en sede parlamentaria, pero no ante los representantes de la soberanía popular, sino ante los periodistas, algo que encaja más en el talante jacarandoso de los trileros que en el de quien solicita la confianza a ciegas. Pasado esto por alto, aplaudamos que el presidente del Gobierno dijera ayer que mantendrá la ley de Partidos, que la democracia no va a pagar ningún precio político por la paz, que las cuestiones políticas sólo se resuelven con los representantes legítimos de la voluntad popular, y que reiterase su compromiso personal y el de su Gobierno con la Constitución.
Dicho esto, habrá que convenir que si dialoga con ETA no lo hace con representantes legítimos de la voluntad popular, y si negocia con Batasuna tiene que pagar el precio de su relegalización para no cometer una ilegalidad. Pero fíjense en esta frase: «Les digo que el Gobierno respetará las decisiones de los ciudadanos vascos que adopten libremente, respetando las normas legales, los métodos democráticos, los derechos y libertades de los ciudadanos». Porque ¿qué significa respetar las decisiones de los ciudadanos vascos, que es lo que pide el mundo abertzale y no tiene encaje en la Constitución, si se pone como exigencia que esa decisión se exprese respetando la Constitución y el resto de las leyes?
Humpty Dumpty decía en «Alicia a través del espejo»: «Cuando yo uso una palabra quiere decir lo que yo quiero que diga..., ni más ni menos». Y Alicia le respondía: «La cuestión es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes».
Otorguémosle al presidente del Gobierno el beneficio de la duda, la presunción de inocencia. Confiemos en que actúa de buena fe, sin buscar una ventaja en las urnas, un lugar en la Historia. Pero hagámoslo sabiendo lo que significan las palabras. Para que Humpty Dumpty no tenga que zanjar el debate diciendo: «La cuestión es saber quién es el que manda..., eso es todo».
El dialogo con ETA despierta expectacion, dudas e incertidumbre
viernes 30 de junio de 2006
El diálogo con ETA despierta expectación, dudas e incertidumbre
POR JUAN PEDRO QUIÑONERO
En París, La Croix escribe: «Una mayoría de españoles aprueba la apertura del diálogo con ETA». Pero matiza: «La opinión pública todavía está bajo el choque de las imágenes del proceso de los asesinos de Miguel Ángel Blanco. La arrogancia de Txapote, su frialdad, sus risas, su negativa a responder a los jueces, a unos metros de la madre y la hermana de la víctima, han despertado las dudas de millones de españoles sobre la real voluntad de paz de la organización terrorista vasca».
Le Monde prefiere insistir en el rechazo del PP, quedándose voluntariamente fuera del proceso en marcha. En Burdeos, Sud Ouest trata con bastante detalle los interrogatorios y peripecias de una cierta cúpula del PNV, sospechosa judicialmente de algún tipo de colaboración con ETA, cuando nadie olvida que muchas de tales posibles «colaboraciones» se han realizado en territorio francés.
En Londres, la BBC se apresuró a dar información del diálogo «con un grupo que pide la independencia del País Vasco». La BBC describe una situación política muy tensa y moralmente complejísima: «Los sondeos afirman que una mayoría de españoles apoya el intento de llevar la paz a la región vasca», pero, afirma Danny Wood, corresponsal de la BBC: «Una importante minoría está totalmente en contra del diálogo con ETA». Por su parte, Bloomberg subraya la imposibilidad de un referéndum vasco «mientras no cesen las amenazas contra los no nacionalistas que viven en la región».
En Viena, Die Presse escribe: «Si Zapatero consiguiese poner fin a la violencia de ETA, podría conseguir un grandísimo triunfo político». Por su parte, la Krone austriaca habla de «las esperanzas de paz».
En México, El Universal insiste, por el contrario, en el rechazo político de Mariano Rajoy y su partido contra el proceso en curso, que también subraya Clarín, en Buenos Aires.
Por su parte, Wall Street Journal comenta el Francia-España en clave política muy particular, presentando a la selección nacional como un «mix» de «feudos nacionalistas españoles». A juicio del influyente diario financiero internacional, la selección futbolística nacional es algo menos que la suma de todas las partes de España, reflejando, a su modo de ver, las distintas tensiones nacionalistas «con España misma».
El diálogo con ETA despierta expectación, dudas e incertidumbre
POR JUAN PEDRO QUIÑONERO
En París, La Croix escribe: «Una mayoría de españoles aprueba la apertura del diálogo con ETA». Pero matiza: «La opinión pública todavía está bajo el choque de las imágenes del proceso de los asesinos de Miguel Ángel Blanco. La arrogancia de Txapote, su frialdad, sus risas, su negativa a responder a los jueces, a unos metros de la madre y la hermana de la víctima, han despertado las dudas de millones de españoles sobre la real voluntad de paz de la organización terrorista vasca».
Le Monde prefiere insistir en el rechazo del PP, quedándose voluntariamente fuera del proceso en marcha. En Burdeos, Sud Ouest trata con bastante detalle los interrogatorios y peripecias de una cierta cúpula del PNV, sospechosa judicialmente de algún tipo de colaboración con ETA, cuando nadie olvida que muchas de tales posibles «colaboraciones» se han realizado en territorio francés.
En Londres, la BBC se apresuró a dar información del diálogo «con un grupo que pide la independencia del País Vasco». La BBC describe una situación política muy tensa y moralmente complejísima: «Los sondeos afirman que una mayoría de españoles apoya el intento de llevar la paz a la región vasca», pero, afirma Danny Wood, corresponsal de la BBC: «Una importante minoría está totalmente en contra del diálogo con ETA». Por su parte, Bloomberg subraya la imposibilidad de un referéndum vasco «mientras no cesen las amenazas contra los no nacionalistas que viven en la región».
En Viena, Die Presse escribe: «Si Zapatero consiguiese poner fin a la violencia de ETA, podría conseguir un grandísimo triunfo político». Por su parte, la Krone austriaca habla de «las esperanzas de paz».
En México, El Universal insiste, por el contrario, en el rechazo político de Mariano Rajoy y su partido contra el proceso en curso, que también subraya Clarín, en Buenos Aires.
Por su parte, Wall Street Journal comenta el Francia-España en clave política muy particular, presentando a la selección nacional como un «mix» de «feudos nacionalistas españoles». A juicio del influyente diario financiero internacional, la selección futbolística nacional es algo menos que la suma de todas las partes de España, reflejando, a su modo de ver, las distintas tensiones nacionalistas «con España misma».
Feminicemonos de una vez
viernes 30 de junio de 2006
Feminicémonos de una vez
Por MANUEL RODRÍGUEZ RIVERO
«TOMARÉ lo mismo que ella», le pide con envidia al camarero de Katz´s Deli la señora de mediana edad que ve y oye a Sally (Meg Ryan), su vecina de mesa, fingir un espectacular orgasmo en la película Cuando Harry encontró a Sally (Bob Reiner, 1989). Supongo que muchas mujeres trabajadoras desearían también «tomar lo mismo» que el ridículo número de colegas de género (cincuenta sobre un total de 1.296) que han conseguido ocupar un sillón en los androcéntricos consejos de Administración de las empresas españolas que cotizan en Bolsa. La situación resulta más penosa si la expresamos de otra forma: un 3´86 por ciento del total. O incluso así: una mujer por cada veinticinco varones. Bastante lejos no ya de sus hermanas noruegas, sino de las francesas o de las italianas. La verdad es que da un poco de vergüenza (ajena y propia).
A la altura de 2006 la diferencia parece tan brutal que las justificaciones suministradas por sus compañeros masculinos resultan especialmente patéticas. Tomemos nota de alguna de ellas: al haberse producido la plena incorporación de la mujer al mercado laboral en las dos últimas décadas -afirman- todavía es pronto para que esa situación se refleje en los máximos puestos directivos de las empresas (en los que la media de edad es, por cierto, de 57 años). Estupendo. Es como si en junio de 1986, hace veinte años, alguien -previsiblemente varón- hubiera tocado el cornetín y las chicas hubieran acudido en masa a enrolarse en la taquilla donde dispensan empleos, en las universidades donde imparten conocimientos, en los centros de formación en los que enseñan oficios. Y lo más genial es que, cuando alguien se atreve a afearles la conducta a consejeros y directivos pidiéndoles que se den prisa en arreglar el entuerto (que significa agravio), ponen el grito en el cielo y sacan el manual ultraliberal que enseña que en mi casa mando yo, y métase usted en sus asuntos. Por eso han conseguido otra moratoria: como si el asunto de la igualdad fuera para mañana y no para ayer, como si el final de la exclusión fuera «sólo» un asunto de justicia -o de moral- y no un imperativo cada día más ineludible en una sociedad que se pretende avanzada y democrática.
Porque, mírese como se mire, y pónganse los pretextos que se quieran, detrás de esa diferencia no hay más que pura y simple discriminación. Una discriminación tanto más llamativa si tenemos en cuenta la creciente feminización que se registra en actividades o profesiones -medicina, enseñanza, cultura, comunicación- donde las cosas del día a día no parecen ir tan mal con respecto a cuando las copábamos los hombres. Claro que, a medida que ascendemos en la escala jerárquica de esas mismas profesiones, la presencia femenina se va enrareciendo hasta casi desaparecer en ámbitos en los que la testosterona es la hormona hegemónica: pocas directoras de hospital, contadas rectoras de Universidad, insuficientes directoras editoriales, escasísimas directoras de diarios. Las chicas sacan múltiples castañas del fuego, pero no pueden decidir sobre la intensidad del horno ni sobre la calidad y la cantidad del combustible con el que se alimenta. Así estamos: en 2006 y seguimos contando.
La cuestión del divorcio entre mujer y poder sigue siendo una de las asignaturas pendientes para la consecución de una sociedad verdaderamente democrática. Y sería un error histórico que la derecha española que se quiere moderna dejara este y otros derechos civiles en manos de la izquierda o, simplemente, fuera a remolque de una aspiración profundamente sentida por la mayoría de las mujeres y una parte nada desdeñable de los hombres. Con cuotas, con discriminación positiva, con incentivos a las empresas, o con pactos entre todos los agentes en presencia: como sea, feminicémonos de una vez. Y de arriba abajo.
Feminicémonos de una vez
Por MANUEL RODRÍGUEZ RIVERO
«TOMARÉ lo mismo que ella», le pide con envidia al camarero de Katz´s Deli la señora de mediana edad que ve y oye a Sally (Meg Ryan), su vecina de mesa, fingir un espectacular orgasmo en la película Cuando Harry encontró a Sally (Bob Reiner, 1989). Supongo que muchas mujeres trabajadoras desearían también «tomar lo mismo» que el ridículo número de colegas de género (cincuenta sobre un total de 1.296) que han conseguido ocupar un sillón en los androcéntricos consejos de Administración de las empresas españolas que cotizan en Bolsa. La situación resulta más penosa si la expresamos de otra forma: un 3´86 por ciento del total. O incluso así: una mujer por cada veinticinco varones. Bastante lejos no ya de sus hermanas noruegas, sino de las francesas o de las italianas. La verdad es que da un poco de vergüenza (ajena y propia).
A la altura de 2006 la diferencia parece tan brutal que las justificaciones suministradas por sus compañeros masculinos resultan especialmente patéticas. Tomemos nota de alguna de ellas: al haberse producido la plena incorporación de la mujer al mercado laboral en las dos últimas décadas -afirman- todavía es pronto para que esa situación se refleje en los máximos puestos directivos de las empresas (en los que la media de edad es, por cierto, de 57 años). Estupendo. Es como si en junio de 1986, hace veinte años, alguien -previsiblemente varón- hubiera tocado el cornetín y las chicas hubieran acudido en masa a enrolarse en la taquilla donde dispensan empleos, en las universidades donde imparten conocimientos, en los centros de formación en los que enseñan oficios. Y lo más genial es que, cuando alguien se atreve a afearles la conducta a consejeros y directivos pidiéndoles que se den prisa en arreglar el entuerto (que significa agravio), ponen el grito en el cielo y sacan el manual ultraliberal que enseña que en mi casa mando yo, y métase usted en sus asuntos. Por eso han conseguido otra moratoria: como si el asunto de la igualdad fuera para mañana y no para ayer, como si el final de la exclusión fuera «sólo» un asunto de justicia -o de moral- y no un imperativo cada día más ineludible en una sociedad que se pretende avanzada y democrática.
Porque, mírese como se mire, y pónganse los pretextos que se quieran, detrás de esa diferencia no hay más que pura y simple discriminación. Una discriminación tanto más llamativa si tenemos en cuenta la creciente feminización que se registra en actividades o profesiones -medicina, enseñanza, cultura, comunicación- donde las cosas del día a día no parecen ir tan mal con respecto a cuando las copábamos los hombres. Claro que, a medida que ascendemos en la escala jerárquica de esas mismas profesiones, la presencia femenina se va enrareciendo hasta casi desaparecer en ámbitos en los que la testosterona es la hormona hegemónica: pocas directoras de hospital, contadas rectoras de Universidad, insuficientes directoras editoriales, escasísimas directoras de diarios. Las chicas sacan múltiples castañas del fuego, pero no pueden decidir sobre la intensidad del horno ni sobre la calidad y la cantidad del combustible con el que se alimenta. Así estamos: en 2006 y seguimos contando.
La cuestión del divorcio entre mujer y poder sigue siendo una de las asignaturas pendientes para la consecución de una sociedad verdaderamente democrática. Y sería un error histórico que la derecha española que se quiere moderna dejara este y otros derechos civiles en manos de la izquierda o, simplemente, fuera a remolque de una aspiración profundamente sentida por la mayoría de las mujeres y una parte nada desdeñable de los hombres. Con cuotas, con discriminación positiva, con incentivos a las empresas, o con pactos entre todos los agentes en presencia: como sea, feminicémonos de una vez. Y de arriba abajo.
El castigo de los inocentes
viernes 30 de junio de 2006
El castigo de los inocentes
Por M. MARTÍN FERRAND
ENSEÑABA Baura, cuando joven, que España es una bella convulsión en la que se alternan el odio, la envidia, el miedo y la creación. Los tres primeros ingredientes, especialmente el tercero, los tenemos muy próximos. En el pasado inmediato y en el presente infecundo. La gran fuerza de José Luis Rodríguez Zapatero reside, a partir del odio, en administrar las envidias y propagar el temor al tiempo que dice luchar contra él. Quizá no haya llegado todavía el tiempo de crear -y no llegará mientras un solo euro, vestido de subvención, trate de impedirlo-, pero sí conviene, a la vista de la experiencia, añadirle al diagnóstico de Baura un nuevo ingrediente: la incertidumbre que, en todos los órdenes, especialmente en el jurídico, pone en cuestión el Estado de Derecho, nos aflige y desconcierta.
Doy por hecho que el ex ministro socialista Julián García Valverde es tan inocente como acaba de sentenciar, a propósito del «caso AVE», la sección decimoséptima de la Audiencia de Madrid. García Valverde, inmaculado, no incurrió nunca en un delito de cohecho, ni cobró comisiones en las obras del tren de alta velocidad, ni recibió «ninguna dádiva» ni -menos todavía- aceptó promesas y ofrecimientos en beneficio propio; pero, en razón del ritmo de nuestra administración de justicia, verdaderamente escandaloso, el hasta ahora presunto y ya inocente ex ministro ha tenido que cargar con el sambenito de la corrupción con el que, hace más de quince años, le revistió la opinión pública a instancias de los medios informativos.
Supongo que en este tiempo García Valverde, que habrá perdido un montón de oportunidades políticas y/o laborales, ha tenido que aprender a vivir la triste condición de sospechoso. ¿Quién le compensará por ello? Tanto afán garantista como marcan nuestras leyes y lucen nuestros jueces en beneficio de los delincuentes crónicos y recalcitrantes se convierte en todo lo contrario en el caso de quienes nunca han roto un plato. Aquí se castiga a los inocentes. No (siempre) con privación de libertad, sino, muchísimo peor, con el regateo de su propia decencia y el mal trato a su dignidad. De ahí la condición arisca, áspera, de nuestra convivencia y la gran fatiga que genera el hecho de ser y sentirse español.
García Valverde, ya sesentón, ha perdido los mejores años de su vida -desde su dimisión como ministro de Sanidad por los escándalos vinculados a su presidencia de Renfe- gracias al ritmo que, sin consecuencia alguna, muchos jueces le dan a su trabajo. Es algo que les ocurre a cientos de ciudadanos que han aprendido, con dolor, el dramático sentido del españolísimo dicho «pleitos tengas, y los ganes». Es una maldición auténtica que, por sí sola y con prioridad sobre otros prejuicios -incluso el de su falta de independencia-, nos autoriza a desconfiar de la Justicia.
El castigo de los inocentes
Por M. MARTÍN FERRAND
ENSEÑABA Baura, cuando joven, que España es una bella convulsión en la que se alternan el odio, la envidia, el miedo y la creación. Los tres primeros ingredientes, especialmente el tercero, los tenemos muy próximos. En el pasado inmediato y en el presente infecundo. La gran fuerza de José Luis Rodríguez Zapatero reside, a partir del odio, en administrar las envidias y propagar el temor al tiempo que dice luchar contra él. Quizá no haya llegado todavía el tiempo de crear -y no llegará mientras un solo euro, vestido de subvención, trate de impedirlo-, pero sí conviene, a la vista de la experiencia, añadirle al diagnóstico de Baura un nuevo ingrediente: la incertidumbre que, en todos los órdenes, especialmente en el jurídico, pone en cuestión el Estado de Derecho, nos aflige y desconcierta.
Doy por hecho que el ex ministro socialista Julián García Valverde es tan inocente como acaba de sentenciar, a propósito del «caso AVE», la sección decimoséptima de la Audiencia de Madrid. García Valverde, inmaculado, no incurrió nunca en un delito de cohecho, ni cobró comisiones en las obras del tren de alta velocidad, ni recibió «ninguna dádiva» ni -menos todavía- aceptó promesas y ofrecimientos en beneficio propio; pero, en razón del ritmo de nuestra administración de justicia, verdaderamente escandaloso, el hasta ahora presunto y ya inocente ex ministro ha tenido que cargar con el sambenito de la corrupción con el que, hace más de quince años, le revistió la opinión pública a instancias de los medios informativos.
Supongo que en este tiempo García Valverde, que habrá perdido un montón de oportunidades políticas y/o laborales, ha tenido que aprender a vivir la triste condición de sospechoso. ¿Quién le compensará por ello? Tanto afán garantista como marcan nuestras leyes y lucen nuestros jueces en beneficio de los delincuentes crónicos y recalcitrantes se convierte en todo lo contrario en el caso de quienes nunca han roto un plato. Aquí se castiga a los inocentes. No (siempre) con privación de libertad, sino, muchísimo peor, con el regateo de su propia decencia y el mal trato a su dignidad. De ahí la condición arisca, áspera, de nuestra convivencia y la gran fatiga que genera el hecho de ser y sentirse español.
García Valverde, ya sesentón, ha perdido los mejores años de su vida -desde su dimisión como ministro de Sanidad por los escándalos vinculados a su presidencia de Renfe- gracias al ritmo que, sin consecuencia alguna, muchos jueces le dan a su trabajo. Es algo que les ocurre a cientos de ciudadanos que han aprendido, con dolor, el dramático sentido del españolísimo dicho «pleitos tengas, y los ganes». Es una maldición auténtica que, por sí sola y con prioridad sobre otros prejuicios -incluso el de su falta de independencia-, nos autoriza a desconfiar de la Justicia.
Nos veremos en septiembre, Rodriguez
viernes 30 de junio de 2006
Nos veremos en septiembre, Rodríguez
Por CARLOS HERRERA
DE milagro que no lo hizo en la fuente de Neptuno junto a los guiris que salen del Prado, los paseantes de terrazas y los diputados que cruzan el semáforo rejoneando automóviles. Por poquitas. Pero, lo que se dice hacerlo, lo hizo en el Congreso, sí. No en el pleno, sí en una sala junto a un retrato de la fascinante golfanta de Isabel II y una Constitución de cuando aquí había liberales de verdad y no esta colección de ibéricos disfrazados de progresistas. Achinó los ojos cual si padeciese ligero atasco en el tránsito intestinal para subrayar las palabras que hacían referencia a la dificultad del proceso, disertó durante diez minutos sobre los lugares comunes que le han hecho famoso y libró algún que otro mensaje concreto destinado a convencer a todo tipo de auditorios. Es Rodríguez. No puede ser otro. Los periodistas, eso sí, estamos encantados con la deferencia de habernos elegido para sustituir a la soberanía popular, que ya sabemos que recaer, lo que se dice recaer, no recae del todo sobre nuestros hombros, pero bueno... En fin, vamos a la magra.
Que la soflama zapaterista haya gustado a los miembros de Batasuna, ahora llamada por los estudiosos de la mercadotecnia política exclusivamente «Izquierda Abertzale», es detalle generador de una cierta inquietud. Lo que le puede gustar al tal Barrena no creo que nos pueda gustar a los normales, a los que hemos vivido en el lado de los tiroteados, en el lado de las nucas, no en el lado de las pistolas. La frase que claramente estaba encajada en el texto al objeto de contentar a la otra parte, a los de Txapote y a los recolectores de nueces, es la que hace referencia al respeto que merece la voluntad de los vascos para decidir su futuro. ¿Es una forma de referirse al derecho de autodeterminación? La frase, sin más complementos, es lo suficientemente inquietante como para que muchos tengan derecho a exigir alguna explicación complementaria. Envolviendo a ésta, en cambio, otras líneas del texto podrían estar firmadas por cualquiera que mantenga su cabeza en la fresquera del sano juicio: no habrá concesiones políticas, seguirá vigente la Ley de Partidos, todo se hará bajo el amparo de la Constitución del 78 y se observará el máximo respeto a las víctimas del terrorismo. Impecable, si fuera cierto. Y ojalá lo sea. Pero Rodríguez tiene un grave problema de credibilidad nacido de su última trayectoria, ésa en la que ha hecho exactamente lo contrario a lo expuesto en esos cuatro principios intachables: ni pacto antiterrorista convocado, ni comisión de secretos oficiales, ni consenso con la oposición -con la única, el PP; los demás son simples mamporreros- ni gestos de afecto y cariño a las víctimas, ni amor desmedido por una Constitución a la que se magrea por la puerta de atrás. Es la lucha de lo formal y lo oficioso: formalmente el Gobierno inicia contactos legítimos con una banda de asesinos que ha declarado una tregua, pero oficiosamente sabemos que esa tregua ha llegado merced a las concesiones de un presidente que mediante delegación lleva años hablando con los malos. Y cuyos contactos nos maliciamos vayan a propiciar que los asesinos consigan, sin asesinar, alguno de los objetivos que no lograron asesinando.
Ya que el circunspecto declarante de ayer nos ha pedido ayuda en forma de discreción -que no sé si quiere decir ausencia de crítica-, empezaremos por no sulfurar demasiado las primeras reflexiones. Que no sueñe que vayamos a cerrar los ojos. De la misma forma que ha cumplido con la otra parte respetando el plazo dado por «Gara» y regalándole alguna frase peligrosa, esperemos que cumpla con esta otra todo lo dicho en la parte inmaculada de su exposición. Nos veremos en septiembre, Rodríguez: ya no habrá Mundial, ni juicio de Txapote, ni estará Grande Marlaska...
Nos veremos en septiembre, Rodríguez
Por CARLOS HERRERA
DE milagro que no lo hizo en la fuente de Neptuno junto a los guiris que salen del Prado, los paseantes de terrazas y los diputados que cruzan el semáforo rejoneando automóviles. Por poquitas. Pero, lo que se dice hacerlo, lo hizo en el Congreso, sí. No en el pleno, sí en una sala junto a un retrato de la fascinante golfanta de Isabel II y una Constitución de cuando aquí había liberales de verdad y no esta colección de ibéricos disfrazados de progresistas. Achinó los ojos cual si padeciese ligero atasco en el tránsito intestinal para subrayar las palabras que hacían referencia a la dificultad del proceso, disertó durante diez minutos sobre los lugares comunes que le han hecho famoso y libró algún que otro mensaje concreto destinado a convencer a todo tipo de auditorios. Es Rodríguez. No puede ser otro. Los periodistas, eso sí, estamos encantados con la deferencia de habernos elegido para sustituir a la soberanía popular, que ya sabemos que recaer, lo que se dice recaer, no recae del todo sobre nuestros hombros, pero bueno... En fin, vamos a la magra.
Que la soflama zapaterista haya gustado a los miembros de Batasuna, ahora llamada por los estudiosos de la mercadotecnia política exclusivamente «Izquierda Abertzale», es detalle generador de una cierta inquietud. Lo que le puede gustar al tal Barrena no creo que nos pueda gustar a los normales, a los que hemos vivido en el lado de los tiroteados, en el lado de las nucas, no en el lado de las pistolas. La frase que claramente estaba encajada en el texto al objeto de contentar a la otra parte, a los de Txapote y a los recolectores de nueces, es la que hace referencia al respeto que merece la voluntad de los vascos para decidir su futuro. ¿Es una forma de referirse al derecho de autodeterminación? La frase, sin más complementos, es lo suficientemente inquietante como para que muchos tengan derecho a exigir alguna explicación complementaria. Envolviendo a ésta, en cambio, otras líneas del texto podrían estar firmadas por cualquiera que mantenga su cabeza en la fresquera del sano juicio: no habrá concesiones políticas, seguirá vigente la Ley de Partidos, todo se hará bajo el amparo de la Constitución del 78 y se observará el máximo respeto a las víctimas del terrorismo. Impecable, si fuera cierto. Y ojalá lo sea. Pero Rodríguez tiene un grave problema de credibilidad nacido de su última trayectoria, ésa en la que ha hecho exactamente lo contrario a lo expuesto en esos cuatro principios intachables: ni pacto antiterrorista convocado, ni comisión de secretos oficiales, ni consenso con la oposición -con la única, el PP; los demás son simples mamporreros- ni gestos de afecto y cariño a las víctimas, ni amor desmedido por una Constitución a la que se magrea por la puerta de atrás. Es la lucha de lo formal y lo oficioso: formalmente el Gobierno inicia contactos legítimos con una banda de asesinos que ha declarado una tregua, pero oficiosamente sabemos que esa tregua ha llegado merced a las concesiones de un presidente que mediante delegación lleva años hablando con los malos. Y cuyos contactos nos maliciamos vayan a propiciar que los asesinos consigan, sin asesinar, alguno de los objetivos que no lograron asesinando.
Ya que el circunspecto declarante de ayer nos ha pedido ayuda en forma de discreción -que no sé si quiere decir ausencia de crítica-, empezaremos por no sulfurar demasiado las primeras reflexiones. Que no sueñe que vayamos a cerrar los ojos. De la misma forma que ha cumplido con la otra parte respetando el plazo dado por «Gara» y regalándole alguna frase peligrosa, esperemos que cumpla con esta otra todo lo dicho en la parte inmaculada de su exposición. Nos veremos en septiembre, Rodríguez: ya no habrá Mundial, ni juicio de Txapote, ni estará Grande Marlaska...
La viruta y la viga
viernes 30 de junio de 2006
La viruta y la viga
Por IGNACIO CAMACHO
HA cometido Aznar un desliz -debió haber declarado su sociedad patrimonial familiar- más de procedimiento y de estética que de legalidad y de ética, pero quizá los únicos que no puedan echárselo en cara son los que durante años convirtieron el tráfico de influencias en la profesión más rentable de la España moderna. Los artistas del «insider trading», los malabaristas del favor, los magos del comisionismo, los trileros de la información privilegiada. Los que en tiempos del felipismo entraron en la política con una mano detrás y otra delante, y al salir se doctoraron honoris causa en la picaresca del pelotazo.
Esos no pueden hablar sin sentir vergüenza al afeitarse delante del espejo. Porque llegaron al poder desde las aulas masificadas, desde los hospitales saturados, desde las fábricas reconvertidas, algunos directamente desde las listas del paro, y cuando abandonaron los despachos oficiales abrieron otros privados, con puertas blindadas y muebles de lujo, sin más títulos que el de exploradores de pasillos reservados, desatascadores de expedientes, sherpas del alpinismo administrativo. Se especializaron en recalificar terrenos, en desentrañar pliegos de condiciones, en ablandar resistencias, en acelerar procesos de decisión a golpe de almuerzo de cinco tenedores. O se fueron a hacer las Américas vendiendo relaciones de franquicia, consejos sensibles, contratos de cooperación, relaciones de privilegio. Sin complejos ideológicos; las minutas millonarias obraron una peculiar síntesis teórica entre el lobby y el sindicato, a partir del principio de que la redistribución de la riqueza empieza por uno mismo. Procedentes del mundo de la humildad asalariada, al dejar el poder se encontraron como Scarlett O´Hara bajo el árbol de Tara y se juraron a sí mismos que jamás volverían a pasar hambre.
Por eso no tienen derecho al escándalo, y menos a perseguir con doble rasero virutas ajenas, sin sacarse de encima las vigas de ese colosal edificio de tráfico de favores. Los errores de Aznar fueron el cesarismo y la soberbia de sus últimos años, cuando olvidó su poderosa intuición de hombre de la calle y quiso retratarse como un prócer sin más horizonte de responsabilidad que la Historia. Pagó por ello una factura excesiva, injusta con sus irreprochables éxitos de gobierno, y punto. Si hay que sacar el rectoscopio para escudriñarle las vísceras, antes habrá que pasárselo a alguno que va por ahí ejerciendo de lazarillo de plutócratas y cicerone de magnates.
Yo he visto a muchos antiguos altos cargos instalados en oficinas rutilantes sobre cuyas mesas no había un solo papel. Han sacado petróleo de sus agendas, sin que sus curricula profesionales justificasen el advenimiento de tanta fortuna. El gran negocio de las últimas décadas ha sido transformar la experiencia política en una caja registradora. Aznar ha pecado venialmente de falta de transparencia, pero el que esté limpio de culpa mayor, que cobre la primera minuta honrada.
La viruta y la viga
Por IGNACIO CAMACHO
HA cometido Aznar un desliz -debió haber declarado su sociedad patrimonial familiar- más de procedimiento y de estética que de legalidad y de ética, pero quizá los únicos que no puedan echárselo en cara son los que durante años convirtieron el tráfico de influencias en la profesión más rentable de la España moderna. Los artistas del «insider trading», los malabaristas del favor, los magos del comisionismo, los trileros de la información privilegiada. Los que en tiempos del felipismo entraron en la política con una mano detrás y otra delante, y al salir se doctoraron honoris causa en la picaresca del pelotazo.
Esos no pueden hablar sin sentir vergüenza al afeitarse delante del espejo. Porque llegaron al poder desde las aulas masificadas, desde los hospitales saturados, desde las fábricas reconvertidas, algunos directamente desde las listas del paro, y cuando abandonaron los despachos oficiales abrieron otros privados, con puertas blindadas y muebles de lujo, sin más títulos que el de exploradores de pasillos reservados, desatascadores de expedientes, sherpas del alpinismo administrativo. Se especializaron en recalificar terrenos, en desentrañar pliegos de condiciones, en ablandar resistencias, en acelerar procesos de decisión a golpe de almuerzo de cinco tenedores. O se fueron a hacer las Américas vendiendo relaciones de franquicia, consejos sensibles, contratos de cooperación, relaciones de privilegio. Sin complejos ideológicos; las minutas millonarias obraron una peculiar síntesis teórica entre el lobby y el sindicato, a partir del principio de que la redistribución de la riqueza empieza por uno mismo. Procedentes del mundo de la humildad asalariada, al dejar el poder se encontraron como Scarlett O´Hara bajo el árbol de Tara y se juraron a sí mismos que jamás volverían a pasar hambre.
Por eso no tienen derecho al escándalo, y menos a perseguir con doble rasero virutas ajenas, sin sacarse de encima las vigas de ese colosal edificio de tráfico de favores. Los errores de Aznar fueron el cesarismo y la soberbia de sus últimos años, cuando olvidó su poderosa intuición de hombre de la calle y quiso retratarse como un prócer sin más horizonte de responsabilidad que la Historia. Pagó por ello una factura excesiva, injusta con sus irreprochables éxitos de gobierno, y punto. Si hay que sacar el rectoscopio para escudriñarle las vísceras, antes habrá que pasárselo a alguno que va por ahí ejerciendo de lazarillo de plutócratas y cicerone de magnates.
Yo he visto a muchos antiguos altos cargos instalados en oficinas rutilantes sobre cuyas mesas no había un solo papel. Han sacado petróleo de sus agendas, sin que sus curricula profesionales justificasen el advenimiento de tanta fortuna. El gran negocio de las últimas décadas ha sido transformar la experiencia política en una caja registradora. Aznar ha pecado venialmente de falta de transparencia, pero el que esté limpio de culpa mayor, que cobre la primera minuta honrada.
ZpM cruza las lineas rojas
viernes 30 de junio de 2006
Zapatero cruza las líneas rojas
CON el Congreso de los Diputados como mero escenario de una conferencia de prensa, el presidente del Gobierno repitió ayer lo que anunció en el mitin del PSE celebrado en Baracaldo: que va a iniciar el diálogo con ETA. La expectación generada estos últimos días sobre el momento en que Rodríguez Zapatero comunicaría esta decisión resultaba irrelevante para una estrategia de fondo que ya estaba consumada, y sólo ha permitido aumentar una ansiedad ficticia, tendente a dar al «proceso de paz» la verosimilitud de la que carece por la falta de solidez de la posición gubernamental. Es cierto que Rodríguez Zapatero utilizó una retórica medida y sin críticas al Partido Popular, trufando reconocimientos a las víctimas de ETA y a los gobiernos anteriores para engancharse a los precedentes de contactos con los terroristas, con mensajes de calado político que entrañan un grave riesgo si se materializan en las mesas que proponen los etarras. No hay objeción formal a las apelaciones de Rodríguez Zapatero a la vigencia de la Constitución, de la legalidad democrática y de la ley de Partidos. Otra cosa es que, como señalaba Rajoy, hay que aplicarlas para que tengan sentido y den fuerza a la sociedad democrática. En todo caso, esas menciones perdieron su valor como líneas rojas del diálogo con ETA en cuanto el presidente del Gobierno metió en el mismo discurso el anuncio del diálogo y el cambio que se le avecina al País Vasco, sobre la base de que «el futuro de Euskadi exige un gran acuerdo de convivencia política», según las palabras de Rodríguez Zapatero, quien, además de descartar la continuidad del actual pacto estatutario, endosó a su Gobierno el compromiso de «respetar las decisiones de los ciudadanos vascos», cuando esa exigencia debería recaer exclusivamente en ETA, que es la que ha asesinado durante cuarenta años a los vascos que optaban por su libertad ideológica.
Éste es el problema central del proceso que propone el Gobierno: vincular el fin del terrorismo con el cambio de régimen político y jurídico de la comunidad vasca. Con esta sintaxis política, el Gobierno acepta jugar en el terreno dialéctico de ETA, cuya razón de ser como organización terrorista ha sido siempre la impugnación del orden estatutario del País Vasco. A estas alturas carece de cualquier efecto de distracción ocultar a Batasuna en la propaganda sobre el diálogo con ETA. Da lo mismo hablar del Estatuto de Guernica con los etarras que con Otegi. La dualidad de mesas, aceptada explícitamente por el PSE y consecuencia inevitable de los términos en los que Zapatero planteó ayer el diálogo con ETA, es una mera añagaza de la organización terrorista para dar la máxima eficacia a la «estrategia del desdoblamiento», con la que los etarras tenían, hasta la sentencia del Tribunal Supremo en 2003, un pie en la legalidad y otro en el terrorismo. Por eso no es admisible que la esperanza de este proceso esté depositada, de hecho, en la fidelidad con la que ETA se encargue de utilizar la tregua y demás recursos tácticos en su propio beneficio.
Por tanto, más allá del tono bonancible de las palabras de Rodríguez Zapatero y de las referencias a la Constitución, el Estatuto de Guernica y la ley de Partidos, ya se puede constatar el inicio de un diálogo en el que, ausente del mensaje presidencial cualquier exigencia de disolución, desarme y perdón, se va a hablar de política y de un nuevo «pacto de convivencia», que se fijará a través de acuerdos tomados no en las instituciones representativas, sino, según Rodríguez Zapatero, por «partidos políticos, los agentes sociales, económicos, sindicales». Es decir, ese magma conceptual, muy presente en los documentos del entramado batasuno, donde cabe todo, hasta formaciones ilegales, y del que está excluido, por ejemplo, el Parlamento elegido libremente por los vascos. Por algo, tanto ETA como Batasuna recuerdan permanentemente que el proceso abierto no es de pacificación, sino de autodeterminación.
Tan preocupante como la expectativa de que el diálogo con ETA tenga el carácter político que quieren los terroristas es la confirmación de que el Gobierno quiere dejar a un lado al Partido Popular. Finalmente, no hubo reunión del Pacto Antiterrorista -anunciada por Zapatero y Pérez Rubalcaba-, ni llamada previa a Mariano Rajoy, ni siquiera una comparecencia parlamentaria en condiciones. Así se han roto las convenciones no escritas que hubieran conservado la esperanza de una recomposición de relaciones entre el Gobierno y la oposición. El contexto del inicio del diálogo no puede resultar menos alentador para el propio Ejecutivo: sin el apoyo del principal partido de la oposición, con el rechazo de la inmensa mayoría de las víctimas, sin la confianza general de la sociedad y con un claro sufrimiento del Estado de Derecho, ¿qué resultados se pueden esperar?
El proceso empieza con varios tantos a favor de ETA, y los terroristas lo saben. Así es, por duro que resulte reconocerlo.
Zapatero cruza las líneas rojas
CON el Congreso de los Diputados como mero escenario de una conferencia de prensa, el presidente del Gobierno repitió ayer lo que anunció en el mitin del PSE celebrado en Baracaldo: que va a iniciar el diálogo con ETA. La expectación generada estos últimos días sobre el momento en que Rodríguez Zapatero comunicaría esta decisión resultaba irrelevante para una estrategia de fondo que ya estaba consumada, y sólo ha permitido aumentar una ansiedad ficticia, tendente a dar al «proceso de paz» la verosimilitud de la que carece por la falta de solidez de la posición gubernamental. Es cierto que Rodríguez Zapatero utilizó una retórica medida y sin críticas al Partido Popular, trufando reconocimientos a las víctimas de ETA y a los gobiernos anteriores para engancharse a los precedentes de contactos con los terroristas, con mensajes de calado político que entrañan un grave riesgo si se materializan en las mesas que proponen los etarras. No hay objeción formal a las apelaciones de Rodríguez Zapatero a la vigencia de la Constitución, de la legalidad democrática y de la ley de Partidos. Otra cosa es que, como señalaba Rajoy, hay que aplicarlas para que tengan sentido y den fuerza a la sociedad democrática. En todo caso, esas menciones perdieron su valor como líneas rojas del diálogo con ETA en cuanto el presidente del Gobierno metió en el mismo discurso el anuncio del diálogo y el cambio que se le avecina al País Vasco, sobre la base de que «el futuro de Euskadi exige un gran acuerdo de convivencia política», según las palabras de Rodríguez Zapatero, quien, además de descartar la continuidad del actual pacto estatutario, endosó a su Gobierno el compromiso de «respetar las decisiones de los ciudadanos vascos», cuando esa exigencia debería recaer exclusivamente en ETA, que es la que ha asesinado durante cuarenta años a los vascos que optaban por su libertad ideológica.
Éste es el problema central del proceso que propone el Gobierno: vincular el fin del terrorismo con el cambio de régimen político y jurídico de la comunidad vasca. Con esta sintaxis política, el Gobierno acepta jugar en el terreno dialéctico de ETA, cuya razón de ser como organización terrorista ha sido siempre la impugnación del orden estatutario del País Vasco. A estas alturas carece de cualquier efecto de distracción ocultar a Batasuna en la propaganda sobre el diálogo con ETA. Da lo mismo hablar del Estatuto de Guernica con los etarras que con Otegi. La dualidad de mesas, aceptada explícitamente por el PSE y consecuencia inevitable de los términos en los que Zapatero planteó ayer el diálogo con ETA, es una mera añagaza de la organización terrorista para dar la máxima eficacia a la «estrategia del desdoblamiento», con la que los etarras tenían, hasta la sentencia del Tribunal Supremo en 2003, un pie en la legalidad y otro en el terrorismo. Por eso no es admisible que la esperanza de este proceso esté depositada, de hecho, en la fidelidad con la que ETA se encargue de utilizar la tregua y demás recursos tácticos en su propio beneficio.
Por tanto, más allá del tono bonancible de las palabras de Rodríguez Zapatero y de las referencias a la Constitución, el Estatuto de Guernica y la ley de Partidos, ya se puede constatar el inicio de un diálogo en el que, ausente del mensaje presidencial cualquier exigencia de disolución, desarme y perdón, se va a hablar de política y de un nuevo «pacto de convivencia», que se fijará a través de acuerdos tomados no en las instituciones representativas, sino, según Rodríguez Zapatero, por «partidos políticos, los agentes sociales, económicos, sindicales». Es decir, ese magma conceptual, muy presente en los documentos del entramado batasuno, donde cabe todo, hasta formaciones ilegales, y del que está excluido, por ejemplo, el Parlamento elegido libremente por los vascos. Por algo, tanto ETA como Batasuna recuerdan permanentemente que el proceso abierto no es de pacificación, sino de autodeterminación.
Tan preocupante como la expectativa de que el diálogo con ETA tenga el carácter político que quieren los terroristas es la confirmación de que el Gobierno quiere dejar a un lado al Partido Popular. Finalmente, no hubo reunión del Pacto Antiterrorista -anunciada por Zapatero y Pérez Rubalcaba-, ni llamada previa a Mariano Rajoy, ni siquiera una comparecencia parlamentaria en condiciones. Así se han roto las convenciones no escritas que hubieran conservado la esperanza de una recomposición de relaciones entre el Gobierno y la oposición. El contexto del inicio del diálogo no puede resultar menos alentador para el propio Ejecutivo: sin el apoyo del principal partido de la oposición, con el rechazo de la inmensa mayoría de las víctimas, sin la confianza general de la sociedad y con un claro sufrimiento del Estado de Derecho, ¿qué resultados se pueden esperar?
El proceso empieza con varios tantos a favor de ETA, y los terroristas lo saben. Así es, por duro que resulte reconocerlo.
La libertad por puntos
viernes 30 de junio de 2006
La libertad por puntos
LA TERCERA DE ABC
... Al final, se acosa a los conductores, a los fumadores e incluso a los gordos, y todos lo celebramos, porque es por nuestro bien, porque no se nos puede dejar solos. Si las cosas mejoran, se dirá siempre que es gracias a la intervención pública...
EL carné por puntos, que entra mañana en vigor, es un símil de la libertad, que ya no es concebida como previa a la política y la legislación, como algo que sólo se debe reconocer. La libertad es ajena, y el poder nos la concede como los doce puntos en el carné de conducir. Podemos usarla conforme a sus criterios y, como no es nuestra, no hay ningún problema en que nos la arrebate.
El tráfico padece dos manipulaciones: se nos dice que cada vez hay más víctimas y que no hay accidentalidad sino intencionalidad. En realidad, cada vez hay menos víctimas, incluso si las medimos en términos absolutos. Los muertos en accidentes de tráfico en España están disminuyendo desde 1989. Según las estadísticas de la propia DGT (www.dgt.es), ese año hubo 7.188 muertos, y en 2004, último año del que la DGT da cifras definitivas en su web, hubo 4.741. Si el número absoluto de muertes ha bajado, la reducción relativa ha sido más pronunciada: en 1989 hubo cinco muertos por cada 10.000 vehículos, y en 2004 hubo dos.
Aquí sería fácil replicar que en todo caso el número de muertos es elevado. No lo discuto. Lo que discuto es que las autoridades quieren recortar nuestra libertad argumentando que el problema se agrava: jamás nos dicen que se resuelve, y sin necesidad del carné por puntos.
Sobre la intencionalidad ha dicho Pere Navarro, director general de Tráfico: «No llamemos accidente, como si fueran precipitaciones meteorológicas, a las muertes causadas por una conducta dolosa, netamente delictiva, de un conductor que no respetó las normas».
No respetar las normas no es un delito. Un delito requiere el propósito de dolo, de dañar. Si yo bebo y supero la velocidad máxima, no soy por ello necesariamente un delincuente. Por cierto, a la par que bajan los muertos y heridos en calles y carreteras, casi todo el mundo circula por encima de la velocidad máxima permitida. Se ha estimado que el encarcelamiento de quienes vayan a 90 km/h en la ciudad representará 80.000 nuevos presos: me parece poco. Mientras se sospecha siempre de las personas libres -incluso se pretende impedir que las partes implicadas en los accidentes de tráfico lleguen a acuerdos-, la ley deja de ser amparo del ciudadano y pasa a ser una espada de Damocles que pende sobre él: no lo protege, sino que lo amenaza. Y no amenaza sólo a los criminales: la DGT quiere convertir en delincuentes a personas que ni dañan ni quieren dañar.
La retórica antiliberal se presenta siempre con formas dramáticas. Un periódico español se refirió a la «amarga estadística que ha convertido al coche en la primera causa de muerte entre los menores de 35 años [...] una tremenda carnicería que la sociedad parece asimilar con aparente impasibilidad, como si fuera un tributo al coche, dios-máquina por excelencia». Aquí están los ingredientes del pensamiento único, con el fetiche de la culpabilidad, porque por todas partes se puede ver «al más tranquilo padre de familia cometer infracciones mortales sin inmutarse». ¿Infracciones mortales sin inmutarse? Obviamente, si la gente es idiota o asesina, no puede ser libre. El diario seguía esa lógica con un lenguaje increíble y apocalíptico: el hombre es «un mutante que reclama a gritos más educación, mayor sensibilización para gobernar su doble naturaleza humana y motorizada que puede causar indecible destrucción».
La represión y la vigilancia completa devienen imprescindibles. Nadie sospecha que aquí subyazca totalitarismo alguno, sino que, como dijo sin inmutarse el ministro José Antonio Alonso, «la sociedad da un crédito al ciudadano». La sociedad es aquí la que manda, es decir, manda la política en su nombre. Los ciudadanos no mandan ni tienen nada, y mucho menos tienen libertad, que es algo que se les concederá desde el poder. Si no se portan bien, deberán «seguir cursos de reeducación». Nadie parece percibir que esto equivale al viejo planteamiento marxista/fascista de que «el hombre es del Estado». Y nunca se destaca que han bajado los accidentes. Lo que sí se proclama y repite es la urgencia de reprimir al terrible ser humano libre: «La domesticación del Homo automovilis no ha hecho más que empezar». Impresionante lenguaje que abiertamente identifica al ser humano con los animales. ¿A quién le puede sorprender la reacción simétrica de pedir libertad y derechos humanos para los monos?
Contra quienes lo acusan de represor, Pere Navarro alegó: «Sólo buscamos sacar de la carretera a los hooligans». Lo dijo al explicar que una infracción no basta para que perdamos todos los puntos y nos quiten el carné. Las conductas temerarias o dolosas de minorías contumaces siempre han sido combatidas atendiendo sólo a las víctimas de las mismas (o víctimas probables en el caso de imprudencia temeraria) y castigando sólo a los culpables. Pero la corrección política parece avalar en el tráfico la vieja estrategia de Herodes, que por matar a un niño mató a todos. Se exagera la culpabilidad de los ciudadanos libres hablando de «violencia vial» e incluso de «terrorismo vial». Ahora bien, cuando se trata del terrorismo de verdad, todos consideran razonable ponderar las incursiones del poder contra la ciudadanía, y reclaman un equilibrio entre seguridad y libertad. En cambio, a la hora del disparatadamente denominado «terrorismo vial», esas cautelas se mitigan o desaparecen.
No se piensa en una antigua regularidad de órdenes complejos como la sociedad humana: las consecuencias no deseadas. La represión puede llevar a la retirada del carné; la consecuencia prevista y deseada de esto es que la gente sea «reeducada», pero la consecuencia no prevista ni deseada puede ser fomentar la ilegalidad y que aumente el número de personas que conducen con detectores de radar no autorizados, o directamente sin carné.
Típicamente, en las últimas semanas las autoridades han propagado mensajes de moderación. No va a haber encarcelamientos masivos, aseguran. Estoy convencido de que no los va a haber: pensar que un gobierno negociará con ETA mientras persigue a inofensivos conductores es pensar que los políticos no son sólo antiliberales sino imbéciles, y esto último es falso. Pero de todas formas el asunto no es baladí. El poder busca legitimarse con nuestro aplauso, y para lograrlo debe tornar incuestionable su acción porque las cosas irremisiblemente empeoran si somos libres, ya se trate del tráfico, la pobreza o la contaminación. Al final, se acosa a los conductores, a los fumadores e incluso a los gordos, y todos lo celebramos, porque es por nuestro bien, porque no se nos puede dejar solos. Si las cosas mejoran, se dirá siempre que es gracias a la intervención pública. Y si la represión ostensiblemente fracasa o incluso empeora la situación, como con las drogas, la única explicación posible es que no ha sido suficientemente intensa.
No se trata sólo de quitarles más dinero a los ciudadanos, que también. El poder y el pensamiento único nos bombardean con letales falacias para convencernos, en el tráfico como en todo lo demás, de que la libertad no es nuestra, que hacemos mal uso de ella, y que no nos la merecemos. Por eso nos concederán unos puntos, y nos vigilarán. Naturalmente, no podemos criticar: como el objetivo del Gobierno es bueno, si criticamos al Gobierno en realidad somos unos perversos que no compartimos el objetivo. Para colmo, el poder, comprensivo y abnegado, no nos arrebatará de entrada todos los puntos que deberíamos perder, y no nos tratará todo lo cruelmente que podría: ¡deberíamos darle las gracias!
CARLOS RODRÍGUEZ BRAUN
Catedrático de la Universidad Complutense
La libertad por puntos
LA TERCERA DE ABC
... Al final, se acosa a los conductores, a los fumadores e incluso a los gordos, y todos lo celebramos, porque es por nuestro bien, porque no se nos puede dejar solos. Si las cosas mejoran, se dirá siempre que es gracias a la intervención pública...
EL carné por puntos, que entra mañana en vigor, es un símil de la libertad, que ya no es concebida como previa a la política y la legislación, como algo que sólo se debe reconocer. La libertad es ajena, y el poder nos la concede como los doce puntos en el carné de conducir. Podemos usarla conforme a sus criterios y, como no es nuestra, no hay ningún problema en que nos la arrebate.
El tráfico padece dos manipulaciones: se nos dice que cada vez hay más víctimas y que no hay accidentalidad sino intencionalidad. En realidad, cada vez hay menos víctimas, incluso si las medimos en términos absolutos. Los muertos en accidentes de tráfico en España están disminuyendo desde 1989. Según las estadísticas de la propia DGT (www.dgt.es), ese año hubo 7.188 muertos, y en 2004, último año del que la DGT da cifras definitivas en su web, hubo 4.741. Si el número absoluto de muertes ha bajado, la reducción relativa ha sido más pronunciada: en 1989 hubo cinco muertos por cada 10.000 vehículos, y en 2004 hubo dos.
Aquí sería fácil replicar que en todo caso el número de muertos es elevado. No lo discuto. Lo que discuto es que las autoridades quieren recortar nuestra libertad argumentando que el problema se agrava: jamás nos dicen que se resuelve, y sin necesidad del carné por puntos.
Sobre la intencionalidad ha dicho Pere Navarro, director general de Tráfico: «No llamemos accidente, como si fueran precipitaciones meteorológicas, a las muertes causadas por una conducta dolosa, netamente delictiva, de un conductor que no respetó las normas».
No respetar las normas no es un delito. Un delito requiere el propósito de dolo, de dañar. Si yo bebo y supero la velocidad máxima, no soy por ello necesariamente un delincuente. Por cierto, a la par que bajan los muertos y heridos en calles y carreteras, casi todo el mundo circula por encima de la velocidad máxima permitida. Se ha estimado que el encarcelamiento de quienes vayan a 90 km/h en la ciudad representará 80.000 nuevos presos: me parece poco. Mientras se sospecha siempre de las personas libres -incluso se pretende impedir que las partes implicadas en los accidentes de tráfico lleguen a acuerdos-, la ley deja de ser amparo del ciudadano y pasa a ser una espada de Damocles que pende sobre él: no lo protege, sino que lo amenaza. Y no amenaza sólo a los criminales: la DGT quiere convertir en delincuentes a personas que ni dañan ni quieren dañar.
La retórica antiliberal se presenta siempre con formas dramáticas. Un periódico español se refirió a la «amarga estadística que ha convertido al coche en la primera causa de muerte entre los menores de 35 años [...] una tremenda carnicería que la sociedad parece asimilar con aparente impasibilidad, como si fuera un tributo al coche, dios-máquina por excelencia». Aquí están los ingredientes del pensamiento único, con el fetiche de la culpabilidad, porque por todas partes se puede ver «al más tranquilo padre de familia cometer infracciones mortales sin inmutarse». ¿Infracciones mortales sin inmutarse? Obviamente, si la gente es idiota o asesina, no puede ser libre. El diario seguía esa lógica con un lenguaje increíble y apocalíptico: el hombre es «un mutante que reclama a gritos más educación, mayor sensibilización para gobernar su doble naturaleza humana y motorizada que puede causar indecible destrucción».
La represión y la vigilancia completa devienen imprescindibles. Nadie sospecha que aquí subyazca totalitarismo alguno, sino que, como dijo sin inmutarse el ministro José Antonio Alonso, «la sociedad da un crédito al ciudadano». La sociedad es aquí la que manda, es decir, manda la política en su nombre. Los ciudadanos no mandan ni tienen nada, y mucho menos tienen libertad, que es algo que se les concederá desde el poder. Si no se portan bien, deberán «seguir cursos de reeducación». Nadie parece percibir que esto equivale al viejo planteamiento marxista/fascista de que «el hombre es del Estado». Y nunca se destaca que han bajado los accidentes. Lo que sí se proclama y repite es la urgencia de reprimir al terrible ser humano libre: «La domesticación del Homo automovilis no ha hecho más que empezar». Impresionante lenguaje que abiertamente identifica al ser humano con los animales. ¿A quién le puede sorprender la reacción simétrica de pedir libertad y derechos humanos para los monos?
Contra quienes lo acusan de represor, Pere Navarro alegó: «Sólo buscamos sacar de la carretera a los hooligans». Lo dijo al explicar que una infracción no basta para que perdamos todos los puntos y nos quiten el carné. Las conductas temerarias o dolosas de minorías contumaces siempre han sido combatidas atendiendo sólo a las víctimas de las mismas (o víctimas probables en el caso de imprudencia temeraria) y castigando sólo a los culpables. Pero la corrección política parece avalar en el tráfico la vieja estrategia de Herodes, que por matar a un niño mató a todos. Se exagera la culpabilidad de los ciudadanos libres hablando de «violencia vial» e incluso de «terrorismo vial». Ahora bien, cuando se trata del terrorismo de verdad, todos consideran razonable ponderar las incursiones del poder contra la ciudadanía, y reclaman un equilibrio entre seguridad y libertad. En cambio, a la hora del disparatadamente denominado «terrorismo vial», esas cautelas se mitigan o desaparecen.
No se piensa en una antigua regularidad de órdenes complejos como la sociedad humana: las consecuencias no deseadas. La represión puede llevar a la retirada del carné; la consecuencia prevista y deseada de esto es que la gente sea «reeducada», pero la consecuencia no prevista ni deseada puede ser fomentar la ilegalidad y que aumente el número de personas que conducen con detectores de radar no autorizados, o directamente sin carné.
Típicamente, en las últimas semanas las autoridades han propagado mensajes de moderación. No va a haber encarcelamientos masivos, aseguran. Estoy convencido de que no los va a haber: pensar que un gobierno negociará con ETA mientras persigue a inofensivos conductores es pensar que los políticos no son sólo antiliberales sino imbéciles, y esto último es falso. Pero de todas formas el asunto no es baladí. El poder busca legitimarse con nuestro aplauso, y para lograrlo debe tornar incuestionable su acción porque las cosas irremisiblemente empeoran si somos libres, ya se trate del tráfico, la pobreza o la contaminación. Al final, se acosa a los conductores, a los fumadores e incluso a los gordos, y todos lo celebramos, porque es por nuestro bien, porque no se nos puede dejar solos. Si las cosas mejoran, se dirá siempre que es gracias a la intervención pública. Y si la represión ostensiblemente fracasa o incluso empeora la situación, como con las drogas, la única explicación posible es que no ha sido suficientemente intensa.
No se trata sólo de quitarles más dinero a los ciudadanos, que también. El poder y el pensamiento único nos bombardean con letales falacias para convencernos, en el tráfico como en todo lo demás, de que la libertad no es nuestra, que hacemos mal uso de ella, y que no nos la merecemos. Por eso nos concederán unos puntos, y nos vigilarán. Naturalmente, no podemos criticar: como el objetivo del Gobierno es bueno, si criticamos al Gobierno en realidad somos unos perversos que no compartimos el objetivo. Para colmo, el poder, comprensivo y abnegado, no nos arrebatará de entrada todos los puntos que deberíamos perder, y no nos tratará todo lo cruelmente que podría: ¡deberíamos darle las gracias!
CARLOS RODRÍGUEZ BRAUN
Catedrático de la Universidad Complutense
Burdo engaño
viernes 30 de junio de 2006
BURDO ENGAÑO
Por EDURNE URIARTE
Cuando escuchaba ayer la declaración del presidente del Gobierno no sabía qué me impactaba más, si la histórica oficialización del precio político a ETA o si la pueril pretensión de que una comparecencia en un sala del Congreso ante periodistas es una rendición de cuentas al Legislativo. Porque el engaño del mensaje gubernamental fue tan burdo en la forma como en el fondo.
Esta semana se cumplía el plazo que ETA había dado al Gobierno para dar el siguiente paso de la negociación. Eso es lo que indicaba un editorial de «Gara» de hace unas semanas que recordaba al Ejecutivo los días que le quedaban para cumplir sus compromisos. Nos temíamos el contenido del compromiso y ayer fue oficializado por Zapatero. «El Gobierno respetará las decisiones que los ciudadanos vascos adopten libremente», que es exactamente lo que le ha exigido ETA en todos sus comunicados. Y «el País Vasco necesita un gran acuerdo de convivencia», que es la otra expresión del precio político utilizada habitualmente por el nacionalismo. Como era de esperar, a Batasuna le faltó tiempo para celebrar el buen sentido gubernamental.
A estas alturas, cualquier ciudadano español sabe que una declaración de respeto a la decisión de los vascos incluida justamente en la comunicación oficial de la negociación con ETA sólo puede significar una concesión a las exigencias de los terroristas. La negación previa del precio político en la misma declaración es una manipulación de semejante tosquedad que dudo incluso que pretenda ser eficaz como tal manipulación. La estrategia del Gobierno es, en realidad, otra. Se basa en su esperanza de que la mayoría de los ciudadanos españoles acepten esta mentira, la de la combinación de la negativa oficial de la negociación política con una concesión en la práctica que empezará dentro de unos días en la mesa con Batasuna. Que el fin de la amenaza haga socialmente tolerable lo que ya parece una histórica imposición de los terroristas.
BURDO ENGAÑO
Por EDURNE URIARTE
Cuando escuchaba ayer la declaración del presidente del Gobierno no sabía qué me impactaba más, si la histórica oficialización del precio político a ETA o si la pueril pretensión de que una comparecencia en un sala del Congreso ante periodistas es una rendición de cuentas al Legislativo. Porque el engaño del mensaje gubernamental fue tan burdo en la forma como en el fondo.
Esta semana se cumplía el plazo que ETA había dado al Gobierno para dar el siguiente paso de la negociación. Eso es lo que indicaba un editorial de «Gara» de hace unas semanas que recordaba al Ejecutivo los días que le quedaban para cumplir sus compromisos. Nos temíamos el contenido del compromiso y ayer fue oficializado por Zapatero. «El Gobierno respetará las decisiones que los ciudadanos vascos adopten libremente», que es exactamente lo que le ha exigido ETA en todos sus comunicados. Y «el País Vasco necesita un gran acuerdo de convivencia», que es la otra expresión del precio político utilizada habitualmente por el nacionalismo. Como era de esperar, a Batasuna le faltó tiempo para celebrar el buen sentido gubernamental.
A estas alturas, cualquier ciudadano español sabe que una declaración de respeto a la decisión de los vascos incluida justamente en la comunicación oficial de la negociación con ETA sólo puede significar una concesión a las exigencias de los terroristas. La negación previa del precio político en la misma declaración es una manipulación de semejante tosquedad que dudo incluso que pretenda ser eficaz como tal manipulación. La estrategia del Gobierno es, en realidad, otra. Se basa en su esperanza de que la mayoría de los ciudadanos españoles acepten esta mentira, la de la combinación de la negativa oficial de la negociación política con una concesión en la práctica que empezará dentro de unos días en la mesa con Batasuna. Que el fin de la amenaza haga socialmente tolerable lo que ya parece una histórica imposición de los terroristas.
La puntilla
viernes 30 de junio de 2006
La Puntilla
Luis LosadaMiente, que algo quedaLa mentira tiene las patas muy cortas.
Opine en el Foro de Época
Nuestro gobierno sigue pensando que una mentira repetida mil veces se puede convertir en una verdad. "Miente, que algo queda". Es la máxima. Y en esas andan. Insisten en que las ‘verificaciones’ del alto el fuego realizadas por Interior apuntan a que "las cosas van razonablemente bien" a pesar de que hace tiempo de Rubalcaba no salta a los medios.
¿Qué pasa con la ‘kale borroka’?, le ‘preguntábamos los periodistas el viernes. La ‘vice’ equidistante. Por una parte reitera la exigencia del fin de "todo tipo de violencia", pero por otra afirma que Interior trabaja en valoración del "alcance" de estos hechos. Chiquilladas, pelillos a la mar. Lo malo es que durante el fin de semana han quemado la casa del pueblo de Baracaldo, el juzgado de Amorebieta y sendas sucursales bancarias de Deusto y Elorrio. Pero las cosas van "razonablemente bien"…
¿Qué pasa con las cartas de extorsión? De la Vega afirma que -según las informaciones judiciales- se remitieron antes del alto el fuego; los pagos, también se realizaron antes del alto el fuego, salvo uno en el que se requerimiento fue previo. ¿Qué valoración hace de las declaraciones del presidente de la patronal navarra, José Manuel Ayesa?, le pregunto. "Le hemos pedido que nos aporte las pruebas y no lo ha hecho; nosotros verificamos hechos, no declaraciones" responde con contundencia.
Ayesa responde que no es a él a quien le corresponde denunciar ante el juzgado, pero sí al que le compete poner en conocimiento de la opinión pública la realidad extorsionadora. ¿Por qué no se denuncia? ¿Quizás para no acabar delante del juez Marlaska acusado de colaboración con banda armada? Ni el alto el fuego es total ni completo.
No se respetará ni el estado de derecho ni la memoria de las víctimas. Pero Zapatero seguirá adelante anunciando el inicio de la negociación esta misma semana. Indignidad, injusticia, desmemoria.
La Puntilla
Luis LosadaMiente, que algo quedaLa mentira tiene las patas muy cortas.
Opine en el Foro de Época
Nuestro gobierno sigue pensando que una mentira repetida mil veces se puede convertir en una verdad. "Miente, que algo queda". Es la máxima. Y en esas andan. Insisten en que las ‘verificaciones’ del alto el fuego realizadas por Interior apuntan a que "las cosas van razonablemente bien" a pesar de que hace tiempo de Rubalcaba no salta a los medios.
¿Qué pasa con la ‘kale borroka’?, le ‘preguntábamos los periodistas el viernes. La ‘vice’ equidistante. Por una parte reitera la exigencia del fin de "todo tipo de violencia", pero por otra afirma que Interior trabaja en valoración del "alcance" de estos hechos. Chiquilladas, pelillos a la mar. Lo malo es que durante el fin de semana han quemado la casa del pueblo de Baracaldo, el juzgado de Amorebieta y sendas sucursales bancarias de Deusto y Elorrio. Pero las cosas van "razonablemente bien"…
¿Qué pasa con las cartas de extorsión? De la Vega afirma que -según las informaciones judiciales- se remitieron antes del alto el fuego; los pagos, también se realizaron antes del alto el fuego, salvo uno en el que se requerimiento fue previo. ¿Qué valoración hace de las declaraciones del presidente de la patronal navarra, José Manuel Ayesa?, le pregunto. "Le hemos pedido que nos aporte las pruebas y no lo ha hecho; nosotros verificamos hechos, no declaraciones" responde con contundencia.
Ayesa responde que no es a él a quien le corresponde denunciar ante el juzgado, pero sí al que le compete poner en conocimiento de la opinión pública la realidad extorsionadora. ¿Por qué no se denuncia? ¿Quizás para no acabar delante del juez Marlaska acusado de colaboración con banda armada? Ni el alto el fuego es total ni completo.
No se respetará ni el estado de derecho ni la memoria de las víctimas. Pero Zapatero seguirá adelante anunciando el inicio de la negociación esta misma semana. Indignidad, injusticia, desmemoria.
La cronica politica
viernes 30 de junio de 2006
La crónica política
Enrique de DiegoMal empieza el felónSe entra en la vía rápida para destruir el Estado de derecho en España.
Sin consenso con el principal partido de la oposición, con el rechazo de la mayoría de las víctimas, sin más verificación de la ausencia de violencia que el más estricto voluntarismo y la más mendaz negación de la realidad, Zapatero ha respondido, dócil, al ultimátum de ETA establecido a través del vocero Gara.
Una cuestión de tal magnitud debiera haber merecido, cuanto menos, un debate parlamentario extraordinario, y no una rueda de prensa de pasillos. Hasta eso ha hecho mal el presidente.
Asumiendo el lenguaje de los nacionalistas, calcando términos de Ibarretxe, Zapatero se encamina hacia una negociación política, que constituye un precio en sí, uno más de los que añadir a la vista gorda ante el Partido Comunista de las Tierras Vascas, la defenestración de Eduardo Fungairiño o las inhibiciones torticeras de la fiscalía. Muy mal empieza el felón. Abriendo el melón de la autodeterminación, mediante eufemismos y circunloquios.
Se trata de una negociación política en toda regla, mientras ETA se sitúa como garante y mantiene, sin abandonar las armas, al Gobierno como rehén. Esta negociación no está ni tan siquiera avalada por el acuerdo del Congreso. Se entra en la vía rápida para destruir el Estado de derecho en España.
La crónica política
Enrique de DiegoMal empieza el felónSe entra en la vía rápida para destruir el Estado de derecho en España.
Sin consenso con el principal partido de la oposición, con el rechazo de la mayoría de las víctimas, sin más verificación de la ausencia de violencia que el más estricto voluntarismo y la más mendaz negación de la realidad, Zapatero ha respondido, dócil, al ultimátum de ETA establecido a través del vocero Gara.
Una cuestión de tal magnitud debiera haber merecido, cuanto menos, un debate parlamentario extraordinario, y no una rueda de prensa de pasillos. Hasta eso ha hecho mal el presidente.
Asumiendo el lenguaje de los nacionalistas, calcando términos de Ibarretxe, Zapatero se encamina hacia una negociación política, que constituye un precio en sí, uno más de los que añadir a la vista gorda ante el Partido Comunista de las Tierras Vascas, la defenestración de Eduardo Fungairiño o las inhibiciones torticeras de la fiscalía. Muy mal empieza el felón. Abriendo el melón de la autodeterminación, mediante eufemismos y circunloquios.
Se trata de una negociación política en toda regla, mientras ETA se sitúa como garante y mantiene, sin abandonar las armas, al Gobierno como rehén. Esta negociación no está ni tan siquiera avalada por el acuerdo del Congreso. Se entra en la vía rápida para destruir el Estado de derecho en España.
Resolucion del Grupo Socialista sobre la lucha contra el terrorismo
viernes 30 de junio de 2006
Resolución del Grupo Socialista sobre la lucha contra el terrorismo
Resolución adoptada por el Congreso Socialista en 2005 sobre el Terrorismo "Desde hace varias décadas hemos sufrido el terrorismo de ETA. Durante todos estos años hemos sostenido un combate duro y difícil. Hoy, la fortaleza del Estado de Derecho es mayor que nunca, y, consecuentemente, aunque ETA pude seguir atentando, es mayor que nunca su debilidad.
En el proceso histórico de lucha contra el terrorismo en España ha habido una determinación absoluta para defender la vida y la libertad, para honrar a las víctimas y para acabar con la violencia definitivamente. En ese ya largo camino, los avances producidos se han debido esencialmente a la firmeza democrática de la sociedad y a la acción sostenida de tres factores básicos de la lucha antiterrorista: la labor de las fuerzas y cuerpos de seguridad, la cooperación internacional y la unidad y loa acuerdos de las fuerzas democráticas, que siempre incluyeron una serie de principios, que los grupos políticos presentes en el Congreso de los Diputados, en el Debate del Estado de la Nación de Mayo de 2005, queremos manifestar:1. Reiteramos que la violencia terrorista, es decir, el asesinato, las agresiones, la extorsión económica, la amenaza y cualesquiera otras formas de intimidación y chantaje, como métodos de una pretendida acción política, son moralmente inaceptables y absolutamente incompatibles con la democracia.
Nuestro rechazo firme a la violencia terrorista responde a nuestras convicciones democráticas, a nuestra fe en la razón y en la palabra, en la vida y en la libertad y se basa en la profunda y radical falta de legitimidad de quien intenta, mediando la violencia, imponer cualquier idea u objetivo a la voluntad del pueblo, a la soberanía de los ciudadanos.
2. Expresamos nuestra convicción de que el Estado de Derecho ha demostrado su fortaleza y superioridad frente al terrorismo. A ETA sólo le queda un destino: disolverse y deponer las armas. Ésta es la exigencia de la ciudadanía vasca y esta es también la actitud de la totalidad de los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados. Por eso, y convencidos como estamos de que la política puede y debe contribuir al fin de la violencia, reafirmamos que, si se producen las condiciones adecuadas para un final dialogado de la violencia, fundamentadas en una clara voluntad para poner fin a la misma y en actitudes inequívocas que puedan conducir a esa convicción, apoyamos procesos de diálogo entre los poderes competentes del Estado y quienes decidan abandonar la violencia, respetando en todo momento el principio democrático irrenunciable de que las cuestiones políticas deben resolverse únicamente a través de los representantes legítimos de la voluntad popular. La violencia no tiene precio político y la democracia española nunca aceptará el chantaje.
3. Manifestamos nuestra plena determinación por trabajar juntos en la finalización definitiva de la violencia terrorista. Creemos que a la fortaleza del Estado de Derecho en la lucha contra el terrorismo hay que añadir una condición imprescindible: la unidad democrática de los partidos políticos y que eso significa la eliminación de la confrontación partidaria en la política antiterrorista. Por ello queremos formalizar solemnemente nuestra voluntad de eliminar del ámbito de la legítima confrontación política o electoral entre los partidos las políticas para acabar con el terrorismo.
4. Expresamos nuestra solidaridad con las Víctimas del Terrorismo. Ellas son la memoria, el recuerdo, la constatación presente y continua del sufrimiento, de la brutal injusticia que ha provocado el terrorismo de ETA. Sabemos que la democracia nunca podrá devolverles lo que han perdido, pero estamos dispuestos a que reciban el reconocimiento y la atención de la sociedad española. La Ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo ha sido una expresión unánime y cualificada de reconocimiento moral y material. Pero nuestras obligaciones no han terminado. Debemos esforzarnos por preservar su memoria, por establecer un sistema de atención cotidiana y permanente. Su colaboración con la sociedad española en la batalla contra el terrorismo sigue siendo necesaria, ya que nadie mejor que las víctimas para defender los valores de convivencia y respeto mutuo que quieren destruir aquéllos que les han infligido tal sufrimiento.
5. Seguiremos apoyando al conjunto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: Guardia Civil, Policía Nacional y la Ertzaintza, porque de su capacidad y eficacia depende la erradicación de la violencia, tal y como se está comprobando estos últimos años en la progresiva desarticulación operativa de la banda terrorista. La acción policial erradica el terrorismo, previene los atentados, persigue a los autores y protege los principios que conforman la convivencia democrática, especialmente el derecho a la vida.
6. Expresamos nuestra convicción de que la colaboración internacional, particularmente en el seno de la Unión Europea, entre los Gobiernos y los distintos poderes judiciales es indispensable para la erradicación de la violencia, a fin de prevenir la comisión de nuevos atentados y evitar la impunidad de quienes los cometen.
7. Una vez más queremos destacar la extraordinaria sensatez y moderación con que la sociedad ha reaccionado ante las agresiones terroristas, dando un ejemplo de talento y generosidad que han resultado vitales para el triunfo de la democracia sobre la barbarie terrorista. Llamamos a todos los ciudadanos para que, individualmente y a través de las asociaciones y agrupaciones de la sociedad civil en que se integran, asuman sus responsabilidades y trabajen por la desaparición de las actitudes fanáticas, intolerantes y violentas y por la consolidación de la libertad.
El transcurso del tiempo ha demostrado la vigencia de estos principios. Hoy, constatada la creciente debilidad del terrorismo, gracias a la tenacidad de quienes durante años lo hemos combatido, hacemos un llamamiento para fortalecer la unidad de las fuerzas políticas en torno a tales principios y acciones, que han demostrado su eficacia."
Resolución del Grupo Socialista sobre la lucha contra el terrorismo
Resolución adoptada por el Congreso Socialista en 2005 sobre el Terrorismo "Desde hace varias décadas hemos sufrido el terrorismo de ETA. Durante todos estos años hemos sostenido un combate duro y difícil. Hoy, la fortaleza del Estado de Derecho es mayor que nunca, y, consecuentemente, aunque ETA pude seguir atentando, es mayor que nunca su debilidad.
En el proceso histórico de lucha contra el terrorismo en España ha habido una determinación absoluta para defender la vida y la libertad, para honrar a las víctimas y para acabar con la violencia definitivamente. En ese ya largo camino, los avances producidos se han debido esencialmente a la firmeza democrática de la sociedad y a la acción sostenida de tres factores básicos de la lucha antiterrorista: la labor de las fuerzas y cuerpos de seguridad, la cooperación internacional y la unidad y loa acuerdos de las fuerzas democráticas, que siempre incluyeron una serie de principios, que los grupos políticos presentes en el Congreso de los Diputados, en el Debate del Estado de la Nación de Mayo de 2005, queremos manifestar:1. Reiteramos que la violencia terrorista, es decir, el asesinato, las agresiones, la extorsión económica, la amenaza y cualesquiera otras formas de intimidación y chantaje, como métodos de una pretendida acción política, son moralmente inaceptables y absolutamente incompatibles con la democracia.
Nuestro rechazo firme a la violencia terrorista responde a nuestras convicciones democráticas, a nuestra fe en la razón y en la palabra, en la vida y en la libertad y se basa en la profunda y radical falta de legitimidad de quien intenta, mediando la violencia, imponer cualquier idea u objetivo a la voluntad del pueblo, a la soberanía de los ciudadanos.
2. Expresamos nuestra convicción de que el Estado de Derecho ha demostrado su fortaleza y superioridad frente al terrorismo. A ETA sólo le queda un destino: disolverse y deponer las armas. Ésta es la exigencia de la ciudadanía vasca y esta es también la actitud de la totalidad de los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados. Por eso, y convencidos como estamos de que la política puede y debe contribuir al fin de la violencia, reafirmamos que, si se producen las condiciones adecuadas para un final dialogado de la violencia, fundamentadas en una clara voluntad para poner fin a la misma y en actitudes inequívocas que puedan conducir a esa convicción, apoyamos procesos de diálogo entre los poderes competentes del Estado y quienes decidan abandonar la violencia, respetando en todo momento el principio democrático irrenunciable de que las cuestiones políticas deben resolverse únicamente a través de los representantes legítimos de la voluntad popular. La violencia no tiene precio político y la democracia española nunca aceptará el chantaje.
3. Manifestamos nuestra plena determinación por trabajar juntos en la finalización definitiva de la violencia terrorista. Creemos que a la fortaleza del Estado de Derecho en la lucha contra el terrorismo hay que añadir una condición imprescindible: la unidad democrática de los partidos políticos y que eso significa la eliminación de la confrontación partidaria en la política antiterrorista. Por ello queremos formalizar solemnemente nuestra voluntad de eliminar del ámbito de la legítima confrontación política o electoral entre los partidos las políticas para acabar con el terrorismo.
4. Expresamos nuestra solidaridad con las Víctimas del Terrorismo. Ellas son la memoria, el recuerdo, la constatación presente y continua del sufrimiento, de la brutal injusticia que ha provocado el terrorismo de ETA. Sabemos que la democracia nunca podrá devolverles lo que han perdido, pero estamos dispuestos a que reciban el reconocimiento y la atención de la sociedad española. La Ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo ha sido una expresión unánime y cualificada de reconocimiento moral y material. Pero nuestras obligaciones no han terminado. Debemos esforzarnos por preservar su memoria, por establecer un sistema de atención cotidiana y permanente. Su colaboración con la sociedad española en la batalla contra el terrorismo sigue siendo necesaria, ya que nadie mejor que las víctimas para defender los valores de convivencia y respeto mutuo que quieren destruir aquéllos que les han infligido tal sufrimiento.
5. Seguiremos apoyando al conjunto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: Guardia Civil, Policía Nacional y la Ertzaintza, porque de su capacidad y eficacia depende la erradicación de la violencia, tal y como se está comprobando estos últimos años en la progresiva desarticulación operativa de la banda terrorista. La acción policial erradica el terrorismo, previene los atentados, persigue a los autores y protege los principios que conforman la convivencia democrática, especialmente el derecho a la vida.
6. Expresamos nuestra convicción de que la colaboración internacional, particularmente en el seno de la Unión Europea, entre los Gobiernos y los distintos poderes judiciales es indispensable para la erradicación de la violencia, a fin de prevenir la comisión de nuevos atentados y evitar la impunidad de quienes los cometen.
7. Una vez más queremos destacar la extraordinaria sensatez y moderación con que la sociedad ha reaccionado ante las agresiones terroristas, dando un ejemplo de talento y generosidad que han resultado vitales para el triunfo de la democracia sobre la barbarie terrorista. Llamamos a todos los ciudadanos para que, individualmente y a través de las asociaciones y agrupaciones de la sociedad civil en que se integran, asuman sus responsabilidades y trabajen por la desaparición de las actitudes fanáticas, intolerantes y violentas y por la consolidación de la libertad.
El transcurso del tiempo ha demostrado la vigencia de estos principios. Hoy, constatada la creciente debilidad del terrorismo, gracias a la tenacidad de quienes durante años lo hemos combatido, hacemos un llamamiento para fortalecer la unidad de las fuerzas políticas en torno a tales principios y acciones, que han demostrado su eficacia."
Nota de prensa de la AVT
viernes 30 de junio de 2006
Nota de prensa de la AVT
Nota de prensa de la Asociación de Víctimas del Terrorismo en reacción al anuncio por el presidente del Gobierno del inicio oficial de conversaciones con ETA El Presidente del Gobierno ha anunciado en el Congreso de los Diputados su intención de sentarse a negociar con los asesinos de la banda terrorista ETA, en la que sin duda alguna es una de las jornadas más tristes en la historia de la democracia. A pesar del clamor de las víctimas del terrorismo y de la sociedad en general, quienes hasta en 4 ocasiones le hemos solicitado a José Luis Rodriguez Zapatero a través de distintas manifestaciones y movilizaciones que no negocie con quienes desprecian nuestro Estado de Derecho, el Presidente ha preferido hacer caso omiso al clamor popular y convertir en interlocutores a los asesinos más sanguinarios de la historia de nuestro país. De esta forma nuestro Gobierno va a ceder ante las exigencias de Arnaldo Otegi, Josu Ternera, Francisco Javier García Gaztelu alias “Txapote” o Idoia López Riaño “La Tigresa” entre otros, obviando el sacrificio de quienes dieron su sangre por la defensa de la libertad en nuestro país. Para las víctimas del terrorismo resulta tremendamente descorazonador el comprobar cómo nuestro gobierno cede continuamente ante el chantaje de ETA, y permite que quienes tanto dolor y sufrimiento han causado en la sociedad española, asesinando a 812 personas e hiriendo a miles de ellas, se conviertan en “defensores de la paz”, mientras las víctimas son insultadas de manera continua, llegando incluso a acusarlas, en actuación vil y miserable que se descalifica por si sola, de no querer alcanzar la paz. Es lamentable que Jose Luis Rodriguez Zapatero haya decidido ceder al chantaje y a las amenazas de quienes hace tan sólo dos semanas amenazaron a Francia en el caso de que dicho país no reconozca sus reivindicaciones. En este sentido, procede poner de manifiesto que los terroristas con los que pretende sentarse el Gobierno del Sr. Zapatero son aquellos que tras asesinar y herir a miles de personas, demuestran el Audiencia Nacional cotidianamente la ausencia de ningún atisbo de arrepentimiento ante los crímenes por ellos cometidos, y que incluso, se jactan de los mismos y ofenden, insultan y agraden a las víctimas testigos y al conjunto del Poder Judicial. Con base en lo anterior, la AVT desea denunciar de manera rotunda la actitud adoptada por el Gobierno de la Nación anunciada en el día de hoy en el Congreso de los Diputados. El Sr. Zapatero y el conjunto de su ejecutivo deben ser conscientes de la extrema gravedad del paso dado, que supone legitimar los cientos de asesinatos y los miles de heridos provocados por la barbarie terrorista. Asimismo, decisiones como la notificada hoy en el Congreso de los Diputados debilitan sobremanera a nuestro Estado de Derecho, pues trasladan a cualquier grupo terrorista la idea de que nuestro Gobierno esta dispuesto a ceder al chantaje. Una vez más reiteramos que el único camino eficaz para acabar con ETA es el basado en la firmeza y la determinación democrática con los instrumentos que ha dicho efecto otorga el Estado de Derecho, tal como quedó demostrado durante los hechos de vigencia real del Pacto Antiterrorista. La ruptura de facto del mismo llevada a cabo por el Gobierno del Sr. Zapatero supone una traición no sólo a las víctimas del terrorismo sino a todos los demócratas en su conjunto. Si ETA ha asesinado físicamente a casi mil ciudadanos y herido a más de ocho mil, José Luis Rodriguez Zapatero ha matado la memoria de dichas personas, dejando sin sentido su muerte y sus heridas. Hoy más que nunca, la AVT desea reivindicar su lema fundacional “Memoria, Dignidad y Justicia” como eje de toda actuación frente a los terroristas, y anuncia que con este fin continuará sus actuaciones a lo largo de toda la geografía española.
Nota de prensa de la AVT
Nota de prensa de la Asociación de Víctimas del Terrorismo en reacción al anuncio por el presidente del Gobierno del inicio oficial de conversaciones con ETA El Presidente del Gobierno ha anunciado en el Congreso de los Diputados su intención de sentarse a negociar con los asesinos de la banda terrorista ETA, en la que sin duda alguna es una de las jornadas más tristes en la historia de la democracia. A pesar del clamor de las víctimas del terrorismo y de la sociedad en general, quienes hasta en 4 ocasiones le hemos solicitado a José Luis Rodriguez Zapatero a través de distintas manifestaciones y movilizaciones que no negocie con quienes desprecian nuestro Estado de Derecho, el Presidente ha preferido hacer caso omiso al clamor popular y convertir en interlocutores a los asesinos más sanguinarios de la historia de nuestro país. De esta forma nuestro Gobierno va a ceder ante las exigencias de Arnaldo Otegi, Josu Ternera, Francisco Javier García Gaztelu alias “Txapote” o Idoia López Riaño “La Tigresa” entre otros, obviando el sacrificio de quienes dieron su sangre por la defensa de la libertad en nuestro país. Para las víctimas del terrorismo resulta tremendamente descorazonador el comprobar cómo nuestro gobierno cede continuamente ante el chantaje de ETA, y permite que quienes tanto dolor y sufrimiento han causado en la sociedad española, asesinando a 812 personas e hiriendo a miles de ellas, se conviertan en “defensores de la paz”, mientras las víctimas son insultadas de manera continua, llegando incluso a acusarlas, en actuación vil y miserable que se descalifica por si sola, de no querer alcanzar la paz. Es lamentable que Jose Luis Rodriguez Zapatero haya decidido ceder al chantaje y a las amenazas de quienes hace tan sólo dos semanas amenazaron a Francia en el caso de que dicho país no reconozca sus reivindicaciones. En este sentido, procede poner de manifiesto que los terroristas con los que pretende sentarse el Gobierno del Sr. Zapatero son aquellos que tras asesinar y herir a miles de personas, demuestran el Audiencia Nacional cotidianamente la ausencia de ningún atisbo de arrepentimiento ante los crímenes por ellos cometidos, y que incluso, se jactan de los mismos y ofenden, insultan y agraden a las víctimas testigos y al conjunto del Poder Judicial. Con base en lo anterior, la AVT desea denunciar de manera rotunda la actitud adoptada por el Gobierno de la Nación anunciada en el día de hoy en el Congreso de los Diputados. El Sr. Zapatero y el conjunto de su ejecutivo deben ser conscientes de la extrema gravedad del paso dado, que supone legitimar los cientos de asesinatos y los miles de heridos provocados por la barbarie terrorista. Asimismo, decisiones como la notificada hoy en el Congreso de los Diputados debilitan sobremanera a nuestro Estado de Derecho, pues trasladan a cualquier grupo terrorista la idea de que nuestro Gobierno esta dispuesto a ceder al chantaje. Una vez más reiteramos que el único camino eficaz para acabar con ETA es el basado en la firmeza y la determinación democrática con los instrumentos que ha dicho efecto otorga el Estado de Derecho, tal como quedó demostrado durante los hechos de vigencia real del Pacto Antiterrorista. La ruptura de facto del mismo llevada a cabo por el Gobierno del Sr. Zapatero supone una traición no sólo a las víctimas del terrorismo sino a todos los demócratas en su conjunto. Si ETA ha asesinado físicamente a casi mil ciudadanos y herido a más de ocho mil, José Luis Rodriguez Zapatero ha matado la memoria de dichas personas, dejando sin sentido su muerte y sus heridas. Hoy más que nunca, la AVT desea reivindicar su lema fundacional “Memoria, Dignidad y Justicia” como eje de toda actuación frente a los terroristas, y anuncia que con este fin continuará sus actuaciones a lo largo de toda la geografía española.
Declaracion integra de ZpM
viernes 30 de junio de 2006
Declaración íntegra de Rodríguez Zapatero
Declaración íntegra del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sobre el inicio de conversaciones oficiales con la banda terrorista ETA
"ETA declaró el 23 de marzo pasado, por primera vez, un alto el fuego permanente, por primera vez, después de tres años sin atentados mortales y por primera vez, en situaciones de este tipo, habiendo desaparecido prácticamente la totalidad de sus acciones.
En distintos momentos del periodo democrático hemos tenido expectativas de poder alcanzar el fin de la violencia, los gobiernos sucesivos, tanto el de Felipe González como el de José María Aznar, intentaron alcanzar la paz, no fue posible, lo intentaron de buena fe y desde aquí mi reconocimiento a esos esfuerzos que, en su día, hicieron.
Lo singular de la situación no es tanto lo que ETA ha dejado de hacer, sino lo que los demócratas hemos hecho durante todos estos años, defendiendo los valores democráticos, defendiendo los valores constitucionales y, de manera muy singular, todos los ciudadanos de este país.
El objetivo de todos los gobiernos ha sido la erradicación de la violencia en el País Vasco y en el resto de España. Para ello, ha habido distintos procesos de diálogo y de acuerdos entre fuerzas políticas destinadas a fortalecer el Estado de Derecho. Quiero, desde aquí, hacer un reconocimiento a todos los servidores del Estado de Derecho, a su tarea, la que han realizado y la que realizan en estos momentos.
En estos largos años, todos los Gobiernos han intentado alcanzar la paz desde un compromiso amplio de convivencia, manteniendo un principio esencial, la democracia no va a pagar ningún precio político por alcanzar la paz y defendiendo que el proceso de pacificación y normalización del País Vasco es una tarea de todas las fuerzas políticas. Así se ha recogido en distintas resoluciones institucionales.
Precisamente al amparo de la resolución adoptada por el Congreso de los Diputados en mayo de 2005, quiero anunciarles que el Gobierno va a iniciar un diálogo con ETA manteniendo el principio irrenunciable de que las cuestiones políticas sólo se resuelven con los representantes legítimos de la voluntad popular. Así lo ha anunciado el ministro del Interior a todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria esta mañana. Quiero agradecer la actitud de todas las fuerzas políticas y quiero subrayar que la forma de realizar este anuncio a la opinión pública es responsabilidad exclusiva del Gobierno.
He reiterado en más de una ocasión que el proceso va a ser largo, duro y difícil. Lo abordaremos con decisión y con prudencia, con unidad y con lealtad y siempre, siempre, respetando la memoria de las víctimas.
Quiero también establecer principios básicos sobre el futuro de Euskadi y para ello quiero hacer una apelación a los ciudadanos, a las formaciones políticas y a la sociedad vasca en general. Los ciudadanos de Euskadi disfrutan del mayor autogobierno que han tenido nunca en su historia, con el Estatuto de Guernica elaborado al amparo de la Constitución de 1978 decidieron los ciudadanos vascos libremente su futuro.
Desgraciadamente ha persistido la violencia, la coacción y el terror. Tenemos la oportunidad de poner fin a esta situación y desde los principios democráticos les digo que el Gobierno respetará las decisiones de los ciudadanos vascos que adopten libremente, respetando las normas y procedimientos legales, los métodos democráticos, los derechos y libertades de los ciudadanos y en ausencia de todo tipo de violencia y de coacción.
En más de una ocasión me han escuchado decir que el futuro de Euskadi exige un gran acuerdo de convivencia político. Concretamente en el debate sobre el Plan Ibarretxe: si vivimos juntos, afirmé en aquella ocasión, decidimos juntos. Un gran acuerdo político de convivencia, por eso el Gobierno entiende que los acuerdos entre las distintas formaciones políticas de Euskadi han de alcanzarse con el máximo consenso posible, respetando la pluralidad política de Euskadi y en igualdad de oportunidades para todas las formaciones.
Voluntad democrática, sujeción a la legalidad, amplio acuerdo político, que recoja el pluralismo de la sociedad vasca, esas son las reglas. Reglas que valen también para la participación en la vida política e institucional, para las formaciones políticas. Por ello, quiero reiterarles que el Gobierno va a mantener la vigencia de la Ley de Partidos.
Durante años, todos los demócratas hemos intentado que aquellos que no aceptaban la voluntad democrática de los vascos acepten las reglas del juego. Tenemos esa oportunidad y trabajaremos para que eso se pueda consumar.
Quiero dirigirme ahora a la sociedad vasca. La paz es una tarea de todos, la paz será fuerte si tiene profundas raíces sociales, si abarca el conjunto de la sociedad vasca. Por ello entiendo que los partidos políticos, los agentes sociales, económicos, sindicales, deben adoptar acuerdos para ese pacto de convivencia a través de los métodos de diálogo que estimen oportuno y, por supuesto, a través de los métodos democráticos para trasladar dichos acuerdos a los distintos ámbitos institucionales.
Quiero expresar el compromiso absoluto del Gobierno y el mío personal con los valores, principios y reglas de la Constitución de 1978, que ha representado un éxito colectivo para nuestra convivencia. Soy plenamente consciente de que los ciudadanos tienen un gran anhelo de paz y una exigencia de máximo respeto a las víctimas del terrorismo y a sus familias.
Como presidente del Gobierno de España asumo la responsabilidad de colmar ese anhelo de paz y esa exigencia de máximo respeto, reconocimiento a la memoria, al honor y la dignidad de las víctimas del terrorismo y sus familias.
La sociedad española conoce el alcance de la tarea que tenemos por delante, una tarea que voy a desarrollar con prudencia y discreción. Quiero desde aquí pedir para esa tarea la colaboración de todos los medios de comunicación, teniendo en cuenta el alcance del proceso que vamos a vivir.
A finales del mes de septiembre, el ministro del Interior realizará una nueva ronda de información a todos los grupos parlamentarios sobre el desarrollo del proceso que hoy abrimos. Muchas gracias".
Declaración íntegra de Rodríguez Zapatero
Declaración íntegra del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sobre el inicio de conversaciones oficiales con la banda terrorista ETA
"ETA declaró el 23 de marzo pasado, por primera vez, un alto el fuego permanente, por primera vez, después de tres años sin atentados mortales y por primera vez, en situaciones de este tipo, habiendo desaparecido prácticamente la totalidad de sus acciones.
En distintos momentos del periodo democrático hemos tenido expectativas de poder alcanzar el fin de la violencia, los gobiernos sucesivos, tanto el de Felipe González como el de José María Aznar, intentaron alcanzar la paz, no fue posible, lo intentaron de buena fe y desde aquí mi reconocimiento a esos esfuerzos que, en su día, hicieron.
Lo singular de la situación no es tanto lo que ETA ha dejado de hacer, sino lo que los demócratas hemos hecho durante todos estos años, defendiendo los valores democráticos, defendiendo los valores constitucionales y, de manera muy singular, todos los ciudadanos de este país.
El objetivo de todos los gobiernos ha sido la erradicación de la violencia en el País Vasco y en el resto de España. Para ello, ha habido distintos procesos de diálogo y de acuerdos entre fuerzas políticas destinadas a fortalecer el Estado de Derecho. Quiero, desde aquí, hacer un reconocimiento a todos los servidores del Estado de Derecho, a su tarea, la que han realizado y la que realizan en estos momentos.
En estos largos años, todos los Gobiernos han intentado alcanzar la paz desde un compromiso amplio de convivencia, manteniendo un principio esencial, la democracia no va a pagar ningún precio político por alcanzar la paz y defendiendo que el proceso de pacificación y normalización del País Vasco es una tarea de todas las fuerzas políticas. Así se ha recogido en distintas resoluciones institucionales.
Precisamente al amparo de la resolución adoptada por el Congreso de los Diputados en mayo de 2005, quiero anunciarles que el Gobierno va a iniciar un diálogo con ETA manteniendo el principio irrenunciable de que las cuestiones políticas sólo se resuelven con los representantes legítimos de la voluntad popular. Así lo ha anunciado el ministro del Interior a todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria esta mañana. Quiero agradecer la actitud de todas las fuerzas políticas y quiero subrayar que la forma de realizar este anuncio a la opinión pública es responsabilidad exclusiva del Gobierno.
He reiterado en más de una ocasión que el proceso va a ser largo, duro y difícil. Lo abordaremos con decisión y con prudencia, con unidad y con lealtad y siempre, siempre, respetando la memoria de las víctimas.
Quiero también establecer principios básicos sobre el futuro de Euskadi y para ello quiero hacer una apelación a los ciudadanos, a las formaciones políticas y a la sociedad vasca en general. Los ciudadanos de Euskadi disfrutan del mayor autogobierno que han tenido nunca en su historia, con el Estatuto de Guernica elaborado al amparo de la Constitución de 1978 decidieron los ciudadanos vascos libremente su futuro.
Desgraciadamente ha persistido la violencia, la coacción y el terror. Tenemos la oportunidad de poner fin a esta situación y desde los principios democráticos les digo que el Gobierno respetará las decisiones de los ciudadanos vascos que adopten libremente, respetando las normas y procedimientos legales, los métodos democráticos, los derechos y libertades de los ciudadanos y en ausencia de todo tipo de violencia y de coacción.
En más de una ocasión me han escuchado decir que el futuro de Euskadi exige un gran acuerdo de convivencia político. Concretamente en el debate sobre el Plan Ibarretxe: si vivimos juntos, afirmé en aquella ocasión, decidimos juntos. Un gran acuerdo político de convivencia, por eso el Gobierno entiende que los acuerdos entre las distintas formaciones políticas de Euskadi han de alcanzarse con el máximo consenso posible, respetando la pluralidad política de Euskadi y en igualdad de oportunidades para todas las formaciones.
Voluntad democrática, sujeción a la legalidad, amplio acuerdo político, que recoja el pluralismo de la sociedad vasca, esas son las reglas. Reglas que valen también para la participación en la vida política e institucional, para las formaciones políticas. Por ello, quiero reiterarles que el Gobierno va a mantener la vigencia de la Ley de Partidos.
Durante años, todos los demócratas hemos intentado que aquellos que no aceptaban la voluntad democrática de los vascos acepten las reglas del juego. Tenemos esa oportunidad y trabajaremos para que eso se pueda consumar.
Quiero dirigirme ahora a la sociedad vasca. La paz es una tarea de todos, la paz será fuerte si tiene profundas raíces sociales, si abarca el conjunto de la sociedad vasca. Por ello entiendo que los partidos políticos, los agentes sociales, económicos, sindicales, deben adoptar acuerdos para ese pacto de convivencia a través de los métodos de diálogo que estimen oportuno y, por supuesto, a través de los métodos democráticos para trasladar dichos acuerdos a los distintos ámbitos institucionales.
Quiero expresar el compromiso absoluto del Gobierno y el mío personal con los valores, principios y reglas de la Constitución de 1978, que ha representado un éxito colectivo para nuestra convivencia. Soy plenamente consciente de que los ciudadanos tienen un gran anhelo de paz y una exigencia de máximo respeto a las víctimas del terrorismo y a sus familias.
Como presidente del Gobierno de España asumo la responsabilidad de colmar ese anhelo de paz y esa exigencia de máximo respeto, reconocimiento a la memoria, al honor y la dignidad de las víctimas del terrorismo y sus familias.
La sociedad española conoce el alcance de la tarea que tenemos por delante, una tarea que voy a desarrollar con prudencia y discreción. Quiero desde aquí pedir para esa tarea la colaboración de todos los medios de comunicación, teniendo en cuenta el alcance del proceso que vamos a vivir.
A finales del mes de septiembre, el ministro del Interior realizará una nueva ronda de información a todos los grupos parlamentarios sobre el desarrollo del proceso que hoy abrimos. Muchas gracias".
Los ultimos de Filipinas perdieron con Francia
viernes 30 de junio de 2006
Los últimos de Filipinas perdieron con Francia
Juan Pablo Mañueco
P UEDO asegurar que el artículo de abajo se escribió en 2004 e incluso anda publicado en un libro recopilarorio con el título de "Pelotudos de pena"... Ahora ´sólo habría que ampliar el título, porque Artur Mas, el siguiente socio de ZP, conseguirá muy pronto, en cuanto comience el próximo periodo de apoyos parlamentarios, que la "selección nacional" española haya intervenido por última vez en este Mundial de Alemania. Luego ya será todo una constelación de selecciones territoriales, que nos situarán internacionalmente al nivel del fútbol tagalo o de Chechenia, aproximadamente. Así decía el "Pelotudos de pena" del año 2004: VAYA POR DIOS, pues ya ha vuelto a jugar la selección española de fútbol. Esto es una tortura que no cesa, como el rayo que picoteaba las entrañas a Miguel Hernández, pero a lo moderno y pagando a los del pico una fortuna, para que nos arrojen una tras otra todas las penas y desdichas a punta pala. Después de un campeonato claudicante y cochambroso en Portugal, ya ha empezado otra cochambre de campeonato en el que hemos salido al campo claudicados... Bueno, eso de que fracasaremos estrepitosamente en Alemania, lo sabemos todos, y se ha probado suficientemente en Bosnia; pero la mayor tortura consiste en que habrá que estar dos años viéndoles practicar un fútbol impracticable, hasta que caigan derrotados en el verano de 2006, a las primeras de cambio. Porque clasificarnos para la fase final del Mundial, nos clasificaremos. Ya verán ustedes como estos pelotudos de pena no tienen piedad de nosotros, e irán arañando un puntito aquí, un puntito allá, por esos campos de San Marino, Lituania, Bélgica o Bosnia... y ¡hala!, al Mundial de Alemania con sus señoras. Que están muy ricas las dietas y las damas. Pero una vez allí, en cuanto salte al césped la temible selección de Eire, de Islandia o del Paraguay... un poco más de juego rácano y contemporizador por parte de la insufrible selección hispana y ¡a casa!, a disfrutar del culito escurrido de las parientas, que será el único lugar donde metan gol estos pelotudos, y sin necesidad de negociar tantas primas. Yo no sé qué se puede hacer con la selección española de fútbol... Tal vez, no inscribirla en ningún campeonato. Y todo ese tiempo perdido y ese juego sonámbulo que nos ahorramos. Porque tenerlos dos larguísimos ejercicios anuales parándonos la liga de los galácticos, para que ellos se vayan a hacer el lili y nosotros el canelo, mientras se enfrentan a San Marino, a Liechtenstein o a Luxemburgo, cuando todos pispamos ya el muermo intermedio y el petardo final, es puro sadismo. Un mal rayo que nos parte sin partirnos durante dos años, hasta que la misericordia del árbitro sopla el último silbato de la ronda inicial de los partidos definitivos del campeonato. Y luego, venga a empezar, a la vuelta del verano. Estos pelotudos no le echan bolas. Y, lo que es peor, probablemente tampoco saben jugar al fútbol, aunque los periódicos deportivos digan lo contrario. Así que sólo hay dos soluciones: o que no les inscriban, o que les torturen convenientemente, como dicen que hacían los hijos de Sadam con los deportistas iraquíes. Lo que no puede ser es que nos sigan torturando ellos a nosotros, indefinidamente, y además cobrando como si se partieran los perendengues
Los últimos de Filipinas perdieron con Francia
Juan Pablo Mañueco
P UEDO asegurar que el artículo de abajo se escribió en 2004 e incluso anda publicado en un libro recopilarorio con el título de "Pelotudos de pena"... Ahora ´sólo habría que ampliar el título, porque Artur Mas, el siguiente socio de ZP, conseguirá muy pronto, en cuanto comience el próximo periodo de apoyos parlamentarios, que la "selección nacional" española haya intervenido por última vez en este Mundial de Alemania. Luego ya será todo una constelación de selecciones territoriales, que nos situarán internacionalmente al nivel del fútbol tagalo o de Chechenia, aproximadamente. Así decía el "Pelotudos de pena" del año 2004: VAYA POR DIOS, pues ya ha vuelto a jugar la selección española de fútbol. Esto es una tortura que no cesa, como el rayo que picoteaba las entrañas a Miguel Hernández, pero a lo moderno y pagando a los del pico una fortuna, para que nos arrojen una tras otra todas las penas y desdichas a punta pala. Después de un campeonato claudicante y cochambroso en Portugal, ya ha empezado otra cochambre de campeonato en el que hemos salido al campo claudicados... Bueno, eso de que fracasaremos estrepitosamente en Alemania, lo sabemos todos, y se ha probado suficientemente en Bosnia; pero la mayor tortura consiste en que habrá que estar dos años viéndoles practicar un fútbol impracticable, hasta que caigan derrotados en el verano de 2006, a las primeras de cambio. Porque clasificarnos para la fase final del Mundial, nos clasificaremos. Ya verán ustedes como estos pelotudos de pena no tienen piedad de nosotros, e irán arañando un puntito aquí, un puntito allá, por esos campos de San Marino, Lituania, Bélgica o Bosnia... y ¡hala!, al Mundial de Alemania con sus señoras. Que están muy ricas las dietas y las damas. Pero una vez allí, en cuanto salte al césped la temible selección de Eire, de Islandia o del Paraguay... un poco más de juego rácano y contemporizador por parte de la insufrible selección hispana y ¡a casa!, a disfrutar del culito escurrido de las parientas, que será el único lugar donde metan gol estos pelotudos, y sin necesidad de negociar tantas primas. Yo no sé qué se puede hacer con la selección española de fútbol... Tal vez, no inscribirla en ningún campeonato. Y todo ese tiempo perdido y ese juego sonámbulo que nos ahorramos. Porque tenerlos dos larguísimos ejercicios anuales parándonos la liga de los galácticos, para que ellos se vayan a hacer el lili y nosotros el canelo, mientras se enfrentan a San Marino, a Liechtenstein o a Luxemburgo, cuando todos pispamos ya el muermo intermedio y el petardo final, es puro sadismo. Un mal rayo que nos parte sin partirnos durante dos años, hasta que la misericordia del árbitro sopla el último silbato de la ronda inicial de los partidos definitivos del campeonato. Y luego, venga a empezar, a la vuelta del verano. Estos pelotudos no le echan bolas. Y, lo que es peor, probablemente tampoco saben jugar al fútbol, aunque los periódicos deportivos digan lo contrario. Así que sólo hay dos soluciones: o que no les inscriban, o que les torturen convenientemente, como dicen que hacían los hijos de Sadam con los deportistas iraquíes. Lo que no puede ser es que nos sigan torturando ellos a nosotros, indefinidamente, y además cobrando como si se partieran los perendengues
La cava Florinda y el oráculo de la destruccion de España
viernes 30 de junio de 2006
La cava Florinda y el oráculo de la destrucción de España
Antonio Parra
L A historia del hombre suele ser muy poco original y a pesar del dicho de Demócrito parece que se repite. Va por ciclos, va por rachas, golpes de péndulo, socolladas, naufragios, pecios desastres, reflotes y, una vez la nave sin rumbo recién carenada, otra vez a empezar. Hoy día todos los españoles que tengamos un dedo de frente, a pesar de lo que digan los “mansos” en su parenética de moderación que nos están metiendo otra vez los pollos en el corral y predican intolerancia, memoria histórica que no es memoria historia sino un legrado precisamente de esa que dicen memoria historia y que cuentan al revés, o maquillaje de los hechos y retoque de los acontecimientos a petición propia. ¡Fementidos! Que los fueros que juraron o la bandera que besaron algún día se lo demande. Aquí están, llegaron ya, pues se está muriendo la mamá: el victimismo de recia prosapia, el revanchismo, los poderes del mal y la satánica hueste que se apodera, regresamos al mito del último godo y su llanto por la pérdida de España. Extramuros ruge el león y se buscan cabezas de turco y chivos expiatorios y nos azupan el alano de la islamofobia pero los moros no son los peores como trataré de explicar en otro artículo [ahora resulta que llevaba mucha razón Matías Ros que nos puso en autos de la macabra autoría y pérfida conspiración a la matanza ferroviaria 11M] pero el enemigo peor parece ser que se encuentra dentro del recinto. La sombra de don Opas que es en realidad la sombra de Caín en la historia de nuestro pueblo es alargada. Así que volvemos grupas y nuestros pasos nos devuelven a la boca negra de la cueva de la traición donde de acuerdo con la tradición que ha mantenido muy activos los estros poéticos de las musas a lo largo de la historia de las letras castellanas a la que llaman la “casa candada” porque tenía 24 puertas trancadas con otros tantos cerrojos. Está en Toledo en lo alto del cerro que da coronamiento al caserío empinado y bajo los muros de la iglesia de san Ginés. La mandó excavar el propio Hércules que fue uno de los primeros dioses que adoraban los iberos y en lo más profundo del laberinto colocó un arca de ciprés madera incorruptible en los que metió papeles y conjuros. Arriba del todo puso un cartel escrito en hebreo. Danger. Peligro de muerte. Watch out. Mejor abstenerse. Si alguien un día osara abrir este baúl España sería un reino perdido. Un mal rey un mal día tuvo la osadía de meter las narices en aquel sitio. Don Rodrigo al que las guerras con los vascones del Norte - seguimos en las mismas- habían arruinado creía que en tales cofres se ocultaba un tesoro justo el oro que necesitaba para pagar a sus acreedores en las luchas contra los várdulos que nunca quisieron someterse a los godos pues al parecer eran de raíz semita y estaban en colusión fraterna con el Bereber creyó encontrar allí un tesoro. Y no encontró sino huesos fatídicos, la mueca macabra de una calavera y la inscripción fatídica en arameo: quien quinche aquí encontrará bienes y malas. Nos hizo polvo. Y el sucesor de Witiza tuvo la siniestra ocurrencia de abrir los sellos. Opas el obispo traidor era de esta región (¿sería el predecesor este malvado felón prelado con el actual Blaquez al que llaman el “obispillo” no sé si por la voz que tiene algo atiplada o por su corta talla?) Y entró en contubernio con gente del Rif y les entregó la plaza de Tarik esto es Gibraltar. Oye que falta de imaginación. No hay tu tía. Entonces los sarracenos no pararon de venir duro que te pego. En pateras, en cayucos, en almadías. Y resultó lo de Guadalete y todo lo demás, pero al pobre Roderick también le perdió el amor por una mujer: la princesa Florinda - esto pasa con frecuencia- que se resistió a sus requerimientos y la forzó. Ya tenemos el mejor de los condimentos para la truculencia del serrallo en plan novelón sudaca. La Florinda al principio protestaba y pegaba patadas y brincos pero luego acabó diciendo ay, ay, qué gustirrinín. No. Si esto no tiene enmienda. La violación regia provoca las iras de su tío el conde don Julián que ve su honra mancillada y en venganza, el muy tornadizo y canalla, se pasa al moro reclamando los servicios de don Opas un señor obispo que también estaba en el ajo y entre los dos montan una conspiración. Hay un vino por ahí que se llamaba como el tal don Opas. Debe de venir de Jumilla y a mí que soy de origen godo pero de adscripción mozárabe esto es que conozco bien al moro desde que hice la mili en el Hacho y allí tuve amigos del tabor que gastaban alquicel y chilaba y me profesaban cierto aquel pues decían que yo les daba baraca esto es buena suerte me hizo daño nada más verlo. Debe de ser la maldición de Mahoma. Cuando oigo mentar a don Opas yo digo Toledo para deshacer el conjuro. ¿No las pone usted mirando para Toledo Verumtamen? Cuando era mozo. Ya no. Pero total que estuve en la Ciudad Imperial empapándome de magia y de Greco y ya les conté a ustedes en otro artículo cómo este pintor extranjero fue el caso de inmigrante que sintió el hechizo de esta tierra donde echó raíces hasta los restos. A veces pasa. El que viene ya no se quiere. Le ocurre un poco como al que va a Salamir que dice el refrán que el que va a Salamir es porque no tiene donde ir pero una vez allí ya no sabe cómo salir. España es un melting pot de etnias al que perdió la monarquía gótica por su mala cabeza. Por su desunión aquí nadie quiere darse a partido de semejante situación. ¿Quién es tu enemigo? Pregunta un español. Y contestará: otro español. Y eso arranca de entonces. Vierto entonces un poco como Boabdil el Chico mis lágrimas sobre Toledo. La cual siempre atrajo a los quirománticos ya que la edificó Hércules, según la leyenda mítica, mucho antes de que los romanos llegaran al hispano suelo. ¿Y quién era Hércules? Un hijo de Júpiter y de una mortal pecadora. El que descabezó a la hidra de Lerna pero que murió envenenado por una cara bonita. Todo casa al parecer. Consueta vilescunt. El comportamiento humano es siempre igual y el hilo de sus relaciones y acontecimientos personales aburre a las mismas ovejas. Y la historia humana repite más que la cebolla pero el mito de la Cava Florinda está muy relacionado con una de las primeras divinidades a los que adoraron los iberos en cuyo territorio se desperdigan las torres y los monumentos a Hércules. En Cádiz y en Finisterre sin ir más lejos Su Nuncupatio fundacional fue fatídica. Y desde entonces fue como un imán para los que echan la buenaventura, escudriñan el porvenir y se dedicaron a la ciencia adivinatoria de la estrellería como se calificaba en tiempo de la escuela de traductores que fundara el Rey Alfonso el Sabio. Se decía en la edad media a Paris a aprender Teología y Filosofía. A Bolonia, Leyes y a Toledo, Magia. Bueno pues a siete leguas y media de Madrid como señala la copla todo el camino llano menos las cuestas y aquel carretero, madre tiene un encuarte de cinco mulas, tres y dos son del amo y las demás suyas, se nos da todo esa sortilegio gratis, todo ese misterio que convierte a la ciudad orillas del Tajo el mirlo blanco de quiromantes, entre ellos al marqués de Villena que ya digo ni palabra mal ni obra buena el gran iniciado en el ocultismo de los tiempos de Enrique IV. Y no se volvió jigote por chiripa. Pues yo me largo a Toledo no sólo a ver Greco sino para retrotraerse al conjuro de la famosa guarida de murciélagos y de demonios familiares causa de nuestro espanto tan en actualidad en los días que corren. Desde las rocas tajadas que lame el Tajo el Conde don Julián nos echa la guija. Carta en la mesa presa. Gemimos bajo el yugo y el poder total de las sinagogas. La invasión de la Hispania visigótica se produjo de la siguiente manera: los moros aliados de los judíos enviaban a estos a aposentarse. Los rabinos en aquella procesión precedían a los cadíes y a los alfaquíes y luego venían los pobres diáconos mozárabes a la sombra de las mangas parroquiales que sólo podían lucir como enseñas y símbolos de su fe cuando a los imanes en connivencia con los rabíes les daba la gana. Esa fue la España de las tres culturas que ahora tantos invocan para hacer daño todo el que se pueda a la cruz de Cristo: un perenne sobresalto una arbitrariedad sin tasa. Los reyes de taifa sólo eran tolerantes cuando los cristianos sometidos pagaban las pechas establecidas y era tal la desproporción de estos impuestos que a las familias cristianas les reducían a la miseria y les hacían pagar hasta el largo de los caminos como reza la copla. Previamente habían levantado gente en Agar. Tienen poca imaginación. La reconquista al revés se esta produciendo siguiendo el planteamiento de hace trece siglos. Con la particularidad de que hoy, mejoradas las comunicaciones y estando España indefensa con los negreros a sueldo de ciertos sionistas globalistas desalmados mucho más activos y con el control de las comunicaciones y de la prensa el finis Hispaniae puede que sea cosa de menos de un lustro de la cruz a la fecha. La relajación de costumbres y ese mal que atrajo de siempre a los visitantes exteriores acerca de los españoles y que da en llamarse morbo visigótico hoy es mucho más grave que en los años de Guadalete. Con el enemigo a las puertas predominan las facciones, el banderismo, los pleitos, el cinismo, la apatía y la poltronería del personal a mí donde den y a ver qué me dan. Mala cosa. Todos añascan y uno va con los bolsillos vacíos. La inmoralidad de los trincones y de los adeptos al pelotazo se añade a toda esta gran perjurio. Asistimos mudos e insensibles a las exequias de nuestra patria; así que como decía aquel insigne poeta zamorano muchos monteros la garza combaten, por altos oteros los perros la llaten neblíes muy ligeros sobre ella se abaten malo será no la maten. En este caso el trofeo será España. Pero estaba escrito y esto vuelve a ser la crónica de una historia anunciada en la Leyenda del conde don Julián y la cava maravillada. De ella son los primeros en dar cuenta los propios cronistas árabes y el Romancero nuestra gran épica tradicional la convierte en una de sus fuentes de inspiración. “Vino un águila del cielo que a España vio quemar. Don Rodrigo, don Rodrigo no curaste de tu mal” etc. Incluso Víctor Hugo pone en boca de Esmeralda la protagonista de Notre Dame la letra del famoso cantar de la casa encantada de Toledo a la que el último rey godo no supo guardar. ¿Cómo conjurar el hechizo y ese signo trágico de autodestrucción que pesa sobre nosotros? España se pierde por una mujer. Por un obispo libelático y por un mal rey enamorado. El rey moro Abulcasín Traif Abentarique no es más que el ejecutor de un designio lo mismo que los judíos de Gibraltar que dan la señal a las naves invasoras para que atraquen por aguas del Estrecho. Gibraltar. Siempre Gibraltar. Hoy y siempre en manos de los judíos que dicen actuar en nombre de los intereses de la Pérfida Albión. Como ven el tema se las trae. Es como una profecía que se repite de forma intermitente Asunto más suculento no pudo encontrar el Romanticismo y los anglosajones, Irving y Walter Scott, lo explotaron en sus narraciones esotéricas con avidez basándose en los trabajos de autores del XVII español como Miguel de Luna y la gloriosa épica del Romancero donde estas historias de palacios encantados, cuevas montesinas y mastabas donde hay un tesoro obtuvieron rango de privilegio. ¿Les suena el estribillo en Madrid hay un palacio de oro con las puertas de oropel donde vive una señora cuyo nombre es Isabel? ¿O el dónde están las llaves matarile? Cervantes también lo trata en aquel pasaje famoso del Quijote que lleva por nombre la Cueva de Montesinos una versión de esta profecía áurea. La sombra siniestra del maléfico conde don Julián cruza de arriba abajo la historia de España. Es nuestro enemigo de adentro que a lo largo de las crónicas nacionales despliega una incomprensible hostilidad de renegado. Diz que era astuto mañoso ardido y muy recontra jodido. Conocía bien el percal y el territorio y fue debido a esta copiosa información facilitada al enemigo - y los españoles que nos vigilamos unos a otros con tesón somos unos expertos en las artes de disimulo esto es del espionaje mas siempre de puertas adentro nunca de puertas afuera-el hecho en virtud del cual la conquista de Alandalus fue tan rápida. Pero también la cueva de Hércules toledana es figura del laberinto español. En tiempos del cardenal Silíceo unos cuantos espeleólogos valientes trataron de explorarla y se encontraron con un enorme sima que medía varias leguas llena de pasadizos de corrientes de aire de tal forma que los hachones y velas se apagaban y de brazales de aguas subterráneas que vedaban el paso. Los exploradores buscaron la salida muertos de miedo. El miedo dicen guarda la viña y hace las leguas más largas. El susodicho cardenal Martínez Silíceo mandó tapiar a cal y canto la entrada que estaba en el callejón de San Ginés y que tenía un letrero a la entrada que ponía: “el que descubre esta cueva encontrará bienes y males” y debajo otra inscripción en la que aparecía un guerrero con turbante y una leyenda que decía: “invoco a los alarbes”. Y estas palabras las decía un obispo que estaba en inteligencia con el infiel. ¡Pues vaya; ahora sí que apañados estamos! Más ominosa no pudo ser la rueda de nuestros vaticinios. Pero dos leones broncíneos de acuerdo con la crónica mentada “calafateaban” el acceso. Cristóbal Lozano otro autor de la misma época dice que el arzobispo al que aludimos mandó “lodar” y taponar el vano en cuestión. De que unos malos españoles vendieron a España siendo mucho más inanes y depravados que los moros o los judíos que no quepa duda. La leyenda de la Cava de don Rodrigo con su soplonería indecente, La homicida envidia, la incomprensión y el más burdo de los cinismos vuelve a estar sobre el palenque. Es por esto por lo que volver a Toledo al que llamaron los antiguos el “Gimnasio de la nigromancia” es como regresar a las raíces más hondas esas que ahíncan sus pilares en lo más profundo de esta sima. Hay preguntas que me hago y que no obtienen respuesta en ninguna parte y que parece que las escucho en esa ciudad donde todo son cuestas, resquicios, puertas, selladas, callejas misteriosas. Dicen que la fundó Tubal el primer rey pero a mí que soy un amante de las palabras me gusta la etimología hebrea que puede haber dado nombre a la sede del catolicismo hispano y la tercera Roma. Es Tholedoth y que en la lengua de Israel quiere decir “generación” o partera. Se trata de uno de los pocos vocablos que nos legara después de Amen y de aleluya nuestro pasado judío. En cuanto a vocabulario el Corán fue mucho más generoso con nuestros diccionarios que el Talmud. ¿Por qué será? Eso también es un misterio. Sangre mora y judía todos tenemos pero no nos pongamos excesivamente tiernos ante este dato tratando de sucumbir a nuestra propia identidad de españoles labrado durante casi dos milenios. Somos el resultado de un cruce de razas y la conclusión de una tenaz pelea histórica que no cesa. Duelos y quebrantos. Odios en cantidad pero también amor y libertad. Soy español porque puedo hacer lo que me dé la gana ¿estamos? Caspita, don Braulio, viene Vm. De tiros largos. Tan imponente como clarividente pero esos caveats y apostillas que les coloca a una de nuestras tres estirpes no son de recibo. Pueden acarrearle problemas. Muy bien. Yo digo verdades enteras. No a medias como don Cesar Vidal el de la COPE. Claro por eso él tiene abiertas las puertas de las editoriales y usted es un proscrito don Verumtamen. Que se va a hacer. Tras de tiempos vienen tiempos y ese es otro de los legados de la embelesadora leyenda de la cueva de Hércules. Que España volverá a ser nuestra. Que otro Rodrigo el buen Cid ovetense alzará pendones y moverá su hueste. Miramamolín volverá a pasarlo mal. Mucho le gustan a usted los moros. Pues sí qué quiere que le digan. Son raza valiente y estirpe correosa. Hice la mili en Ceuta. Admiro a la gente del Rif. En esta guerra nos fraguamos. Son más de ocho siglos. Peleando y perdonándonos o más que perdonar haciendo la vista gorda. A las taifas volvemos y yo si tengo que renegar me haré moro antes que judío. ¡Qué cosas! Pero todo esto es puro Bécquer, romanticismo neto, la leyenda de Maese Pérez el Organista uno de los primeros cuentos en los que yo me embebí en mi adolescencia tiene por protagonista y marco a la Ciudad Encantada. Chirridos en la noche de cerrojos que se descorren, osarios y difuntos y un piano que suena sus teclas accionadas por dedos invisibles. La cueva donde estaba el castillo encantado es manantial de supersticiones pero el hidalgo del Lazarillo pasea mientras tanto por Zocodover en un plan más realista moteando de migajas de pan los bigotes para demostrar que ha comido. Lucen sobre los tejados grises los jaramagos sus penachos amarillos y clamorean las campanas en lo alto de las torres. Toledo es cristiana desde 1085. Antes fue mora y judía y la huella de Roma domina sus construcciones. Allí puso su trono de Atlante el gran Hércules y sigiló la entrada con un conjuro. Todo el que se atreva a dar un paso suscitará loa cólera de los dioses. Así habló Zaratrusta. Fascina por su soledad y por su silencio enrejado. Unos ojos de mujer pueden estar observándote detrás del ajimez. Hay trasgos y fantasmas y leyendas de aparecidos por los desvanes. Hay referencias a esta cueva mítica en el propio arcipreste de Talavera en el Corbacho: “el que ose entrar en esta espelunca traerá su reino perdido”. La profanación del suelo sagrado se equipara con la violación de la princesa Florinda. Los oráculos parecen haberse cumplido pero el lugar está sellado desde 1546 cuando fue precintado por el arzobispo. Está claro que Rodrigo buscaba dineros para someter a cántabros, várdulos y autrigones y fue entonces cuando su gobernador en Al andalusí Teodomiro le envió un heraldo para anunciarle que España estaba ya en manos sarracenas. Perdimos la batalla de Guadalete. Los montes desparecen y hay civilizaciones que se derrumban ante el empuje de los pueblos fuertes. Sangre nueva que viene arrollando. El pez grande se come al chico pero en la historia de las culturas los pobres se zampan a los ricos. Decadencia se llama esta figura. Pero la decadencia a la sazón no era tan pavorosa como ahora mismo. Rodrigo viola a Florinda y desata la cólera del conde don Julián. Es la misma trama que desencadena la guerra de Troya: el rapto de Helena, la rabia de Aquiles que lucha con Paris. Esto es mitología pero a veces presupone a los hechos reales y es desencadenante de la evolución de los acometimientos. Bien lo saben todos aquellos que manejan los escrinarios y los biblioratos. La evolución de los sucesos no es una línea recta ni un gramil pero tiene que ver con la estadística. El mito de la Cava Florinda es aretalogía sin más una historia de héroes y la descripción del enojo de un dios forzudo que se ensaña con los mortales. No hay tema, argumento ni períoca pero los sucedidos se repiten a veces sin solución de continuidad. Don Rodrigo en la cava determina la porfía de don Rodrigo en la horca. Es el protagonista y don Opas el obispo felón el deuteragonista. Florinda un simple pretexto. No hay antilogía en este mito sino una congruencia absoluta de los textos. No hay más que consultar las epactas y echar un vistazo a los añalejos de lo que ha sido nuestro devenir. Los trasgos revuelven las ajaquecas de los barrios toledanos que siempre fueron morada de duendes. A veces las ciencias ocultas nos conducen a la acrosofía o a la sabiduría de las cosas de dios y esto es un ejemplo real, un barrunto que se ha cumplido, que se está cumpliendo, una parábola. A veces tengo la sensación de que España y los españoles arrastramos por el mundo el mal de ligadura. Alguien nos aojó y la leyenda del último godo subyace en los principios de tales encantamientos. Iban a producirse después más de medio centenar de campañas de Almanzor o expediciones en aceifa contra los moradores del norte. Abajo de la raya del Tajo los templos quedaron desolados, enmudecieron las campanas, las aras sin reliquias y sin santos las columnas. Es en definitiva el síndrome de la iglesia vacía y de los templos con olor a micciones gatunas de las que les he venido hablando. Al parecer, sin demasiada fortuna porque nadie me viene a hacer caso. Aunque el que avisa no es traidor. Lo que ahora vivimos es ya muy viejo. Se reproducen casi de calco los contextos de hace mil años mientras los “señoritos” dependientes de la zapatería nacional, excrecencias intelectuales del tardofranquismo, orlandos furiosos muy careados la generación del yogurt que se crió en la cultura de la queja han cogido una perra con esto de la II República. Quieren echar al rey que puso Franco pero lo tienen crudo.
La cava Florinda y el oráculo de la destrucción de España
Antonio Parra
L A historia del hombre suele ser muy poco original y a pesar del dicho de Demócrito parece que se repite. Va por ciclos, va por rachas, golpes de péndulo, socolladas, naufragios, pecios desastres, reflotes y, una vez la nave sin rumbo recién carenada, otra vez a empezar. Hoy día todos los españoles que tengamos un dedo de frente, a pesar de lo que digan los “mansos” en su parenética de moderación que nos están metiendo otra vez los pollos en el corral y predican intolerancia, memoria histórica que no es memoria historia sino un legrado precisamente de esa que dicen memoria historia y que cuentan al revés, o maquillaje de los hechos y retoque de los acontecimientos a petición propia. ¡Fementidos! Que los fueros que juraron o la bandera que besaron algún día se lo demande. Aquí están, llegaron ya, pues se está muriendo la mamá: el victimismo de recia prosapia, el revanchismo, los poderes del mal y la satánica hueste que se apodera, regresamos al mito del último godo y su llanto por la pérdida de España. Extramuros ruge el león y se buscan cabezas de turco y chivos expiatorios y nos azupan el alano de la islamofobia pero los moros no son los peores como trataré de explicar en otro artículo [ahora resulta que llevaba mucha razón Matías Ros que nos puso en autos de la macabra autoría y pérfida conspiración a la matanza ferroviaria 11M] pero el enemigo peor parece ser que se encuentra dentro del recinto. La sombra de don Opas que es en realidad la sombra de Caín en la historia de nuestro pueblo es alargada. Así que volvemos grupas y nuestros pasos nos devuelven a la boca negra de la cueva de la traición donde de acuerdo con la tradición que ha mantenido muy activos los estros poéticos de las musas a lo largo de la historia de las letras castellanas a la que llaman la “casa candada” porque tenía 24 puertas trancadas con otros tantos cerrojos. Está en Toledo en lo alto del cerro que da coronamiento al caserío empinado y bajo los muros de la iglesia de san Ginés. La mandó excavar el propio Hércules que fue uno de los primeros dioses que adoraban los iberos y en lo más profundo del laberinto colocó un arca de ciprés madera incorruptible en los que metió papeles y conjuros. Arriba del todo puso un cartel escrito en hebreo. Danger. Peligro de muerte. Watch out. Mejor abstenerse. Si alguien un día osara abrir este baúl España sería un reino perdido. Un mal rey un mal día tuvo la osadía de meter las narices en aquel sitio. Don Rodrigo al que las guerras con los vascones del Norte - seguimos en las mismas- habían arruinado creía que en tales cofres se ocultaba un tesoro justo el oro que necesitaba para pagar a sus acreedores en las luchas contra los várdulos que nunca quisieron someterse a los godos pues al parecer eran de raíz semita y estaban en colusión fraterna con el Bereber creyó encontrar allí un tesoro. Y no encontró sino huesos fatídicos, la mueca macabra de una calavera y la inscripción fatídica en arameo: quien quinche aquí encontrará bienes y malas. Nos hizo polvo. Y el sucesor de Witiza tuvo la siniestra ocurrencia de abrir los sellos. Opas el obispo traidor era de esta región (¿sería el predecesor este malvado felón prelado con el actual Blaquez al que llaman el “obispillo” no sé si por la voz que tiene algo atiplada o por su corta talla?) Y entró en contubernio con gente del Rif y les entregó la plaza de Tarik esto es Gibraltar. Oye que falta de imaginación. No hay tu tía. Entonces los sarracenos no pararon de venir duro que te pego. En pateras, en cayucos, en almadías. Y resultó lo de Guadalete y todo lo demás, pero al pobre Roderick también le perdió el amor por una mujer: la princesa Florinda - esto pasa con frecuencia- que se resistió a sus requerimientos y la forzó. Ya tenemos el mejor de los condimentos para la truculencia del serrallo en plan novelón sudaca. La Florinda al principio protestaba y pegaba patadas y brincos pero luego acabó diciendo ay, ay, qué gustirrinín. No. Si esto no tiene enmienda. La violación regia provoca las iras de su tío el conde don Julián que ve su honra mancillada y en venganza, el muy tornadizo y canalla, se pasa al moro reclamando los servicios de don Opas un señor obispo que también estaba en el ajo y entre los dos montan una conspiración. Hay un vino por ahí que se llamaba como el tal don Opas. Debe de venir de Jumilla y a mí que soy de origen godo pero de adscripción mozárabe esto es que conozco bien al moro desde que hice la mili en el Hacho y allí tuve amigos del tabor que gastaban alquicel y chilaba y me profesaban cierto aquel pues decían que yo les daba baraca esto es buena suerte me hizo daño nada más verlo. Debe de ser la maldición de Mahoma. Cuando oigo mentar a don Opas yo digo Toledo para deshacer el conjuro. ¿No las pone usted mirando para Toledo Verumtamen? Cuando era mozo. Ya no. Pero total que estuve en la Ciudad Imperial empapándome de magia y de Greco y ya les conté a ustedes en otro artículo cómo este pintor extranjero fue el caso de inmigrante que sintió el hechizo de esta tierra donde echó raíces hasta los restos. A veces pasa. El que viene ya no se quiere. Le ocurre un poco como al que va a Salamir que dice el refrán que el que va a Salamir es porque no tiene donde ir pero una vez allí ya no sabe cómo salir. España es un melting pot de etnias al que perdió la monarquía gótica por su mala cabeza. Por su desunión aquí nadie quiere darse a partido de semejante situación. ¿Quién es tu enemigo? Pregunta un español. Y contestará: otro español. Y eso arranca de entonces. Vierto entonces un poco como Boabdil el Chico mis lágrimas sobre Toledo. La cual siempre atrajo a los quirománticos ya que la edificó Hércules, según la leyenda mítica, mucho antes de que los romanos llegaran al hispano suelo. ¿Y quién era Hércules? Un hijo de Júpiter y de una mortal pecadora. El que descabezó a la hidra de Lerna pero que murió envenenado por una cara bonita. Todo casa al parecer. Consueta vilescunt. El comportamiento humano es siempre igual y el hilo de sus relaciones y acontecimientos personales aburre a las mismas ovejas. Y la historia humana repite más que la cebolla pero el mito de la Cava Florinda está muy relacionado con una de las primeras divinidades a los que adoraron los iberos en cuyo territorio se desperdigan las torres y los monumentos a Hércules. En Cádiz y en Finisterre sin ir más lejos Su Nuncupatio fundacional fue fatídica. Y desde entonces fue como un imán para los que echan la buenaventura, escudriñan el porvenir y se dedicaron a la ciencia adivinatoria de la estrellería como se calificaba en tiempo de la escuela de traductores que fundara el Rey Alfonso el Sabio. Se decía en la edad media a Paris a aprender Teología y Filosofía. A Bolonia, Leyes y a Toledo, Magia. Bueno pues a siete leguas y media de Madrid como señala la copla todo el camino llano menos las cuestas y aquel carretero, madre tiene un encuarte de cinco mulas, tres y dos son del amo y las demás suyas, se nos da todo esa sortilegio gratis, todo ese misterio que convierte a la ciudad orillas del Tajo el mirlo blanco de quiromantes, entre ellos al marqués de Villena que ya digo ni palabra mal ni obra buena el gran iniciado en el ocultismo de los tiempos de Enrique IV. Y no se volvió jigote por chiripa. Pues yo me largo a Toledo no sólo a ver Greco sino para retrotraerse al conjuro de la famosa guarida de murciélagos y de demonios familiares causa de nuestro espanto tan en actualidad en los días que corren. Desde las rocas tajadas que lame el Tajo el Conde don Julián nos echa la guija. Carta en la mesa presa. Gemimos bajo el yugo y el poder total de las sinagogas. La invasión de la Hispania visigótica se produjo de la siguiente manera: los moros aliados de los judíos enviaban a estos a aposentarse. Los rabinos en aquella procesión precedían a los cadíes y a los alfaquíes y luego venían los pobres diáconos mozárabes a la sombra de las mangas parroquiales que sólo podían lucir como enseñas y símbolos de su fe cuando a los imanes en connivencia con los rabíes les daba la gana. Esa fue la España de las tres culturas que ahora tantos invocan para hacer daño todo el que se pueda a la cruz de Cristo: un perenne sobresalto una arbitrariedad sin tasa. Los reyes de taifa sólo eran tolerantes cuando los cristianos sometidos pagaban las pechas establecidas y era tal la desproporción de estos impuestos que a las familias cristianas les reducían a la miseria y les hacían pagar hasta el largo de los caminos como reza la copla. Previamente habían levantado gente en Agar. Tienen poca imaginación. La reconquista al revés se esta produciendo siguiendo el planteamiento de hace trece siglos. Con la particularidad de que hoy, mejoradas las comunicaciones y estando España indefensa con los negreros a sueldo de ciertos sionistas globalistas desalmados mucho más activos y con el control de las comunicaciones y de la prensa el finis Hispaniae puede que sea cosa de menos de un lustro de la cruz a la fecha. La relajación de costumbres y ese mal que atrajo de siempre a los visitantes exteriores acerca de los españoles y que da en llamarse morbo visigótico hoy es mucho más grave que en los años de Guadalete. Con el enemigo a las puertas predominan las facciones, el banderismo, los pleitos, el cinismo, la apatía y la poltronería del personal a mí donde den y a ver qué me dan. Mala cosa. Todos añascan y uno va con los bolsillos vacíos. La inmoralidad de los trincones y de los adeptos al pelotazo se añade a toda esta gran perjurio. Asistimos mudos e insensibles a las exequias de nuestra patria; así que como decía aquel insigne poeta zamorano muchos monteros la garza combaten, por altos oteros los perros la llaten neblíes muy ligeros sobre ella se abaten malo será no la maten. En este caso el trofeo será España. Pero estaba escrito y esto vuelve a ser la crónica de una historia anunciada en la Leyenda del conde don Julián y la cava maravillada. De ella son los primeros en dar cuenta los propios cronistas árabes y el Romancero nuestra gran épica tradicional la convierte en una de sus fuentes de inspiración. “Vino un águila del cielo que a España vio quemar. Don Rodrigo, don Rodrigo no curaste de tu mal” etc. Incluso Víctor Hugo pone en boca de Esmeralda la protagonista de Notre Dame la letra del famoso cantar de la casa encantada de Toledo a la que el último rey godo no supo guardar. ¿Cómo conjurar el hechizo y ese signo trágico de autodestrucción que pesa sobre nosotros? España se pierde por una mujer. Por un obispo libelático y por un mal rey enamorado. El rey moro Abulcasín Traif Abentarique no es más que el ejecutor de un designio lo mismo que los judíos de Gibraltar que dan la señal a las naves invasoras para que atraquen por aguas del Estrecho. Gibraltar. Siempre Gibraltar. Hoy y siempre en manos de los judíos que dicen actuar en nombre de los intereses de la Pérfida Albión. Como ven el tema se las trae. Es como una profecía que se repite de forma intermitente Asunto más suculento no pudo encontrar el Romanticismo y los anglosajones, Irving y Walter Scott, lo explotaron en sus narraciones esotéricas con avidez basándose en los trabajos de autores del XVII español como Miguel de Luna y la gloriosa épica del Romancero donde estas historias de palacios encantados, cuevas montesinas y mastabas donde hay un tesoro obtuvieron rango de privilegio. ¿Les suena el estribillo en Madrid hay un palacio de oro con las puertas de oropel donde vive una señora cuyo nombre es Isabel? ¿O el dónde están las llaves matarile? Cervantes también lo trata en aquel pasaje famoso del Quijote que lleva por nombre la Cueva de Montesinos una versión de esta profecía áurea. La sombra siniestra del maléfico conde don Julián cruza de arriba abajo la historia de España. Es nuestro enemigo de adentro que a lo largo de las crónicas nacionales despliega una incomprensible hostilidad de renegado. Diz que era astuto mañoso ardido y muy recontra jodido. Conocía bien el percal y el territorio y fue debido a esta copiosa información facilitada al enemigo - y los españoles que nos vigilamos unos a otros con tesón somos unos expertos en las artes de disimulo esto es del espionaje mas siempre de puertas adentro nunca de puertas afuera-el hecho en virtud del cual la conquista de Alandalus fue tan rápida. Pero también la cueva de Hércules toledana es figura del laberinto español. En tiempos del cardenal Silíceo unos cuantos espeleólogos valientes trataron de explorarla y se encontraron con un enorme sima que medía varias leguas llena de pasadizos de corrientes de aire de tal forma que los hachones y velas se apagaban y de brazales de aguas subterráneas que vedaban el paso. Los exploradores buscaron la salida muertos de miedo. El miedo dicen guarda la viña y hace las leguas más largas. El susodicho cardenal Martínez Silíceo mandó tapiar a cal y canto la entrada que estaba en el callejón de San Ginés y que tenía un letrero a la entrada que ponía: “el que descubre esta cueva encontrará bienes y males” y debajo otra inscripción en la que aparecía un guerrero con turbante y una leyenda que decía: “invoco a los alarbes”. Y estas palabras las decía un obispo que estaba en inteligencia con el infiel. ¡Pues vaya; ahora sí que apañados estamos! Más ominosa no pudo ser la rueda de nuestros vaticinios. Pero dos leones broncíneos de acuerdo con la crónica mentada “calafateaban” el acceso. Cristóbal Lozano otro autor de la misma época dice que el arzobispo al que aludimos mandó “lodar” y taponar el vano en cuestión. De que unos malos españoles vendieron a España siendo mucho más inanes y depravados que los moros o los judíos que no quepa duda. La leyenda de la Cava de don Rodrigo con su soplonería indecente, La homicida envidia, la incomprensión y el más burdo de los cinismos vuelve a estar sobre el palenque. Es por esto por lo que volver a Toledo al que llamaron los antiguos el “Gimnasio de la nigromancia” es como regresar a las raíces más hondas esas que ahíncan sus pilares en lo más profundo de esta sima. Hay preguntas que me hago y que no obtienen respuesta en ninguna parte y que parece que las escucho en esa ciudad donde todo son cuestas, resquicios, puertas, selladas, callejas misteriosas. Dicen que la fundó Tubal el primer rey pero a mí que soy un amante de las palabras me gusta la etimología hebrea que puede haber dado nombre a la sede del catolicismo hispano y la tercera Roma. Es Tholedoth y que en la lengua de Israel quiere decir “generación” o partera. Se trata de uno de los pocos vocablos que nos legara después de Amen y de aleluya nuestro pasado judío. En cuanto a vocabulario el Corán fue mucho más generoso con nuestros diccionarios que el Talmud. ¿Por qué será? Eso también es un misterio. Sangre mora y judía todos tenemos pero no nos pongamos excesivamente tiernos ante este dato tratando de sucumbir a nuestra propia identidad de españoles labrado durante casi dos milenios. Somos el resultado de un cruce de razas y la conclusión de una tenaz pelea histórica que no cesa. Duelos y quebrantos. Odios en cantidad pero también amor y libertad. Soy español porque puedo hacer lo que me dé la gana ¿estamos? Caspita, don Braulio, viene Vm. De tiros largos. Tan imponente como clarividente pero esos caveats y apostillas que les coloca a una de nuestras tres estirpes no son de recibo. Pueden acarrearle problemas. Muy bien. Yo digo verdades enteras. No a medias como don Cesar Vidal el de la COPE. Claro por eso él tiene abiertas las puertas de las editoriales y usted es un proscrito don Verumtamen. Que se va a hacer. Tras de tiempos vienen tiempos y ese es otro de los legados de la embelesadora leyenda de la cueva de Hércules. Que España volverá a ser nuestra. Que otro Rodrigo el buen Cid ovetense alzará pendones y moverá su hueste. Miramamolín volverá a pasarlo mal. Mucho le gustan a usted los moros. Pues sí qué quiere que le digan. Son raza valiente y estirpe correosa. Hice la mili en Ceuta. Admiro a la gente del Rif. En esta guerra nos fraguamos. Son más de ocho siglos. Peleando y perdonándonos o más que perdonar haciendo la vista gorda. A las taifas volvemos y yo si tengo que renegar me haré moro antes que judío. ¡Qué cosas! Pero todo esto es puro Bécquer, romanticismo neto, la leyenda de Maese Pérez el Organista uno de los primeros cuentos en los que yo me embebí en mi adolescencia tiene por protagonista y marco a la Ciudad Encantada. Chirridos en la noche de cerrojos que se descorren, osarios y difuntos y un piano que suena sus teclas accionadas por dedos invisibles. La cueva donde estaba el castillo encantado es manantial de supersticiones pero el hidalgo del Lazarillo pasea mientras tanto por Zocodover en un plan más realista moteando de migajas de pan los bigotes para demostrar que ha comido. Lucen sobre los tejados grises los jaramagos sus penachos amarillos y clamorean las campanas en lo alto de las torres. Toledo es cristiana desde 1085. Antes fue mora y judía y la huella de Roma domina sus construcciones. Allí puso su trono de Atlante el gran Hércules y sigiló la entrada con un conjuro. Todo el que se atreva a dar un paso suscitará loa cólera de los dioses. Así habló Zaratrusta. Fascina por su soledad y por su silencio enrejado. Unos ojos de mujer pueden estar observándote detrás del ajimez. Hay trasgos y fantasmas y leyendas de aparecidos por los desvanes. Hay referencias a esta cueva mítica en el propio arcipreste de Talavera en el Corbacho: “el que ose entrar en esta espelunca traerá su reino perdido”. La profanación del suelo sagrado se equipara con la violación de la princesa Florinda. Los oráculos parecen haberse cumplido pero el lugar está sellado desde 1546 cuando fue precintado por el arzobispo. Está claro que Rodrigo buscaba dineros para someter a cántabros, várdulos y autrigones y fue entonces cuando su gobernador en Al andalusí Teodomiro le envió un heraldo para anunciarle que España estaba ya en manos sarracenas. Perdimos la batalla de Guadalete. Los montes desparecen y hay civilizaciones que se derrumban ante el empuje de los pueblos fuertes. Sangre nueva que viene arrollando. El pez grande se come al chico pero en la historia de las culturas los pobres se zampan a los ricos. Decadencia se llama esta figura. Pero la decadencia a la sazón no era tan pavorosa como ahora mismo. Rodrigo viola a Florinda y desata la cólera del conde don Julián. Es la misma trama que desencadena la guerra de Troya: el rapto de Helena, la rabia de Aquiles que lucha con Paris. Esto es mitología pero a veces presupone a los hechos reales y es desencadenante de la evolución de los acometimientos. Bien lo saben todos aquellos que manejan los escrinarios y los biblioratos. La evolución de los sucesos no es una línea recta ni un gramil pero tiene que ver con la estadística. El mito de la Cava Florinda es aretalogía sin más una historia de héroes y la descripción del enojo de un dios forzudo que se ensaña con los mortales. No hay tema, argumento ni períoca pero los sucedidos se repiten a veces sin solución de continuidad. Don Rodrigo en la cava determina la porfía de don Rodrigo en la horca. Es el protagonista y don Opas el obispo felón el deuteragonista. Florinda un simple pretexto. No hay antilogía en este mito sino una congruencia absoluta de los textos. No hay más que consultar las epactas y echar un vistazo a los añalejos de lo que ha sido nuestro devenir. Los trasgos revuelven las ajaquecas de los barrios toledanos que siempre fueron morada de duendes. A veces las ciencias ocultas nos conducen a la acrosofía o a la sabiduría de las cosas de dios y esto es un ejemplo real, un barrunto que se ha cumplido, que se está cumpliendo, una parábola. A veces tengo la sensación de que España y los españoles arrastramos por el mundo el mal de ligadura. Alguien nos aojó y la leyenda del último godo subyace en los principios de tales encantamientos. Iban a producirse después más de medio centenar de campañas de Almanzor o expediciones en aceifa contra los moradores del norte. Abajo de la raya del Tajo los templos quedaron desolados, enmudecieron las campanas, las aras sin reliquias y sin santos las columnas. Es en definitiva el síndrome de la iglesia vacía y de los templos con olor a micciones gatunas de las que les he venido hablando. Al parecer, sin demasiada fortuna porque nadie me viene a hacer caso. Aunque el que avisa no es traidor. Lo que ahora vivimos es ya muy viejo. Se reproducen casi de calco los contextos de hace mil años mientras los “señoritos” dependientes de la zapatería nacional, excrecencias intelectuales del tardofranquismo, orlandos furiosos muy careados la generación del yogurt que se crió en la cultura de la queja han cogido una perra con esto de la II República. Quieren echar al rey que puso Franco pero lo tienen crudo.
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