Juan Urrutia, Crónicas de Bilduchistán

viernes 22 de julio de 2011

Crónicas de Bilduchistán

Juan Urrutia

D ICE un viejo refrán que “aunque Batasuna se vista de seda, Batasuna se queda”. Es una gran verdad demostrada por el talante de la formación mal llamada abertzale. Digo esto porque patriota (en euskera abertzale) es aquel que ama a su tierra y esta caterva de fanáticos sólo siente amor por la excitación que le produce el ejercer poder mediante el terror, la imposición ideológica y la exaltación de los ideales totalitarios que profesan.

Primero desaparecieron las banderas españolas, luego Bilduchistán se vio inundado de símbolos pro-etarras, regresaron las manifestaciones por la liberación de asesinos y ahora le toca el turno a la Vuelta Ciclista a España. Desde mil novecientos setenta y ocho la prueba deportiva no ha recorrido las carreteras vascas debido a las amenazas y sabotajes. Bildu, el PNV, Aralar y otros miembros de la manada nacionalista arguyen que se trata de un subterfugio para “españolizar Euskal Herria” y que se intenta “politizar el deporte”, dicen también que se pretende “negar la existencia de una nación vasca”. Tales consideraciones son tan ridículas que merecen como respuesta inicial una profunda e incontenible risotada: Bilduchistán no puede ser españolizado porque su cultura, lengua y costumbres son de forma natural españolas, aquí ya no habla euskera casi nadie (el batua no es euskera, sino una deformación artificial de la lengua plagada de neologismos latinos). El deporte lleva décadas politizado en este minúsculo territorio, no hay más que fijarse en cómo el Athletic de Bilbao sólo acepta jugadores de procedencia y estirpe vasca, además de los constantes intentos y chantajes del deporte vasco para ser considerado como un ente nacional sin relación con España. Por último, si esta campiña con cuatro casas, dos bibliotecas, diez mil bares y unas diferencias culturales basadas en las falacias fanáticas de Sabino Arana es una nación, si eso es así, yo solicito que España sea considerada un continente.

Muy poco ha tardado la bestia nacionalista en mostrar los colmillos, pletórica y ebria de poder se cree con derecho a modelar la Comunidad Autónoma Vasca para convertirla en el paradigma de lo imposible y enfermizo.


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