lunes, julio 18, 2011

Ladron de Guevara, Autismo politico

Autismo político



Ernesto Ladrón de Guevara



N UEVAMENTE se ha reproducido la imagen patética de un Zapatero incapaz de reconocer el daño producido, que trata de cargar sobre la oposición sus propios males.

Es injusto achacar a la oposición dejadez o falta de corresponsabilización en la búsqueda de soluciones y de no colaborar con la gobernabilidad del país. La labor de la oposición, en las democracias parlamentarias es la de controlar al gobierno y en plantear sus propias alternativas. No es de recibo que se le pida al Sr. Rajoy que avale las nefastas políticas del ejecutivo y que contribuya a ahondar aún más el desastre. A Rajoy se le puede exigir que busque pactos de Estado en cuestiones estratégicas y que avale decisiones de carácter estructural para sacar al país del marasmo, y nadie puede negar que no lo haya hecho en cuestiones cruciales.

Lo ocurrido con la limitación de la velocidad en nuestras carreteras es la metáfora de lo que ha sido Zapatero y sus políticas erráticas. Bajar el límite de velocidad a 110 km/h y a los cuatro meses volver a reponer el máximo autorizado a 120 km/h, es la mejor imagen gráfica de lo que han sido estas dos últimas legislaturas del desastre. No quiero saber, porque me pongo de muy mal humor, lo que ha supuesto esta medida para las arcas públicas y lo que ha podido embolsarse algún beneficiario directo de la medida. Pero la frivolidad de la cuestión es representativa de la trayectoria política de un socialismo zapateril en estado catatónico cuya estructura ideológica asemeja a un edificio en ruinas.

Zapatero no hubiera podido mantenerse de no haber sido por el parasitario apoyo de los nacionalismos periféricos que no desestiman ninguna oportunidad para acercar el ascua a su sardina, aunque con ello sean conscientes del daño producido al conjunto de los españoles. Esto sí que supone una urgencia nacional que obligaría a partidos con vocación pública a buscar acuerdos para impedir que estructuras políticas de poder cuyo objetivo es romper la unidad de España alcancen sus pretensiones. Es urgente, para salvar a España de la bancarrota económica y de la disgregación territorial, que el Partido Popular y el Socialista, si éste último aún tiene algo de español como indican sus siglas, reformen la ley electoral para impedir que los nacionalistas sean necesarios para configurar mayorías. En cualquier país de nuestro entorno sucede. No sé por qué tenemos que ser distintos.

El déficit público y la deuda proceden, fundamentalmente, de la disparatada estructura territorial del Estado y de la falta de corresponsabilización con las necesidades de nuestro país. En teoría las comunidades autónomas son Estado y sus presidentes representantes ordinarios del mismo, en la práctica el endeudamiento desmedido y la megalomanía productora de una burocracia desorbitada nos lastran a todos los españoles a la helenización de nuestra economía y a resultados imprevisibles.

Eso sí que sería objeto de un debate del Estado de la Nación, no el que vimos en el último, que nos deja fríos pues no aporta nada nuevo ni esperanzador al panorama político.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=6180

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