viernes, agosto 06, 2010

Violencia creciente

Violencia creciente

El Ministerio de Igualdad ha fracasado a la hora de poner freno a una lacra social que no desaparece con su recurrente palabrería y, menos aún, con acusaciones hacia los jueces

Día 06/08/2010

LA violencia contra la mujer es un problema que debe ser combatido con acciones eficaces y no con mera propaganda. Sin embargo, el Ministerio de Igualdad parece empeñado en buscar cualquier pretexto para eludir su responsabilidad en un fenómeno que desde el principio le vino grande. Durante la presentación de su último informe estadístico, el delegado del Gobierno para la Violencia de Género quiso ir más allá del enorme drama que revelan las cifras para responsabilizar a los jueces de la presunta desprotección en la que se hallan 161 mujeres —«en riesgo extremo», dijo— que deberían llevar pulsera de protección. Es lógico que desde el ámbito judicial le hayan recordado a este alto cargo que el deber de los jueces es aplicar la ley y que, por tanto, no pueden «repartir» pulseras si no se cumplen estrictamente los requisitos legales y sin los preceptivos informes policiales. A la desesperada, y sin rigor alguno, el departamento que dirige Bibiana Aído ha fracasado a la hora de poner freno a una lacra social que no desaparece con su recurrente palabrería y, menos aún, con acusaciones tan graves como las vertidas hacia los jueces. Las campañas se suceden, los medios no llegan a tiempo y la violencia no cesa: este año se está registrando un repunte del número de víctimas, con el peligro de un incremento a corto plazo, habitual en la segunda quincena de agosto.
Un amplio sector social sigue siendo particularmente insensible a la violencia de género, lo que obliga a intensificar las medidas educativas. Resulta alarmante que el 40 por ciento de la población culpe de la violencia a la mujer cuando continúa viviendo con el maltratador, y roza lo intolerable que un 6 por ciento justifique la agresión cuando una mujer pone fin a la relación de pareja. Tampoco es un éxito el teléfono 016, que Aído presentó como la panacea de todos los males: el número de llamadas ha disminuido más del 15 por ciento y, por supuesto, no es creíble que este descenso se deba a que ahora resulta menos necesario que antes, como afirma sin pruebas el delegado del Gobierno. Sigue siendo un reto pendiente mejorar la situación de las mujeres extranjeras, un colectivo especialmente vulnerable por su debilidad. A la vista del informe, está claro que la «ley estrella» de Rodríguez Zapatero, aprobada en su día con el máximo consenso, no ha cumplido las expectativas, acaso porque Aído y otros responsables políticos malgastan el tiempo en una retórica vacía de contenido, cuando no irresponsable, y no ponen los medios personales y materiales imprescindibles para frenar esa auténtica sangría que sufre la sociedad española.

http://www.abc.es/20100806/opinion-editoriales/violencia-creciente-20100806.html

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