martes, agosto 17, 2010

Ignacio Camacho, El apreton

El apretón

La maquinaria de gasto clientelar del Gobierno funciona con el combustible fiscal de las clases medias

IGNACIO CAMACHO

Día 17/08/2010

ESTE Gobierno tan, digamos, flexible a la hora de decir la verdad y tan experto en rectificarse a sí mismo resulta de una sinceridad y una exactitud aplastante cuando anuncia subidas de impuestos, aspecto en el que los ciudadanos serían sin duda indulgentes con las mentiras. Pero en materia fiscal no mienten ni dan marcha atrás, como ha podido verse en julio respecto al IVA. El año pasado el ministro Blanco, que ejerce de vicepresidente de facto, dejó caer el aviso por estas mismas fechas y en septiembre ya estaban los primeros papeles en los presupuestos. Así que quedan pocas esperanzas de que el nuevo anuncio sea un globo sonda; nos van a apretar las tuercas, y no va a ser leve la factura. El Gobierno volverá de vacaciones mirándonos fijamente el bolsillo de la cartera.
El objetivo es el IRPF, que es el único impuesto del que se puede extraer una recaudación significativa. Las figuras especiales «para ricos» no tienen impacto cuantitativo serio. El Gobierno busca a toda prisa dinero para mantener su maquinaria clientelar y no está dispuesto a recortar el gasto corriente de su hipertrofiada burocracia porque eso es precisamente lo que trata de mantener en el mayor volumen posible. Quiere pasta fresca y ésa está en el tributo de la renta, que en realidad es una imposición sobre las nóminas, la única bolsa contributiva de la que es imposible escapar con fraudes y triquiñuelas. Así que van a por ella. Nuestra socialdemocracia se ha convertido en un inmenso aparato clientelista que funciona con combustible fiscal; agobiado por el efecto del tímido ajuste de junio en sus expectativas de voto, el zapaterismo se dispone a exprimir a las clases medias para mantener de cualquier modo en marcha el tren de sus repartos de dádivas, contratos y subvenciones. Más madera.
El incremento de otoño se va a sumar a las subidas ya aprobadas en las autonomías bajo control socialista, lo que equivale a que muchos contribuyentes van a sufrir un alza cercana de entre el tres y el cinco por ciento: grosso modo, esos ciudadanos tendrán que trabajar casi un mes más para el Estado. Y encima los motejarán de ricos con la demagogia al uso en la retórica socialdemócrata, que suele criminalizar el éxito a escala modesta. Pero de las palabras de Blanco, que alude a la financiación general de los servicios públicos, se deduce ya una intención mucho más generalista: están estudiando subir varios tramos o crear otros nuevos, porque sólo con los tipos recaudatorios marginales no van a sacar lo que necesita la máquina de gastar.
Lejano queda el tiempo de la alegre posmodernidad en que bajar los impuestos era de izquierdas. El presidente se ha reconvertido por enésima vez a sí mismo. Para volver a los orígenes: ser de izquierdas consiste en penalizar el ahorro, frenar la inversión y lastrar el crecimiento. Como toda la vida.

http://www.abc.es/20100817/opinion-colaboraciones/apreton-20100817.html

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