Contra la juventud
TOMÁS CUESTA
Miércoles, 12-11-08
EL sublime Jardiel, un genio ingenuo, aseguraba que la juventud es un defecto que se corrige con el tiempo. A él, sin embargo, el tribunal del tiempo no le dio la ocasión de arrepentirse, corregir el disparo y enmendar la sentencia. Porque Jardiel, con la dichosa frase, hizo honor a su fama de prestidigitador del verbo pero puso, a la vez, en entredicho su capacidad profética. Incluso para un maestro indiscutible en los alardes pirotécnicos, jugar con las palabras es como jugar con fuego: puede ser que te escaldes o que mojes el lecho. Vamos, que, en este caso, se equivocó de medio a medio y el defecto de marras, venial y pasajero, nos trae a mal traer, nos ha sorbido el seso y nos obliga a ver el mundo con gafas de madera. En lugar de ceder, o de dulcificarse, al menos, el síndrome de Peter Pan -que se incubó en el vertedero de carroña del tenebroso siglo XX- ha adquirido ya dimensiones epidémicas.
¿De qué estamos hablando al hablar de juventud? ¿Del divino tesoro rubeniano o de una variante infernal de la miseria? Depende, todo depende. Una cosa es ser joven porque lo exige el calendario y por no hacerle un feo a la naturaleza y otra, muy distinta, que, si se quiere estar en la pomada, sea absolutamente imprescindible lucir una erupción de acné en el cerebro. «Casa en que no hay viejo no vale un pellejo», dictamina el refrán, vertiendo el clasicismo («Senectus primun consulenda») en un molde de áspera elocuencia. Cuando se trata de cernir las voces de los ecos, es forzoso escuchar la voz de la experiencia. O, mejor dicho, era. Si Ulises el astuto, que fue un héroe provecto, reestrenase ahora La Odisea, acabaría haciendo escala en Ítaca a borde de un crucero del Inserso.
Basta con asomarse a las valoraciones extraídas del resultado electoral en Norteamérica para certificar, de nuevo, lo evidente: la madurez es una lacra infame y el puerilismo, una virtud angélica. Además de un palabro, el puerilismo es un concepto que Huizinga puso en circulación allá en los años treinta. (O en negro sobre blanco, que, aún siendo un chiste fácil, no se puede negar que, hoy por hoy, viene al pelo). «El puerilismo -escribió el holandés- es la actitud de una sociedad que se comporta más infantilmente de lo que le permitiría su grado de discernimiento; de una sociedad que, en lugar de elevar al niño a la dignidad del hombre pleno, se rebaja a sí misma al querer convertirse en un parvulario eterno». Planteado el problema, el pensador no se recata al formular las consecuencias: «En ese magma de semilibertad -o de semiinconsciencia- la convivencia se transforma en un juguete que, antes o después, acaba por romperse». Y aquí andamos, señoras y señores, buscando, todavía, los fragmentos.
Quienes han dado vela al puerilismo en lo que quizás sea un bautizo o quizás un entierro, son los bocazas que sostienen que el éxito de Obama es más trascendente por haber esquilmado el caladero juvenil y copado el sufragio de la pos-adolescencia (y que levante la mano aquél que no conozca a algún adolescente que esté en la cuarentena). McCain, por el contrario, ha de expiar la horrísona vergüenza de acaparar los votos de infinidad de ciudadanos que ya no cumplen los cincuenta. ¡Anatema sea! El síndrome de Peter Pan hace que la política se vea reducida a una confrontación de edades, no de ideas. Un dogma recurrente del adoctrinamiento único (más vale no ofender al pensamiento) es que en cualquier adulto duerme un reaccionario; la juventud es la depositaria y la representación del Sueño. Y de ahí no se apean. ¿Habrá que recordarles que el abracadabra del fascismo era la «Giovinezza»? Nada, que no hay manera.
Jardiel -un genio ingenuo- erró, evidentemente. No obstante, planteaba lo mismo que San Pablo al reprochar a los Corintios que se aferraran al chupete: «También yo, siendo niño, hablaba como un niño, pensaba como un niño y razonaba como un niño, pero, al hacerme hombre, dejé de lado las cosas de los niños». Los tres a la caverna: Saulo de Tarso, Huizinga y Jardiel Poncela. Santa paciencia.
http://www.abc.es/20081112/opinion-firmas/contra-juventud-20081112.html
martes, noviembre 11, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario