Santiago Casero | Siempre ha sido así
Jueves 6 de Noviembre de 2008
El otro día, en una informal charla de café con un amigo y donde, indefectiblemente, se hablaba de economía tal y como procede en los tiempos que corren, éste me contaba la existencia de una leyenda sobre la realización de un curioso experimento.
El experimento realizado era el siguiente: Aprovechando que se estuvo presto a debatir la posibilidad de equiparar al simio con el hombre y dotarle de “derechos humanos”, un grupo de sociólogos encerró diez primates en una jaula dejándoles en el centro de la misma una escalera de libro sobre la que habían colocado una jugosa cesta de plátanos. Los monos, hambrientos como estaban, intentaban subir los peldaños para alcanzar el manjar pero, cada vez que lo intentaban, un gran chorro de agua a presión, escupido desde las paredes, daba con sus huesos en el suelo sin que alcanzasen una sola pieza de fruta. Cuando el agua dejaba de fluir, no faltaba algún simio que lo intentase de nuevo para toparse otra vez con el castigo a su osadía. Pasadas unas horas, cada vez que algún mono intentaba trepar por la escalera, los demás lo golpeaban y agarraban para que no lo hiciera sabedores que lo hacían por su “bien”. Los primates, evidentemente, desistieron de subir.
Entonces sacaron un mono de la jaula y lo sustituyeron por otro nuevo. Este, desconocedor de lo que sucedía, iba directo a la escalera buscando saciar su apetito pero los demás lo golpeaban y agarraban para que no lo hiciera. Ya no había agua a presión aunque, tras varios intentos, el mono nuevo desistió de subir si no quería seguir siendo golpeado por sus congéneres. Así, los sociólogos fueron sacando a los monos antiguos uno a uno y añadiendo un mono nuevo para que el número siguiese siendo de diez. Cada vez que entraba un simio nuevo e intentaba subir, recibía su correspondiente paliza, a la que se sumaban los monos nuevos que entraron antes que él.
Pues bien, cuando los diez monos antiguos habían sido sustituidos, los diez monos que quedaban no subían a por los plátanos, y cuando alguno lo intentaba, los demás se lo impedían a golpes. El detalle está en que ninguno de estos diez monos había sido castigado con la manguera, sino que desde que entró había visto cómo cada vez que intentaba subir, recibía una paliza.
Si a esos monos les hubieran preguntado: ¿Por qué les golpeáis a los que intentan subir a por los plátanos? Seguramente hubieran respondido: “No lo sé, pero es que aquí las cosas siempre se han hecho así.”
Y es que, evidentemente, el comportamiento de los primates y su razonamiento del “no lo sé, pero es que aquí las cosas siempre se han hecho así” alcanza bastantes semejanzas con las formas de actuar de sus “primos” los seres humanos. Así, cuando la izquierda acomete, encabezada por el juez estrella, una tropelía como es la Ley de Memoria Histórica, la derecha agacha la cabeza y calla, para no ser tachada de “franquista”, asumiendo su culpabilidad en unos hechos acaecidos hace más de setenta años. ¿Por qué?, se les podría requerir, y contestarían lo que seguramente hubieran respondido sus “primos” los simios.
En economía, pues más de lo mismo. Los bancos se “hincharon” a dar dinero hasta acabar con la liquidez existente, en aras de favorecer un consumismo despiadado que acabase ahogando la economía de las familias y de las pequeñas empresas. Las constructoras elevaron el precio de la vivienda para enriquecer a los prebostes de los Ayuntamientos quienes, cegados por su avaricia personal, han endeudado los consistorios hasta más allá de los límites permisibles. Y, cuando el “chiringuito” se cae, papá Estado busca ayudar, a costa de todos los contribuyentes, a quienes son los grandes culpables de la situación actual. ¿Por qué?, no lo sé, pero es que aquí las cosas siempre se han hecho así.
Casi veinte años después de la caída del comunismo, el capitalismo se encuentra “tocado del ala”. Y, para salvarlo, hay que estudiar su reforma o, lo que suena aún peor, su refundación. Para ello se comienza con la nacionalización de la Banca algo que, curiosamente, ha figurado en la norma programática de la Falange desde sus inicios allá por el periodo de entreguerras del siglo pasado (para más información, teclear en “google” las palabras nacional sindicalismo). Quizás se esté tratando hallar una tercera vía a los dos cadáveres vencedores en 1945 y no saben que esta existe desde 1934. Pero claro quienes pretendan ofrecer un cambio en lo económico basado en esos principios socio-políticos recibirán una soberana paliza por parte de quienes ni llegaron a conocer la manguera del chorro a presión. ¿Por qué?, no lo sé, pero es que aquí las cosas siempre se han hecho así.
http://www.minutodigital.com/articulos/2008/11/03/santiago-casero-siempre-ha-sido-asi/#more-392
miércoles, noviembre 05, 2008
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