lunes 3 de noviembre de 2008
Pobreza y paro
Rafael González Rojas (Elsemanaldigital.com)
P OCOS días después de que la Encuesta de Población Activa nos diese a conocer que el paro aumentó en más de doscientas mil personas, con lo que se sitúa en cifras equivalentes a las de 2004, el quinto informe elaborado por Foessa y Cáritas nos da a conocer que la pobreza en España se ha estancado desde 1994; o sea, que sigue afectando, como entonces, al 19,5% de los hogares españoles, lo que viene a suponer unos 8,5 millones de personas. ¿De qué ha servido la llamada "década prodigiosa" del crecimiento económico nacional? De nada. Todavía, en el decenio anterior, más concretamente, entre 1980 y los primeros años de los noventa, las desigualdades se redujeron bastante; pero ahora no ha ocurrido eso, todo sigue como en 1994, y lo que es peor, que puede empeorar como consecuencia de la crisis económica que se nos ha echado encima, sin que Zapatero, ahora tan empeñado en presentarse en la "cumbre" del G-20 en Washington, quisiera darse cuenta.
En resolución, que el informe Foessa-Cáritas pronostica que el 40% de los hogares españoles; es decir, unos 17 millones de compatriotas, están a punto de caer en la pobreza, que es la línea que establece unos ingresos por debajo de los 6.895 euros por persona y año. Estos "aspirantes" a lograr la dramática y oficial calificación de pobres, son los miembros de aquellas familias con hijos que han perdido el empleo y, por tanto, son excluidos socialmente, lo que afecta principalmente a personas mayores, mujeres, niños e inmigrantes.
En una España con tantas peculiaridades diferenciadas entre regiones (o nacionalidades, faltaría más) también la pobreza marca diferencias. Son, naturalmente, Extremadura, Ceuta, Castilla-La Mancha y Andalucía las zonas de España con mayor tasa de pobreza; y las que cuentan con menos pobres oficiales son Navarra, País Vasco y Baleares.
Pero aún hay otros pobres más pobres que los oficialmente pobres. Son los que sufren pobreza extrema. Nada menos que un millón y medio de españoles que no alcanzan a ingresar 3.360 euros al año. Esta situación es tres veces más habitual entre inmigrantes.
Muchos de los españoles que viven en la pobreza, oficial o extrema, o que se encuentran en el umbral de ella han llegado a esta penosa situación a causa del ladrillo. En efecto, uno de los estudios del informe que estamos comentando señala que el 43 por ciento de la población española está endeudada a causa de la vivienda. Mucho de los hogares pobres no lo serían si no tuviesen que destinar incluso hasta el 84,2 por ciento de sus ingresos a la compra de su vivienda.
El informe Foessa-Cáritas destaca también que los ricos son cada vez más ricos y, consecuentemente, los pobres cada vez más pobres. De la injusta distribución de la riqueza puede dar idea el hecho de que el 20% de los hogares más ricos disponen del 88 por ciento de los negocios por cuenta propia y del 92 por ciento del valor de las acciones. Por el otro lado, el creciente aumento de las cifras del paro son tan alarmantes, porque hará crecer las cifras de la pobreza, que se ha convertido actualmente en la primera preocupación de los españoles.
Las consecuencias humanas del desempleo son tantas e intensas que reclaman una respuesta de toda la sociedad. No discuto que sea necesario engrasar el sistema financiero, con tanta diligencia como se ha realizado, pero mucho más urgente es una política económica que favorezca la creación de empleo en este momento de crisis, que tanto tiempo ha perdido el Gobierno de Rodríguez Zapatero en reconocer. Ahora quiere ir a Washington a dar lecciones en la "cumbre" del G-20. Qué tiene que decir allí. ¿Va acaso a ofrecer soluciones para resolver la crisis financiera mundial? Más valiera que se aplicara en buscar soluciones para eliminar las colas del paro, el déficit comercial, la deuda pública y la reducción de la pobreza. Ahí tiene tajo.
http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp?Id=1822
domingo, noviembre 02, 2008
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