lunes, noviembre 17, 2008

Quintano, ¿Cuando nos asesinan a usted y a mi?

«¿Cuándo nos asesinan a usted y a mí?»

IGNACIO RUIZ QUINTANO

Martes, 18-11-08
MADRID. Primavera del 36. Ramiro de Maeztu saluda en la calle a Víctor Pradera, compañero de página en ABC:
-Don Víctor, ¿cuándo nos asesinan a usted y a mí?
La culta y dulce República no tardará en colmar las expectativas de «este gran tipo de puritano escocés» que, dice Pemán, es Maeztu.
Encarcelado desde agosto, a primeros de octubre envía una tarjeta manuscrita al secretario de la Real Academia, don Julio Casares, excusándose de no asistir a la sesión inaugural del nuevo curso, por estar «detenido gubernativamente». En la «saca» del día 29, de madrugada, encadenados de dos en dos, Maeztu va con Ramiro Ledesma, quien se abalanza sobre uno de los asesinos para arrebatarle el arma: «¡A mí me mataréis donde yo quiera, no donde queráis vosotros!», grita. Y cae herido de un balazo. Desde el suelo vocea para sus compañeros de celda: «¡Vosotros, si os salváis, vais a quedar muy pocos, y los que quedéis, estaréis siempre a merced de los arribistas y logreros...!»
A Maeztu lo acribillan en las tapias de Aravaca:
-Yo soy más feliz que vosotros, pues vosotros no sabéis por qué me matáis y yo sé por qué muero. Muero para que vuestros hijos sean mejores que vosotros.
María de Maeztu, su hermana, repetirá la pregunta tonta de España: «¿Qué hicieron los intelectuales, sus amigos de la juventud, que no pronunciaron una sola palabra ni pusieron su firma para salvar la vida del hombre bueno?»
En «Le Figaro Litteraire» del 12 de noviembre, Bernanos publica unas notas escritas en Palma de Mallorca sobre el asesinato de Maeztu: «La muerte de Maeztu honra a todo hombre que piensa... La peor desgracia de los revolucionarios es el matar estúpidamente... ¡Que Dios nos conceda una muerte semejante!»
De Maeztu se dice que no ha tenido tiempo de hacer un poema, una novela, una comedia, porque empezó a hablarles a sus semejantes a los veinte años y ya no se ha callado nunca.
A los veinte años, Maeztu es anarquista: por pura exuberancia vital, acomete su excéntrica travesía a gatas de la Cibeles, por «llamar la atención». A los treinta es republicano de la Institución Libre de Enseñanza, con colaboraciones en «España», la revista de la intelectualidad izquierdista, y en «El Sol», donde despacha unos editoriales republicanísimos luego atribuidos a Ortega. Por cierto, que Ortega, que le había dedicado fraternalmente su primer libro, borra su dedicatoria en ediciones posteriores. María, inútilmente, insistirá: «¿Cómo y por qué no hubo una voz, una sola voz, en España que se levantara en su defensa?» Baroja cuenta en sus memorias que en un viaje encuentra a Maeztu y Unamuno y procura evitarlos. Se dice que Ortega y Maeztu se encuentran en la escalera de una casa y no se saludan...
Maeztu, que ha nacido en Vitoria, es un zascandil universal que vive como un loco en París, La Habana, Madrid, Londres... Primo de Rivera lo nombra embajador en Buenos Aires. Al caer la Dictadura, escribe en ABC. Tira de máximas: «Ser es defenderse.» Y señala con el dedo a la República, que, como el rey del cuento, va desnuda.
Maeztu ve una República sin republicanos. Y señala a Largo Caballero, que en Don Benito proclama que los republicanos no representan nada, porque «no tienen detrás a la masa obrera». También señala al socialista Zugazagoitia, que declara: «No quiero defraudar a nadie. De un diputado se dice que representa a un distrito. Yo, no. Sólo represento a mis compañeros. A nadie más. No creo en el interés general. Clases antagónicas no pueden tener intereses comunes. ¿Está claro qué soy y cómo soy? Soy lo que son mis camaradas.»
Polemista sin rencor, polemiza con Camba sobre su teoría del sentido reverencial del dinero (tan actual). Escritor sin libros, su vida se consume en los periódicos. Y muere creyendo que lo hace para que los hijos de sus asesinos sean mejores.
Qué ajeno, este grande hombre, a la maldición de la Reina de Corazones del comunismo español en Roma:
-Hemos esperado treinta y nueve años, pero nuestra venganza durará cuarenta veces treinta y nueve años. La guerra no ha terminado.

http://www.abc.es/20081118/opinion-firmas/cuando-asesinan-usted-20081118.html

No hay comentarios: