miércoles, noviembre 19, 2008

Pablo Sebastian, La minisstra Chacon desvaria

miercoles 19 de noviembre de 2008
La ministra Chacón desvaría

Pablo Sebastián

Como la ministra de Defensa, Carme Chacón, se ha declarado enemiga de "eufemismos y dobles lenguajes", le vamos a decir con la mayor claridad del mundo que sus palabras sobre la situación de Afganistán y la posición española en esa guerra son, por una parte, muy imprudentes y ajenas a la realidad política y militar, y en lo que a España se refiere, opacas y faltas de la obligada transparencia. Decir, como ha dicho la señora Chacón, que Estados Unidos -primera potencia mundial, que paga y sufre esta guerra en la primera línea de combate- se debe poner a las órdenes de la ONU, en compañía de la OTAN, revela un desconocimiento supino de todo lo que le concierne como titular del Ministerio de Defensa de un país miembro de la OTAN y aliado del Gobierno de Washington. Y lo mismo se puede decir de la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, que ayer, incluso después de la protesta de un portavoz de la OTAN, volvió a leer la cartilla a los americanos y a los países atlánticos dando cursillos de cómo se debe hacer la guerra, de lo que se hace bien y lo que se hace mal, como si ambas damas fueran las grandes expertas de la estrategia militar del momento actual.

Por eso la ministra se ha ganado una pública reprimenda del portavoz de la OTAN, y a imaginar lo que habrán pensado en el Pentágono o en el entorno del general Petraeus, hoy al mando de la estrategia y de tropas americanas en Afganistán, si es que le han llegado semejantes comentarios de la titular del Ministerio de Defensa español.

Ya sabíamos que el conocimiento de las políticas de defensa y de seguridad de la señora Chacón cuando llegó al Ministerio de Defensa era igual a cero. Pero ignorábamos su capacidad de meter la pata de una manera tan burda y poco diplomática, convencida a lo mejor de que el nuevo presidente electo Barack Obama es el representante de una ONG mundial, o líder in pectore de esa Alianza de Civilizaciones que cobija la costosa y colorida cúpula de Barceló en Ginebra. Y que sea España, país que no está en primera línea de combate en Afganistán, quien dé cursillos de estrategia militar y política a la OTAN y Estados Unidos es el colmo del desvarío y una locuacidad impropia de un departamento en el que el secreto y la discreción deben imperar por encima de todo.

En cuanto a la posición española en Afganistán que la ministra no quiere ni comentar, está claro que España mandará más soldados y veremos si de una vez por todas a la primera línea de combate como el resto de sus colegas de la OTAN, en vez de esos eufemismos -éstos sí que lo son- de misiones de paz, humanitarias y de reconstrucción. Este incremento de soldados está en el precio o en el coste de las fotos de Zapatero en la Casa Blanca -pasadas y venideras- y de su nueva y angelical y socialdemócrata política exterior -ahora quiere meter a los sindicatos en el G20-, con la que el presidente pretende ocultar o desviar su fracaso económico y social ante la crisis que nos invade. Una vieja receta que los estrategas publicistas del presidente acaban de descubrir para poder inundar los telediarios con fotos y vídeos de los que se desprende, como dijo sin sonrojo la vicepresidenta De la Vega, que España, con Zapatero en el G20, abandonó el "rincón de la Historia" (sic).

Zapatero quería que una mujer fuera ministra de Defensa, y si además era de su clan monclovita, estaba embarazada y cumplía todos los requisitos de la cuota catalanista del PSC, con mayor motivo. Daba igual que no tuviera la experiencia política ni la preparación técnica para el cargo, porque eso se aprende con el tiempo (se pensó), y lo importante -en su caso- son las fotos de la propaganda, como las visitas a las tropas desplegadas en Afganistán o el Líbano, un recurso manido, muy escaso de riesgo y utilizado demasiadas veces, como las videoconferencias por Navidad.

Ahora bien, que la ministra no sepa hacer la "O" con un canuto es una cosa que ya sabíamos, pero otra muy grave es que su intervención demencial, y descalificadora para los aliados españoles que combaten en la primera línea en Afganistán, haya llegado al Congreso de los Diputados español, y de ahí a la OTAN y a Washington, sin que nadie en el Ministerio haya advertido a la señora Chacón de sus graves errores -éstos mucho más ciertos que los que ella ha detectado en la estrategia aliada-, de su imprudencia y de algo tan sencillo como que las tropas de Estados Unidos no se suelen poner a las órdenes de nadie, y menos aún de esa organización fantasmal que es la ONU, por mucho que la pinte de colores y la vista de seda Miquel Barceló.

http://www.estrelladigital.es/ED/diario/54741.asp

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