martes 18 de noviembre de 2008
LUIS POUSA
CELTAS SIN FILTRO
La cumbre era necesaria
Hay muchas formas de ver la cumbre de Washington del G-20, pero no cabe duda que era necesaria, porque, se diga lo que se diga, Bretton Woods, cuyo acuerdo tardó dos años en concretarse, fue superado por un sistema financiero global desregularizado y caótico, y pide nuevas fórmulas de gestión y control para no convertir en virtuales los procesos de acumulación de capital y hacer añicos los logros de la economía real.
A propósito de ese encuentro hemos oído muchas cosas s0bre el alcance de la crisis. Incluso, por parte de los señores Bush y Harper se nos ha vuelto a insistir -aunque con escaso éxito entre los demás asistentes a la cumbre, por lo que se aprecia en el documento final- en la bondad de los hedge funds y de las agencias de calificación.
Dos sonados fracasos del ultraliberalismo financiero e, intelectualmente, de uno de los iconos de culto del neconservadurismo ideológico, Alan Greespan. Quien todvía en su último libro, publicado cuando ya empezaban a detectarse, por los primeros seísmos, que las hipotecas subprime habían afectado a la dorsal del sistema, insistía en defender lo que luego terminó siendo un enorme tsunami, cuyos efectos concatenados sobre la economía real en todo el mundo aún no han acabado y cuyo coste es incalculable.
Está visto que la codicia no tiene por costumbre atender a las recomendaciones del sentido común, y la falta de regulación y la opacidad informativa son el ambiente en el que la codicia mejor desarrolla sus instintos más primitivos y asociales.
Es obvio que lo prioritario es superar la crisis, y en ese sentido el documento del G-20 no aporta grandes novedades respecto a lo que se ha escuchado en días anteriores, sin embargo y eso es lo verdaderamente destacable, apunta en una dirección en la que se aprecia la mano visible de Gordon Brown y el reconocimiento del keynesianismo.
Más todavía, lo acordado en la cumbre no se entiende sin el triunfo de Obama en las elecciones presidenciales norteamericanas y sin la evidencia de que en dos meses -el próximo 20 de enero- tomará posesión del cargo. Su sombra ha estado sobrevolando las cabezas de quienes se reunieron en el Museo Nacional de Arquitectura de Washington, por eso la lucha contra el paro, las inversiones en infraestructuras y las medidas fiscales conforman el trío de prioridades de los planes que los gobiernos de los países presentes en la cumbre pondrán en marcha en las próximas semanas.
Dentro de esos planes, las ayudas al sector del automóvil es una de las cuestiones que, previsiblemente, debe abordar cuanto antes la Unión Europea, con el fin de darle una salida armonizada y equilibrada al problema, en paralelo a lo que se decida en Estados Unidos. Una cuestión que interesa mucho en Galicia por el peso que tiene la automoción en la industria y el empleo.
La reunión del G-20 ha dejado claro que son necesarias varias reformas, empezando por superar el G-8 e ir a un G-22 en el que España sea miembro de pleno derecho, y que los criterios de competitividad y productividad se reformulen en un marco de relaciones comerciales alejado del proteccionismo, en el que el capital humano, el I+D+i y las infraestructuras sean sus puntos de apoyo. En ese sentido, Touriño acierta al aplicarle en Galicia esa estrategia.
http://www.elcorreogallego.es/index.php?idMenu=13&idEdicion=1071&idNoticiaOpinion=366008
lunes, noviembre 17, 2008
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