viernes 14 de noviembre de 2008
La cumbre de este fin de semana
José Oneto
Este fin de semana se reúne en Washington la Cumbre del G20+1 (España), que, convocada por el presidente de turno de la Unión Europea, Nicolas Sarkozy, y el presidente estadounidense, George W. Bush, va a intentar encontrar soluciones para la grave crisis financiera y económica que ha sumido a parte del mundo en una profunda recesion económica que, como en 1929, puede convertirse en recesión.
Tanto Sarkozy como Gordon Brown, primer ministro británico, que se han convertido en impulsores del encuentro, pretenden establecer nuevas bases o bien para refundar el capitalismo, como con cierta grandeur ha anunciado el presidente francés, o para establecer reglas para un renovado Bretton Woods.
Probablemente no se cumplirá ninguno de los pronósticos, dada la debilidad con la que Bush ha convocado la conferencia, a causa de la indiferencia con la que el nuevo presidente electo Barack Obama se ha manifestado respecto a la misma, y, sobre todo, por la debilidad de Estados Unidos, que en la Conferencia de Brettón Woods de 1944 fue capaz de establecer su hegemonía pero que ahora no se encuentra en condiciones de ejercer ningún tipo de liderazgo. Si bien el encuentro de Washington, en su momento, cuando peores eran los síntomas de la crisis financiera y económica mundial, despertó algunas esperanzas.
Ahora no parece que se vaya a resolver mucho, sobre todo conocida la actitud de Obama, que, con la excusa que sólo hay un presidente de Estados Unidos hasta el 20 de enero, se ha desentendido de cualquier tipo de acuerdo que se pueda adoptar a lo largo del sábado en dos sesiones de poco más de hora y media de debate y discusión cada sesión.
Si a eso añadimos que no hay muchas coincidencias entre la posición que va a defender la Unión Europea y la que defiende Estados Unidos, especialmente en lo que se refiere a las agencias de calificación (una de las causantes de la actual crisis financiera) y a los órganos de regulación y a la posición enfrentada que mantienen los países de economías emergentes, especialmente los latinoamericanos, lo más probable es que las decisiones que se adopten sean tan generales que sirvan de bien poco.
Por si acaso, ya se anuncia una nueva cumbre dentro de cien días, convocada por el nuevo presidente Barack Obama, en la que los acuerdos de este fin de semana sólo sirvan de punto de referencia si, efectivamente, hay algún tipo de acuerdo.
Los analistas que están siguiendo de cerca la cumbre aseguran que será muy difícil que los jefes de Estado reunidos en el Nacional Building Museum lleguen a un acuerdo. Los europeos, principalmente los franceses, quieren la creación de un órgano global de regulación financiera y también defienden una mayor supervisión de los fondos hedge, private equaty y derivados como los credit default swaps. Los americanos ven con cautela cualquier iniciativa global o política "contra el libre comercio". "No hay una visión común entre Estados Unidos y Europa", dice una fuente próxima del Gobierno Bush que está preparando la conferencia de Washington. "No existe la menor posibilidad de que Estados Unidos acepte un órgano de regulación mundial, ya que el presidente norteamericano no va a ceder el poder de Estados Unidos de regular su propio sistema financiero.
Por otra parte está el papel que quieren desempeñar los países emergentes, especialmente los latinoamericanos (México, Argentina y, sobre todo, Brasil), partidarios de una reforma radical del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial, posiciones que también son defendidas por España.
Según fuentes oficiales españolas, el presidente del Gobierno español, que por primera vez coincidirá cara a cara con George Bush, insistirá en la necesidad de una regulación y pondrá como ejemplo el de nuestro país, que gracias a las provisiones reguladas por el Banco de España el sector bancario ha sido capaz de hacer frente a la crisis financiera sin grandes problemas.
Todo lo que digan sobre un supuesto debate ideológico en torno a la socialdemocracia y al neoliberalismo será un debate estéril, sobre todo por la falta de tiempo. Dos reuniones de hora y media cada una con veinte intervinientes dan de hecho muy poco...
http://www.estrelladigital.es/ED/diario/53778.asp
jueves, noviembre 13, 2008
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